Queridos
seguidores de La
Orilla de las Letras,
se
supone que hoy es el lunes más triste del año. Sin embargo, en este blog
creemos que no hay lunes cenizo si publicamos nueva entrevista para conocer
mejor a un autor, en esta ocasión, a Iñaki
Sainz de Murieta.
Iñaki Sainz de
Murieta es un antropólogo, escritor y guionista
guipuzcoano de renombre que cuenta con una profusa producción que figura en el
catálogo de editoriales de España, Argentina y Estados Unidos, siendo la narrativa, el ensayo y el cómic los
géneros que más ha trabajado y por los que más se reconoce su obra. De entre su
abundante producción destaca especialmente su colección juvenil Las aventuras de Kanide, que consta de
siete títulos hasta la fecha, sin olvidar por ello sus cómics de carácter
histórico, su novela Ik’hue. Lazos de
sangre o la publicación Narraciones
y leyendas vascas.
Dicho
esto, vamos con las palabras de nuestro autor:
¿Cuándo
descubriste que la escritura era algo más que un pasatiempo?
Puede sonar mal, pero cambié el
chip al tercer año de cobrar las liquidaciones pertinentes por parte de la
editorial. En ese momento comprendí que no solo era algo que disfrutaba enormemente,
sino que, a largo plazo, podía ayudar a mejorar las condiciones de vida de mi
familia. Eso marcó un antes y un después.
¿Qué
lecturas crees que te han influenciado como escritor?
De adolescente leía muchísimo a Michael Crichton, pero también a autores como Quiroga, Verne, Poe, Lovecraft, Víctor Hugo, Dostoievski, Pío Baroja, Alberto Vázquez-Figueroa, etc. Soy la suma de todos ellos, aunque no sé si ellos verían su obra reflejada en mí. Esa es la gran pregunta.
©
Iñaki Sainz de Murieta.
¿Qué
estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?
La taberna, de Émile Zola. Es extraordinaria por muchos motivos. Es canalla,
irreverente y cruda como pocas. Me apena no haberla leído antes, pero hay
tantísimas obras y tan poco tiempo…
Siempre apostaré por los clásicos para seguir aprendiendo, puesto que la
evolución de un escritor depende en gran medida de sus lecturas.
¿Cómo
compaginas la escritura con tus otras facetas profesionales?
Como buenamente puedo. Es
complicado sacar tiempo de donde no lo hay, sobre todo teniendo familia, pero
al ser una actividad bastante flexible tanto en tiempo como en espacio, procuro
aprovechar aquellas ventanas que me permitan adelantar los proyectos. Los que
me conocen saben que utilizo los trayectos en transporte público para escribir,
aunque solo me dé para esbozar dos o tres párrafos cada vez. De momento tengo
que seguir haciendo equilibrios, porque apostar por la literatura en
exclusividad es un riesgo que no pienso cometer. No cuando el bienestar de los
míos depende ello. Hay demasiados factores que pueden condicionar los cobros y
eso es muy duro.
¿Cómo
ves el panorama literario actual?
Caótico. Hay una saturación de
oferta que perjudica terriblemente a la profesión, mientras se cierra una
librería tras otra por culpa de la especulación inmobiliaria y la falta de
relevo generacional.
A esto hay
que añadir el impacto de la IA, que está dando mucho de qué hablar y que debe
regularse lo antes posible por el bien del sector cultural.
¿Eres
escritor mapa o escritor brújula?
Depende en gran medida del
proyecto. Para desarrollar cómics históricos es imprescindible saber a dónde
quieres llegar, porque no te puedes inventar la historia, pero para todo lo
demás dejo que la creatividad fluya. En todo caso, no me gustan esas etiquetas
porque no responden a la realidad de la profesión.
¿Por
qué el cómic y la narrativa juvenil?
Bueno,
también he publicado ensayo y otros géneros que poco o nada tienen con el
público juvenil. Pero, volviendo sobre tu pregunta, es importante producir
textos que acerquen la lectura a una población cada vez más tendente a las
pantallas y menos al papel.
En el caso de los cómics, todo nació de la mano de Luis Rafael, editor de
Verbum, que fue quien me lo propuso. En vista del resultado, creo que fue un
acierto, a pesar de las dudas iniciales.
