Título: Dulceagrio
Autora: Stephanie Danler
Traducción: María Luz García de la
Hoz
Publica: Malpaso
Páginas: 368
Precio: 22 €
Me sentí perdida cuando acabé mis
estudios universitarios. En la ciudad en la que había estudiado no había muchas
oportunidades, y por aquel entonces tampoco podía desplazarme a otro sitio.
Tuve lo que podríamos llamar una crisis nerviosa y luego, claro, salía
adelante. Os cuento esto porque acabo de terminar de leer una novela que
comienza así, con una chica que termina sus estudios y no sabe qué quiere hacer
con su vida. Pero ella es mucho más decidida de lo que era yo en el pasado.
Porque ella es de las que coge sus trastos y se va a Nueva York, a la aventura,
sin pensárselo dos veces. Se llama Tess y es la protagonista de Dulceagrio, la novela de Stephanie
Danler. Si quieres saber un poco más sobre su historia, sigue leyendo esta
reseña.
Verano de 2006. A sus
veintidós años, Tess acaba de terminar sus estudios en Filología Inglesa y no
tiene ni idea de lo que quiere hacer con su vida. Lo único que sabe es que
tiene que ir a Nueva York y buscar un empleo con el que subsistir. Una vez en
la ciudad, la joven tiene la suerte de encontrar trabajo como ayudante de
camarera en uno de los mejores restaurantes. Aunque los comienzos son muy
duros, pronto consigue coger el ritmo del trabajo, de los compañeros, de las
fiestas nocturnas. Tess es una esponja que necesita empaparse de conocimientos,
de experiencias, del cariño que siempre ha anhelado. Pero, ¿estará lista para
asumir al final del año las consecuencias de su paso por el restaurante?
La narradora y
protagonista de esta novela es Tess, una joven que nada más acabar sus estudios
decide marcharse a Nueva York. Tess se siente totalmente huérfana, ya que su
madre desapareció pronto de su vida y su padre no ha sido un referente desde
entonces. Sin amigos ni aspiraciones de ningún tipo y una autoestima muy baja, se
siente feliz cuando consigue empleo en un restaurante de Nueva York, uno de los
mejores de la ciudad. El trabajo resulta ser mucho más duro de lo que ella
pensaba, pero los compañeros la acogen en su seno, haciéndola sentir parte de
una familia. Con algunos podrá cotillear; con otros, beber y drogarse cada
noche; y unos pocos serán para la joven un gran apoyo.
Amigos: todos los
necesitamos. Son la familia que elegimos por nosotros mismos. El problema es
que Tess es joven, inexperta: inocente. Encandilar a una persona inteligente
como ella con conocimientos de vinos, de libros, de drogas de todo tipo, de
viajes y artes amatorias extremas puede ser bastante fácil. Hacerla creer que
unos cuantos años más y unas experiencias tristes en la vida te convierten en
alguien más sabio, también. Y, sin embargo, ¿hay algo en el mundo que pueda
detener sus nuevas ambiciones?
La historia transcurre
a lo largo de un año entero, desde el verano de 2006 hasta la primavera de
2007. Durante 365 días el lector seguirá el progreso evolutivo de Tess en el
omnipresente restaurante, tanto empleada como persona. Junto a ella, vivirá el
estrés del servicio de cenas, los desastres en la cocina, las inspecciones
sanitarias, las conversaciones de los empleados, las manías de los clientes
habituales. También las ilusiones, las nuevas ambiciones, las esperanzas y las
decepciones. Y al final… Bueno, eso tendréis que descubrirlo leyendo este
libro. Por ahora, creo que ya he dicho suficiente.
Dulceagrio
es una novela sobre el duro trabajo en
los restaurantes, sus estrictas jerarquías, los conocimientos necesarios para ascender
en un mundo como este y la loca vida nocturna en la ciudad de Nueva York; pero,
sobre todo, es una obra sobre la juventud, la esperanza, la necesidad de ser
amados, las experiencias enriquecedoras y aquellas que dejan un sabor dulce que
pronto se torna amargo. Una lectura, en definitiva, que hace honor al título
que lleva este volumen, pero que además invita a reflexionar sobre nuestras
propias experiencias y expectativas ante la vida y los que nos rodean. Si estás
buscando un libro con un sabor sin duda diferente, no lo dudes: este es el tuyo.
Cristina Monteoliva