Título: El diablo me obligó
Autor: F. G. Haghenbeck
Publica: Ediciones B
Páginas: 216
Precio: 17,90 € / 8,99 € (ePub)
Todos (o casi todos) sabemos de qué va
un exorcismo en el mundo de la ficción, de lo que el demonio hace en el cuerpo
de los huéspedes que parasita y de lo mucho que cuesta librarse de él. Estamos
acostumbrados también a ver cómo, tras el proceso, el demonio desaparece o
acaba ocupando otro organismo. Pero, ¿y si el exorcista pretendiera no solo
sacarlo de los cuerpos sino también atraparlo? ¿Y si una vez atrapados los
demonios pudieran estar a merced de unos cuantos? La respuesta a este par de
preguntas y a otras muchas las encontraréis en El diablo me obligó, la novela de F. G. Haghenbeck de la que hoy
vamos a hablar.
Tras acabar su servicio
en el ejército estadounidense, el cabo Elvis Infante volvió al East End, uno de
los barrios más variopintos de Los Ángeles, para seguir haciendo lo que mejor
se le da: exorcizar demonios, atraparlos
y luego entregarlos a otros que los mandan a pelear entre ellos o con seres
celestiales, como los querubines. En su última cacería, en la que le ayudará
una antigua amiga a la que él llama Ricitos, le acompañará el padre Benjamin.
¿Conseguirán esta vez atrapar al gran demonio o, por el contrario, serán ellos
tres los que sucumban a su poder?
Elvis Infante es un
diablero que, tras tener que matar el mismo a su hermano poseído por un demonio
y pasar por ello una temporada en la cárcel, fue reclutado por el ejército de
los Estados Unidos y viajó a Afganistán, donde se enfrentó a un gran demonio en
una importante misión. Tras volver a casa, Elvis seguirá en contacto con su
antiguo capitán, quien está conectado directamente con el Cónclave, un grupo de
personas que no cree en el dominio del cielo o del infierno. También conocerá a
cazadores de diablos nuevos, como el poco ortodoxo padre Benjamin, un cura que
no deja de cometer pecados.
Si bien Elvis es un
tipo seguro de sus capacidades como exorcista, el padre Benjamin no las tiene
todas consigo en ese sentido. Él se decantó en el sacerdocio como los nobles
sin grandes herencias en la antigüedad, o sea, porque pensaba que era su única
salida y una forma cómoda de vivir. Una vez en su parroquia, sin embargo, se
dedicaría a cometer todo tipo de pecados, sobre todo el de la lujuria. Su
primer exorcismo le llegó por casualidad y prácticamente como un castigo por
sus faltas. ¿Será capaz de mantener el tipo una vez que descubra que la de
cazar demonios es su nueva misión en la vida?
El
diablo me obligó es una novela que nos hace saltar
continuamente en el tiempo para darnos a
conocer las aventuras de Elvis en Afganistán con el ejército
estadounidense, el primer caso de exorcismo real para el padre Benjamin, el
exorcismo que hacen Elvis y Benjamin con la ayuda de Ricitos y la dura vida de
esta última, entre otras muchas cosas. A la narración se suman también noticias
y papeles confidenciales que nos hablan de lo que supuestamente nadie quiere
que salga a la luz y lo que se cuece en el mundo de los diableros y los que están
por encima de ellos.
¿Y qué son los
diableros exactamente? Ni más ni menos que cazadores de seres angelicales y
demoniacos, aunque también pueden ser criadores de ellos. Una vez que capturan
a estos seres, los mandan a luchar de forma clandestina. Algunos mueren en el
intento y otros, como pronto descubriréis, son capaces de hazañas tan épicas
como emocionantes para el lector.
El
diablo me obligó, esta novela que tanto bebe del mundo del
cómic, fue galardonada con el prestigioso Premio Nocte y pronto tendrá su
versión televisiva en Netflix. Por lo que he visto, la serie no será
exactamente igual que la novela, así que si quieres saber cómo es la historia
original antes de decidirte por la segunda versión, yo te recomendaría que te
hicieras con un ejemplar de esta obra llena de acción, terror, monstruos
terribles y personajes singulares que harán las delicias de todos los amantes
de las historias en las que el Cielo y el Infierno se enfrentan. ¿Te las verás
tú también con los demonios a través de la lectura de esta obra? ¿O acaso temes
quedar atrapado en ella?
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.