Título: El hombre de las marionetas
Autor: Jostein Gaardner
Traducción: Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo
Publica: Ediciones Siruela
Páginas: 240
Precio: 18.95 € / 9.99 € (ebook)
¿Qué es una familia? ¿Personas relacionadas por lazos
de sangre? ¿Es eso lo más importante? Una familia, en el sentido amplio del
término, es el núcleo básico de las relaciones humanas, el primer contacto
social que tenemos y que marca nuestro aprendizaje a través de la herencia de
conocimientos que recibimos de nuestros mayores. Es decir: las relaciones
familiares son el núcleo de la transmisión de nuestra cultura. Impresiona
echarle un vistazo a nuestro árbol genealógico. Saltando de hijos a padres
podemos ir viajando hacia atrás en el tiempo y preguntándonos sobre esos
pequeños cambios culturales que se dieron de generación en generación desde el
mundo antiguo hasta hoy. Tanto en la época romana, en el Renacimiento o en la
Edad Media había un familiar nuestro, estuviera donde estuviera.
De la
misma forma, las palabras tienen familia. Están emparentadas unas con otras, y
no sólo en un idioma, sino que muchas palabras de distintos idiomas tienen los
mismos ancestros. Probablemente, porque
lo que están emparentados no son las palabras, sino los propios conceptos que
van pasando de generación en generación, de familia en familia, creciendo y
evolucionando hasta nuestros días.
Familia.
Eso es justamente lo que le falta al protagonista de El hombre de las marionetas, de Jostein Gaarder. Jakob es un hombre
solitario, sin hijos ni parientes cercanos, y que apenas tiene relación con su
exmujer. Por ello busca tener el arropo de una familia de dos formas: acudiendo
a entierros de personas que no conoce e investigando las familias de palabras,
hallando su entronque en los distintos idiomas hasta su ancestro común
indoeuropeo. Y es que en un entierro son especialmente visibles las relaciones
familiares. Jakob investiga al difunto para poder contar su historia con él y
poder hablar con la familia sintiéndose uno de ellos. Así entabla una relación
azarosa con la familia de Erik Lundin, con cuyos miembros va coincidiendo a lo
largo de los años en distintos entierros, con lo que puede seguir la evolución de
los mismos y conocer a través de ellos a Agnes, a quien va dirigida la
historia.
Jakob
necesita contarle toda su historia a Agnes porque, por primera vez en mucho
tiempo, siente algo especial. ¿Qué le ocurre a alguien sin familia? Que no
encuentra fácilmente su identidad, al no sentirse auténticamente miembro de
ningún grupo. Jakob vive como si fuera un espectador, más que como un legítimo
integrante de la realidad. Y para sacar
sus auténticos pensamientos tiene que recurrir a su amigo Pelle, una marioneta
que le acompaña desde niño y que, una vez que se la enfunda en el brazo, cobra
vida sacando su «otro yo».
Jostein
Gaarder, conocido por El mundo de Sofía,
continúa con El hombre de las marionetas
su trabajo de plantear los entresijos de la filosofía y la cultura a través de
sus novelas. En esta ocasión investiga
las relaciones entre personas y su importancia en la creación de nuestra
identidad. Nos brinda la posibilidad de
reflexionar sobre el mundo que nos rodea y la evolución de las palabras y los
conceptos a los que apunta. ¿Ha cambiado tanto el mundo? Tal vez leer esta
novela nos ayude a responder a esa pregunta.
Sergio M. Planas