Título: Un futuro hogar para
el dios viviente
Autora: Louise Erdrich
Traducción: Susana de la Higuera
Glynne-Jones
Publica: Editorial Siruela
Páginas: 321
Precio: 21,95 € / 11,99 € (eBook)
Hablamos mucho de la involución que
algunas sociedades parecen haber experimentado de un tiempo a esta parte,
cambios que hacen que los habitantes de ciertos países vean como sus derechos
se ven restringidos, cuando no elimados. La involución, sin embargo, es un
término que nació en el mundo de la ciencia, de la biología. ¿Y os imagináis
qué pasaría si de pronto la Madre Naturaleza, harta de los seres humanos,
decidiera dar unos cuantos pasos atrás? La respuesta está en Un futuro hogar para el dios viviente,
la nueva novela de Louise Erdrich que trataremos a continuación.
Cedar Hawk Songmaker es
una veinteañera embarazada de cuatro meses que ha sido criada por una familia
blanca liberal. Cansada de no encontrar su lugar en el mundo, y a pesar de la
amenaza que se cierne sobre todo el planeta ahora que el proceso biológico de
involución ha empezado en todas las especies vivas, Cedar decide poner rumbo a
la reserva india ojibwe donde vive Mary Potts: su madre biológica. Una vez
allí, Cedar no solo conocerá a su madre, con la que comparte su fe católica,
sino también a su abuela, una entrañable anciana en silla de ruedas; a su medio
hermana, una adolescente desordenada y de humor cambiante; y a su padrastro,
Eddy, el hombre que intenta combatir su depresión crónica mediante la escritura
de una novela biográfica que cuenta ya con miles de páginas. Cedar quiere saber
si ha habido alguna enfermedad en la familia que su hijo pueda heredar, como si
eso pudiera importar en un mundo en el que cada vez nacen más niños con
características similares a los de otras épocas de la Historia Natural de La
Tierra. Será cuando deje la reserva cuando la joven descubra que las mujeres
embarazadas han empezado a ser capturadas por el gobierno con fines
desconocidos y que quizá su hijo sea no solo importante para ella y su novio,
Phil, sino también para el resto del país.
Cedar, la protagonista
y narradora principal de esta original distopía que nos hace viajar a un futuro
próximo en el que la involución biológica no es solo una realidad, sino también
un proceso de desarrollo tan rápido que prácticamente no da tiempo a
comprenderlo, es una mujer que siempre se ha sentido perdida. Su conversión al
catolicismo le ha ayudado en los últimos años a paliar su dolor. Pero siente
que, hasta que no conozca a su verdadera madre y sus raíces ojibwes, no
conseguirá entenderlo todo.
Cedar, bautizada
paradójicamente como Mary por su madre ojibwe, viaja en un primer momento a la
reserva india a la que Eddy, su padrastro, volvió hace años con la esperanza de
conseguir cambiar muchas cosas. Una vez que se dio cuenta de que nadie quería mejorar,
Eddy se hizo con una gasolinera y empezó a combatir su depresión escribiendo
sin parar su vida.
Curiosamente, todo lo que Eddy (el
narrador secundario que conoceremos fundamentalmente a través de los fragmentos
de su obra) no consiguió cambiar pronto se verá transformado radicalmente por
un proceso involutivo que produce un cambio en el orden social, una
reorganización de las ciudades y la captura de todas las mujeres embarazadas
con fines desconocidos. Cedar deberá luchar por la vida de su bebé y la suya
propia en una carrera desesperada y de final incierto. ¿A dónde llegará
finalmente? Tendrás que leer esta emocionante historia para descubrirlo.
Un
futuro hogar para el dios viviente, en definitiva, es una
inquietante distopía feminista y de reivindicación de los derechos del pueblo
indio americano que nos plantea un escenario tan original como poco posible en
el que tienen lugar acciones humanas que, sin embargo, sí podrían darse en el
mundo real en un tiempo no tan lejano al nuestro. Una novela sobre el amor de
una madre, la necesidad de encontrar el lugar en el mundo de una mujer
desesperada y la importancia de conocer ciertos aspectos del pasado de cada
persona. Una historia impactante que seguro que, si te decides por ella, no te
dejará indiferente. Así que, ¿a qué esperas para emprender el viaje con Cedar?
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.