martes, 22 de mayo de 2018

Reseña: HAMBRE. MEMORIAS DE MI CUERPO, de Roxane Gay.


Título: Hambre. Memorias de mi cuerpo
Autora: Roxane Gay
Traducción: Lucía Barahona
Publica: Capitán Swing
Páginas: 288
Precio: 20 €

Algunas personas que nunca han tenido que luchar con un peso escaso o excesivo a los ojos de la sociedad miran a los que sí lo han hecho, o hacen, como a personas vagas que están así porque quieren. No se preguntan qué hay detrás de todo eso, si tal vez han intentado encajar dentro de los cánones sociales pero no lo han conseguido. No piensan en lo mal que puede que lo estén pasando por todos esos asuntos que no les dejan no solo dejar de tener un peso que puede resultar poco saludable sino, además y más importante, permitirse ser felices con su cuerpo. A todas esas personas les recomendaría que leyeran Hambre. Memorias de mi cuerpo, el nuevo libro de Roxane Gay del que hoy os voy a hablar para que también vosotros tengáis en consideración su próxima lectura.
Roxane Gay es profesora en una universidad estadounidense, una persona crítica muy activa en redes sociales, una escritora de artículos en internet, una novelista de ficción y una brillante ensayista que se consagró en el mundo literario con la publicación de su libro Mala feminista (del que nos hicimos eco en La Orilla de las Letras en su momento). Gay es, como veis, una mujer grande, en muchos aspectos, aunque en Hambre. Memorias de mi cuerpo, su nuevo libro de artículos autobiográficos, ha preferido hablarnos del aspecto físico del concepto desde todos los puntos de vista (un buen número) que ha encontrado desde que empezó a ganar peso hasta el momento.
Aunque la obesidad puede tener un componente genético en muchos de los casos, lo cierto es que la mayoría de la gente que tiene un peso bastante por encima de lo que se consideraría saludable suele tener problemas para perder peso por distintos motivos. Dejar ciertos hábitos nos cuesta a todos, desde luego, más aún cuando están ligados a la forma en la que nuestra psicología se ha ido conformando a lo largo de los años. Como veremos en Hambre. Memorias de mi cuerpo, en el caso de Roxane Gay lo que hizo que comenzara a refugiarse en la comida y en un aspecto físico que la hacía pasar, paradójicamente, desapercibida entre la multitud, fue una violación múltiple en la preadolescencia de la que no habló con nadie hasta muchos años después. El trauma y la baja autoestima la han acompañado a lo largo de su vida y solo ahora, tras años pensando en sí misma y tras un largo proceso de aceptación, comienza a darse cuenta de cómo sanar sus heridas y comenzar a estar feliz con su cuerpo.
Este libro no es un manual de autoayuda, sino más bien un diario de una mujer inteligente que se busca a sí misma, que se culpa por ciertas cosas y espera ser feliz con otras. A lo largo de estas páginas, conoceremos el análisis que Gay hace de su infancia, su familia, los programas de televisión que nos invitan a alcanzar la felicidad adelgazando, las clínicas de adelgazamiento, lo incómodos que son los espacios públicos para las personas que se pasan del peso medio, etc. Descubriremos, además, que se puede querer perder peso y a la vez no quererlo, por no estar preparado para ello, que la sociedad sigue siendo muy hipócrita e injusta y un montón de aspectos interesantes de la vida de Gay, entre otros muchos interesantes temas que, sin duda, harán reflexionar al lector.
Hambre. Memorias de mi cuerpo, en definitiva, es un libro sincero e intimista escrito con el estilo directo y atrayente de Roxane Gay, una mujer que cada vez tiene menos miedo de hablar de sí misma si con eso consigue sanar sus heridas internas y, de paso, ayudar a otras personas a reconocer el origen real de sus problemas para, por fin, intentar ser más felices. Un libro sobre lo que significa tener sobrepeso hoy en día escrito en primera persona que ayudará a entender los sentimientos de muchas personas. Una obra que espera a que la descubras con sus virtudes y sus defectos para contarte todos sus secretos, anhelos y esperanzas. ¿Estás preparado?
Cristina Monteoliva


©Cristina Monteoliva