Título: Lectura fácil
Autora: Cristina Morales
Publica: Editorial Anagrama
Páginas: 424
Precio: 19,90 € / 9,99 € (eBook)
Existe en Italia una cadena de radio
cuyo eslogan dice «para gente muy normal» (para más inri, en inglés, que en si
en España nos quejamos del abuso de los anglicismos, lo de los italianos es ya,
como diríamos por aquí, la repera). El mensajito, por más que lo haya escuchado
mil veces, siempre me descoloca. ¿Qué quieren decir con eso de que solo ponen
música para la gente muy normal? ¿Qué entienden ellos por gente normal? ¿Es
solo la gente normal para ellos gente de bien? Y luego pienso: ¿qué tiene
exactamente de bueno ser normal? ¿Y todo esto a qué viene?, os preguntaréis
vosotros. Pues a que hace unas semanas leí Lectura
fácil, la novela de Cristina Morales ganadora del Premio Herralde 2018 y
por fin me he decidido a hablaros de ella.
Àngels, Nati, Marga y
Patri son cuatro mujeres discapacitadas mentales en distinto grado y
emparentadas entre sí que comparten un piso tutelado en primera línea de playa
de Barcelona. Aunque la convivencia no siempre es fácil, las cuatro han
conseguido vivir de forma prácticamente autónoma durante un tiempo. Cuando su
libertad se ve en peligro por culpa de los informes negativos de las encargadas
de la administración en vigilarlas, Marga decide que ha de encontrar una casa
para ocupar ella sola. Para ello, contará con la ayuda de Nati, su prima más
conflictiva, y de los componentes de un ateneo anarquista. Como es de esperar,
los planes de Marga se acaban truncando en algún momento del proceso. ¿Conseguirán
las primas seguir en su piso tutelado, a pesar de todo?
Esta es la historia de
cuatro parientas tan distintas entre ellas como valiosas por sí mismas. La
mayor de todas ellas es Àngels, una chica tartamuda que no tuvo problemas en
vivir en los centros rurales y urbanos para discapacitados mentales hasta que
allí empezaron a maltratar a sus primas. Àngels pensó entonces en cómo sacarlas
a todas allí. Su plan, después de varios pasos previos, las llevó a todas a
vivir en un piso tutelado del que pronto tal vez tengan que marcharse.
Pero antes de conocer a
Àngels y su historia, conoceremos a Nati. Nati, el personaje que más páginas
abarca de esta novela con sus memorias, sus argumentaciones y su rabia hacia el
patriarcado, los fachas y todo lo que crea que oprime a la mujer, era una
bailarina dedicada y una estudiosa a punto de acabar su doctorado cuando un
misterioso incidente la dejó discapacitada. Desde entonces, cada vez que Nati
se ofusca lo más mínimo, dos compuertas de cristal le tapan la cara y hacen que
no pare de discutir con quien sea hasta que ella le apetezca terminar. Como
bien dice su hermana, Patricia, es imposible discutir con Nati: ella siempre
hará lo que sea por tener la razón. ¿Y la tiene realmente? Pues yo diría que
aunque muchas veces se ponga un tanto pesada, buena parte de lo que Nati dice y
escribe (en esta novela veremos también un original Fanzine hecho por ella),
da, cuanto menos, para un buen rato de reflexión.
Patricia es la hermana
de Nati. A ella la conoceremos, fundamentalmente, por las declaraciones que
hace ante la jueza encargada de decidir si es necesario esterilizar o no a
Marga. Patricia, que apenas puede ver por una enfermedad degenerativa, habla
muy rápido y se altera con facilidad, lo que la lleva a llorar y a formar estropicios
en la cocina. Como veremos en los episodios protagonizados por ella, Patricia
quiere a sus parientas, pero también diría y haría cualquier cosa por quedarse
en el piso tutelado.
De Marga sabremos tanto
por lo que Nati cuenta de ella como por las actas de las descacharrantes sesiones
que se celebran en el ateneo anarquista al que acude para pedir ayuda. Marga
está deprimida desde que, no hace mucho en la narración, llegó a tener
consciencia de su discapacidad. Harta de que no la dejen vivir su sexualidad
(mucha) como ella quiere y de que los servicios sociales la controlen, decide
ocupar un piso con todas sus consecuencias.
Y luego está Àngels,
que ha decidido escribir una novela por el método de lectura fácil, un sistema
de escritura que se emplea para las personas que tienen mermadas sus
capacidades lectoras de forma temporal o permanente. Será a través de su novela
cómo sabremos del pasado de las cuatro mujeres, de los sacrificios de la mayor
de ellas y de su necesidad de buscar su lugar en una sociedad que intenta
llevar al redil de esa idílica normalidad a todo el que es diferente.
Imagino que a estas
alturas habréis leído ya todo tipo de opiniones sobre este libro, muchas de las
mejores reflejadas en la megafaja que la editorial ha impuesto a la segunda edición
de esta obra. Igual estáis ya hartos de leer que esta es una novela
revolucionaria, necesaria tanto desde el punto de vista feminista como desde el
de la revisión de las políticas actuales y de la sociedad en la que vivimos.
Una novela que para muchos puede resultar incómoda, para otros, una revelación
(ahí me incluyo: no voy a negar que esta obra me ha marcado) y para muchos una
lectura para nada fácil, a pesar de su irónico título (todo un acierto, he de
decir).
¿Por qué seguir
entonces hablando de este libro? Porque verdaderamente lo merece. Este es un
libro denso en contenidos que giran alrededor de la realidad de la sociedad
española, en general, y de ciertos colectivos, en particular, lo que podría
llegar a dar la sensación de que va a ser una lectura pesada. Y, sin embargo,
para el lector ávido de buenas experiencias lectoras estoy segura que resultará
todo lo contrario precisamente por estar también este libro lleno de elementos
que lo hacen de verdad auténtico: distintas formas de mostrarnos, con la
narración, la realidad de sus protagonistas; mujeres con personalidades muy
marcadas que buscan, unas, encajar en esta sociedad que mete en el mismo saco a
personas con distintas funcionalidades y los convence, en muchas ocasiones, de que
tienen que aspirar a ser como la gente supuestamente normal; otras que quieren
romper con la sociedad y vivir su propia vida; anarquistas más centrados en
discutir entre ellos cualquier concepto antes de centrarse en los temas
importantes por los que se reúnen; servicios sociales que ofrecen actividades
dentro de lo políticamente correcto y se escandalizan cuando alguien se sale de
sus normas establecidas y, sobre todo, montones y montones de momentos
verdaderamente desternillantes que hicieron que durante unos pocos días me
aferrara a las páginas de esta novela como Nati lo haría a una buena discusión
sobre machirulos y fachas.
Lectura
fácil, en definitiva, es una magnífica obra sobre cuatro
mujeres esclavas de un sistema que apenas les deja libertad. Una novela sobre
el derecho de cada persona a vivir su intimidad de la manera que le dé la gana,
lo pernicioso que resulta lo políticamente correcto en numerosos aspectos de
nuestra sociedad actual y lo mucho que nos queda por ganar en materia de
igualdad. Una historia llena de fuerza, originalidad, autenticidad, risas y
significado que no dejará indiferente a ninguno de sus lectores. Y tú, ¿a qué
esperas para hacerte ya con tu ejemplar de Lectura
fácil?
Por cierto, la gente
normal no existe. Es una falacia inventada para que algunos se sientan
tranquilos. Todos somos raros a los ojos de alguien. Y eso sí que está bien.
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.