En España y en otros
países del llamado Primer Mundo, ya no hay tantas familias numerosas como
antes. La mayoría de los adolescentes tiene uno o dos hermanos o son hijos
únicos. Probablemente, casi todos dispongan de habitaciones individuales. Pero,
¿cómo será para una chica de once años que tiene seis hermanos compartir
espacio con varios de ellos? Para descubrirlo, nada mejor que leer la estupenda
novela gráfica Espachurrados, de
Michelle Mee Nutter y Megan Wagner Lloyd. Intentaré convencerte de ello a lo
largo de esta reseña.
Annie
vive en Hickory Valley con sus padres y sus seis hermanos. Aunque casi siempre
se lleva bien con todos ellos, a pesar de lo ruidosos que son, está cansada de
compartir habitación. Por desgracia, ella es solo la segunda del clan, y el
cuarto individual le ha tocado a su hermano mayor. Dispuesta a sacar de donde
sea un espacio propio, Annie se dispone a trabajar duro para conseguir dinero.
Mientras tanto, crea una obra de arte para la feria veraniega y se enfrenta a
cambios en sus amistades. Todo se complica cuando a la madre de nuestra chica
le ofrecen un estupendo trabajo en la otra punta del país, uno que permitiría
que su padre se quedara escribiendo y cuidando la casa. ¿Podrá Annie con tantos
cambios?
Ser
una chica preadolescente (nuestra protagonista y narradora tiene once años)
nunca ha sido fácil. Llega el momento en el que necesitas tu propio espacio
para estudiar, crear o simplemente relajarte. Como vemos en Espachurrados, esto se complica cuando
tienes una familia numerosa. Por mucho que quieras a tus hermanos, tu necesidad
de encontrar tu propio rincón es cada vez mayor. Y rendirse no es una opción.
Annie
es una joven creativa y luchadora dispuesta a todo por conseguir su propio
cuarto. Con ayuda de sus hermanos, buscará trabajillos en el barrio para
conseguir dinero con el que alcanzar su sueño. Como es de esperar, no todos los
planes saldrán bien, lo que nos proporcionará momentos muy divertidos.
Nuestra
protagonista no solo tiene el problema de la habitación: a su alrededor todo
está cambiando, especialmente con sus amigos, y ha de adaptarse. Para colmo,
probablemente se muden a la otra punta del país, lo que conllevará empezar de
cero con el colegio y los amigos.
Lo
bueno de las novelas gráficas es que puedes ver qué pasa durante los silencios
de los personajes, su forma física de reaccionar y hasta imaginar con las
viñetas su forma de hablar. Espachurrados
es una obra en la que la imagen y la palabra espantan a la perfección,
transmitiendo un sinfín de emociones al lector.
Espachurrados
es, en definitiva, una historia divertida, amena y enriquecedora sobre lo que
significa hacerse mayor y tener que afrontar cambios relevantes en tu vida. Una
novela gráfica sobre la importancia de la familia, la amistad y la propia
realización personal. Una lectura la mar de recomendable tanto para jóvenes
como para adultos.
Cristina Monteoliva