Hay padres que no
esperan nada de sus hijos, que les dejan fluir a su aire, libres de decidir sus
caminos; otros, sin embargo, planifican la vida de sus vástagos desde la cuna,
de manera que en cuanto estos se salen del sendero marcado, que es lo que suele
suceder, los progenitores se sienten traicionados. De esto, fundamentalmente,
va La mejor voluntad, la novela de
Jane Smiley. Si quieres saber qué más puedes encontrar en este libro, solo
tienes que seguir leyendo esta reseña.
Los
Miller, Robert, Elisabeth y su hijo Thomas, viven de forma autosuficiente en su
granja a las afueras de un pueblo americano. Sin electricidad ni aparatos que
les hagan la vida más cómoda, no solo cultivan sus propios alimentos, sino que
también construyen sus propios muebles y cosen su ropa. Su única conexión
diaria con el mundo exterior son los viajes diarios de Tommy a la escuela. Será
allí, en el colegio, donde Tommy rompa las muñecas de una compañera. Este será
el primero de un buen número de incidentes que no harán más que descolocar a su
padre. ¿Será posible que vuelva la armonía a la familia? Pero, es que acaso esa
armonía existió alguna vez?
Robert,
Elisabeth y Thomas son una familia que vive de forma autosuficiente en una
granja. O, al menos, así es como ellos lo ven. Los demás creen que son pobres,
que su finca a las afueras de Moreton (Pensilvania) lo único que les aporta es
precariedad.
Robert
es feliz en la granja. Sospechamos que Elisabeth, siempre buscando refugio en
la religión, no lo es tanto. ¿Y Tommy? Tommy deja claro que algo va
verdaderamente mal cuando comienza a fastidiar a una de sus compañeras de
colegio. Todo comienza con la rotura de unas muñecas. ¿Hasta dónde llegará el
niño?
¿Quiere
Robert a su hijo tal y cómo es? A Robert le gusta ver que su hijo hace lo
correcto. ¿Cómo se tomará que el niño comience a comportarse de una forma
totalmente anómala?
Las
familias perfectas no existen, ni siquiera las que deciden vivir de una forma
más acorde con la naturaleza, descubriremos en esta novela que nos da a conocer
quince meses en la vida de esta familia. En la de los Miller, cada uno parece
querer algo bien distinto, si bien será Tommy el que haga que los cimientos de
la vida anterior de la familia se tambaleen. ¿Hasta qué punto? Leed vosotros
mismos y comprobad la magnitud del daño.
La mejor voluntad,
en definitiva, es una corta pero profunda e impactante novela que nos invita a
explorar lo más íntimo de una familia que parecía feliz pero quizá no lo era
tanto. Se trata esta de una magnífica obra sobre relaciones familiares y deseos
individuales que chocan de pleno con los fines colectivos, que no dejará
indiferente a ningún lector. Y tú, ¿a qué esperas para conocer a los Miller?
Cristina Monteoliva