De
todos tus libros publicados, ¿de cuál te sientes más orgulloso?
Es
difícil escoger solo uno, pero imagino que Narraciones
y leyendas vascas me define muy bien como autor y eso siempre es motivo de
orgullo. El trabajo de investigación que subyace se alarga durante muchísimos
años, ya que recoge en las narraciones que la conforman numerosos elementos
etnográficos, folclóricos, históricos y antropológicos. También genera
controversia, porque la obra culmina con un aquelarre. Es muy yo.
¿Qué
puedes contarnos de Las aventuras de
Kanide?
Es, hasta la fecha, la colección
más importante en mi carrera profesional. Gracias a ella he consolidado mi
trayectoria, porque son ya siete volúmenes publicados y el público demanda más,
aunque ahora mismo considero que la historia debe quedarse donde está. El final
lo merece.
Con ella
procuro acercar a los alumnos de Ed. Primaria la forma de vida del Paleolítico
europeo, ofreciendo láminas de arqueología experimental y compartiendo una
suerte de vivencias que parecen impensables con la perspectiva actual, pero que
formaban parte de la vida diaria de las personas tiempo atrás. Además, el
trabajo de ilustración de Miguel Berzosa (Donostia, 1945) es impresionante.
Lo más
complicado de esta colección es mantener la tensión narrativa, ya que está
escrita en primera persona y solo cabe el descanso cuando otros personajes
participan en los diálogos. Una vez una niña me dijo que Kanide no se callaba
nunca, y es verdad, porque sin él no habría historia posible.
¿Y
qué nos dices de Ik’hue. Lazos de sangre?
Es la
clásica novela de aventuras, muy dinámica y bien contada. La palabra que mejor
la define es pasional. Los protagonistas son nativos norteamericanos y
la historia transcurre antes de la llegada de los europeos, por lo que poco o
nada tiene que ver con los clásicos westerns a los que tanto nos han
acostumbrado desde Hollywood.
La tribu es ficticia, porque no quería incurrir en errores de bulto,
pero, al igual que ocurre con el resto de mis obras, la carga de investigación
y documentación es de aúpa, más de allá de las debidas y necesarias licencias
artísticas.
Para quienes ya la han leído, se alegrarán al saber que, si las ventas
evolucionan como deben, entiendo que saldrá la segunda parte en un futuro no
muy lejano, aunque no será este año. Mientras tanto, estoy publicando con
periodicidad mensual los Mitos y leyendas
de los Ik’hue en la revista cultural Hojas Sueltas.
©
Iñaki Sainz de Murieta.
¿Qué
acogida ha tenido Narraciones y leyendas
vascas?
Extraordinaria.
Las críticas son tremendamente positivas. Es un proyecto muy especial, alejado
de las publicaciones que se suelen realizar sobre mitología vasca y creo que he
dado en el clavo al enfocarlo al público adulto. Los lectores están encantados
con ella y los críticos la ponen como ejemplo del realismo mágico vasco. No
puedo pedir más.
¿Qué
nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Si nada se tuerce, cuento con la
confianza para desarrollar el guion de varios cómics más, a los que me debo,
sin olvidar por ello otros proyectos. Creo que supero la media docena de obras
en el horizonte, pero siempre suele perderse algo por el camino. En todo caso,
tengo encargos de sobra para no aburrirme, que es lo importante.
¿Te
gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Sí. Y esto creo que es importante
que los lectores lo sepan: nada me hace más feliz que saber que mis libros
están en las bibliotecas públicas a lo largo de todo el mundo, a disposición de
quien quiera. Gracias a todos. Jamás habría imaginado que mis obras tendrían
tanto alcance.
Dicho esto,
antes de comprar a ciegas, pedid mis publicaciones a vuestro bibliotecario de
confianza. Con suerte, no se contentará con una única obra y pedirá más, por lo
que la confianza de las editoriales con las que trabajo aumentará, como también
lo harán los royalties. Si queréis ayudar de corazón a un autor, haced
eso siempre que tengáis ocasión.
Muchas
gracias, Iñaki, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Esperamos
que tu carrera literaria siga siempre tan próspera.
Y
a vosotros, amigos lectores, gracias por estar un día más al otro lado de la
pantalla.
Cristina Monteoliva