jueves, 4 de febrero de 2021

Reseña: EL DÍA DE LOS TRÍFIDOS, de John Wyndham.

 

Si algo descubrimos en el 2020, y todavía seguimos haciéndolo en el 2021, es que el ser humano está muy lejos de haber domado a la naturaleza. Así, esta es capaz de sorprendernos en cualquier momento, como lo ha hecho, con temibles virus que ponen nuestro mundo patas arriba. Pero, ¿y si la próxima vez no fueran los virus sino, por ejemplo, las plantas? ¿Qué podríamos hacer si se rebelaran contra el ser humano? La respuesta está en El día de los trífidos, la novela clásica de ciencia ficción de John Wyndham reeditada por Alianza Editorial, y el libro que comentaremos a continuación.

Un martes 7 de mayo la órbita terrestre atraviesa una nube de residuos de un cometa, lo que producirá un espectáculo que todo el mundo con capacidad para hacerlo vería en La Tierra. Bill Masen,  hospitalizado y con los ojos vendados, es de los pocos que no lo disfrutaría. Al día siguiente, gran parte de la humanidad estaría ciega. Bill, que podía ver perfectamente, tendría que apañárselas para salir del hospital y caminar por unas calles londinenses llenas de personas desesperadas. La ceguera permanente de estas personas preocuparía a Bill durante su periplo en busca de un lugar seguro, pero también otra amenaza: los trífidos, unas plantas que él conocería muy bien por haber trabajado en su cultivo y haberlas estudiado durante años. Cuando Bill rescata de un malhechor a la joven Josella Playton, le transmite a esta su miedo. Poco a poco, mientras buscan un lugar seguro en el que asentarse en este nuevo mundo, Josella comprobará que las sospechas de Bill son certeras, y que si no hacen nada por detenerlos, los trífidos acabarán con lo que queda de la humanidad.

Bill Masen es un joven biólogo que trabaja con trífidos, unas plantas de las que se extrae un aceite muy preciado y con las que se alimenta al ganado. Estas plantas son altas, carnívoras, parecen comunicarse entre ellas, pueden desplazarse y tienen un peligroso aguijón que no dudan en usar contra los humanos. Precisamente después de ser picado por un trífido, Bill acaba en el hospital con los ojos vendados. El día que han de quitarle las vendas descubre que la mayoría de la gente se ha quedado ciega, todos los que observaron la lluvia de meteoritos del día anterior. En este nuevo mundo de ciegos, reina el caos y la desidia. Menos mal que Bill encuentra a Josella y las ganas de seguir adelante.

Josella Playton es una chica de familia acomodada que tampoco observó la lluvia de meteoritos al ser drogada el día de autos. Guapa e inteligente, luchaba por borrar las huellas de su pasado justo antes del desastre. Y es que Josella escribió un libro de título escandaloso, lo que le reportó una buena suma de dinero, pero también mala fama. El gran desastre le proporciona una vida nueva, aunque no la que ella esperaba. Lo único bueno en esta vida es que está con Bill, el hombre que la salvará en la calle y que se convertirá en su pareja.

El día de los trífidos es una magnífica obra de ciencia ficción catastrofista que parte de una premisa: ¿qué pasaría si en el mundo hubiera una peligrosa especie vegetal y los humanos dejaran de ser su depredador y se convirtieran en su presa? ¿Podría una población vidente reducida, tal y como nos plantea esta novela, luchar contra unas plantas que son capaces de moverse y atacar a traición? ¿Y hasta qué punto son, en el mundo real, peligrosos los experimentos con seres vivos?

El día de los trífidos, en definitiva, es una obra de ciencia ficción que ha soportado bien el paso del tiempo, lo que quiere decir que sigue dispuesta a ofrecer a los lectores grandes dosis de emoción y aventura. Adéntrate ahora en sus páginas y descubre hasta qué punto puede ser peligroso experimentar con seres vivos, los daños producidos en la humanidad por la lluvia de meteoritos y las grandes dificultades que los pocos videntes tendrán que salvar para construir una nueva civilización, a pesar de los trífidos, siempre dispuestos a atacar a traición. ¿O es que acaso crees que no podrás luchar contra esta nueva plaga?

Cristina Monteoliva