Título: La maldición de Hill
House
Autora: Shirley Jackson
Traducción: Carles Andreu
Publica: Editorial Minúscula
Páginas: 272
Precio: 19,50 €
¿Crees en los edificios encantados? ¿En
castillos, mansiones, hospitales o incluso cárceles en las que los fantasmas se
han quedado atrapados y no dejan de dar sustos a todo aquel que se atreve a ir
a investigarlos? ¿No estás cansado de que las historias sobre estos lugares
sean, hasta cierto punto, predecibles? Entonces, ¿qué tal si te adentras en la
más fabulosa de todas ellas, una en la que no podrás dejar de leer
adictivamente hasta el final? Me estoy refiriendo a La maldición de Hill House, el clásico de terror del siglo XX de
Shirley Jackson que ha inspirado, además de varias películas, una exitosa serie
de televisión, y que la editorial Minúscula por fin ha reeditado en el otoño de
2019. Si quieres saber un poco más sobre este libro antes de decidirte por él,
solo tienes que seguir leyendo esta reseña.
Obsesionado por
alcanzar cierta reputación en el complicado mundo de lo paranormal, el doctor
John Montagne decide alquilar la mansión de Hill House, maldita prácticamente
desde su construcción, para llevar a cabo en ella un experimento. Para el
experimento, consistente en la estancia en la casa durante varios días del
doctor y dos desconocidas que él mismo se ha encargado de reclutar, y un
representante de la familia propietaria de la casa, el aspirante a famoso investigador
de lo oculto acabará contando con Eleanor Vance, una treinteañera que, tras la
muerte de su madre vive con la familia de su hermana; Theodora, una joven
alegre y divertida que decidió aceptar el reto por mero impulso; y Luke
Sanderson, el joven miembro de la familia dueña de la casa. Si bien la estancia
comienza con una mezcla de escepticismo y el optimismo, pronto los sucesos
extraños comenzarán a sucederse. La iracunda casa está cansada de estar vacía y
pronto se fijará en alguien para hacerle compañía. ¿Conseguirán nuestros
investigadores salir indemnes de la experiencia?
Entre unas amenazantes
montañas, más allá de un pequeño pueblo, se encuentra la laberíntica Hill House.
La historia de esta casa está llena de algunos momentos trágicos, por un lado,
y otros inexplicables, por otro. No es de extrañar, por tanto, que sea el lugar
elegido por doctor John Montagne (un tipo que pronto descubriremos que vive a
la sombra de su autoritaria mujer) para llevar a cabo su investigación
paranormal.
Aunque en principio
esta parezca una novela coral, pronto nos daremos cuenta que ni el sabio
doctor, ni la vivaracha Theodora ni el simpático Luke tienen el mismo peso en
la historia que la casa, ese monstruo de habitaciones tan estratégicamente
situadas que son siempre difíciles de encontrar (lo que hará que cualquier
visitante, cuanto menos, se irrite), y Eleonor, la desdichada chica que, tras
la muerte de una madre a la que debió cuidar durante su juventud, busca su
lugar en el mundo.
La impredecible Eleonor
no es una amargada, como los insoportables Dudley, los inquietantes guardeses
de la casa. Tampoco es tan divertida como Theodora o Luke, a los que coge
pronto cariño (especialmente a Theodora). Eleonor es una mujer perdida en el
mundo a la que se le ha privado de tener juventud por estar al pendiente de una
madre que estuvo enferma demasiado tiempo. Convencida de que aún tiene tiempo
para hacer cosas interesantes, y siempre acompañada por una gran imaginación y
sus ganas de disfrutar de cada momento, Eleonor se monta en el coche que
comparte con su hermana, sin permiso de esta, y emprende el que ha de ser la
gran aventura de su vida. Pero, ¿cómo acabará esa experiencia para ella? ¿Y
para todos los demás?
Los que ya habéis leído
anteriormente la otra magnífica novela de Shirley Jackson publicada en España también
por Editorial Minúscula, Siempre hemos
vivido en el castillo, ya sabréis que esta autora, ya fallecida, era capaz
de crear historias increíblemente espeluznantes, personajes capaces de
hipnotizar al lector y atmósferas tan atrayentes como opresivas. He de decir,
por tanto, que La maldición de Hill House
es otra magnífica muestra de lo que la prodigiosa mente de esta escritora
atemporal era capaz de idear en cuanto a grandes historias de terror
psicológico se refiere, y que la lectura de esta deliciosa novela no solo os
sorprenderá, sino que os hará plantearos no solo si los edificios encantados
existen, sino también hasta qué punto puede llegar la imaginación y la
autosugestión a la hora de creer en ellos. Dicho esto, ¿a qué esperáis para
poner rumbo a Hill House? Estoy segura de que la casa os atrapará. ¡Pero no
temáis, que esta vez será para bien!
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.