domingo, 23 de junio de 2019

Reseña: EL CHICO QUE SE COMIÓ EL UNIVERSO, de Trent Dalton.


Título: El chico que se comió el universo
Autor: Trent Dalton
Traducción: Carlos Ramos Malavé
Publica: HarperCollins Ibérica
Páginas: 478
Precio: 19 € / 9,99 € (ePub)

Crecer en un barrio marginal no es fácil para ningún niño, menos aún para aquellos que se conocen más inteligentes que los demás y cuyas aspiraciones de futuro les llevan, al menos con la imaginación, más allá de los límites de su triste mundo. Cuando crees que todo está controlado, sin embargo, las cosas pueden cambiar a peor. Aunque, ¿no podría ser en realidad una oportunidad para mejorar? Si quieres saber de qué te hablo, nada mejor que leer El chico que se comió el universo, la exitosa novela (está arrasando con los premios literarios australianos y ya se prepara su adaptación a la pantalla) de Trent Dalton de la que hoy vamos a hablar.
Esta historia comienza en Brisbane, Australia, en 1985. August, el chico de catorce años que se niega a hablar pero que escribe con el dedo índice en el aire, y su hermano Eli, el de trece que no deja de fijarse en todos los detalles que le rodean y quiere convertirse en periodista en el futuro, viven con su madre y su padrastro, ambos ex drogadictos y traficantes de droga, en el barrio marginal de Darra, compuesto, en su mayoría, por antiguos inmigrantes polacos y vietnamitas. La vida de los hermanos Bell transcurre en relativa calma hasta que Tytus Broz, el traficante que se esconde tras la máscara de un respetable fabricante de prótesis corporales, hace desaparecer a su padrastro y manda a la cárcel a su madre. A partir de entonces, los chicos deberán ir a vivir con un hasta entonces desconocido padre, un alcohólico depresivo incapaz de cuidarles debidamente. ¿Serán capaces los chicos Bell de sobrevivir al cambio? ¿Conseguirán reunirse con su madre cuando esta salga de la cárcel? ¿Y podrá Eli vengar la muerte de Lyle, el padrastro al que tanto quería?
Eli, el narrador y protagonista de esta historia que transcurre en el mundo marginal de la droga de Brisbane, Australia, de los años ochenta del siglo XX, es un chico inteligente y muy observador que piensa que su hermano, August, el que no habla por culpa de un accidente traumático del que ambos consiguieron salir vivos, es el más especial de los dos. Conforme la trama se va desarrollando, sin embargo, descubriremos que el verdadero ser extraordinario de esta historia dura con tintes fantásticos es el propio Eli, ese chico amable y comprensivo a la par que luchador que quiere convertirse en periodista y se enamora de Caitlin Spies, una chica del gremio, por el camino, mientras ansía vengar la muerte de Lyle, el hombre que le crio.
Eli y August viven, al principio de esta historia, en el barrio marginal de Darra, junto a Frances, su madre y Lyle, su padrastro. Frances y Lyle son ex drogadictos que trafican con droga mientras dejan a los chicos al cargo de Slim, un mítico ex presidiario que anima a Eli a cartearse con alguien que sigue entre rejas en la no menos mítica cárcel de Boggo Road: Alex Bermudez. Los supuestos delincuentes, lejos de perjudicar al chico, le darán buenos consejos que podrá utilizar a lo largo de su vida, además de una amistad verdadera que perdurará en el tiempo.
Como decía antes, la rutina de los hermanos Bell se trastoca por completo cuando Tytus Broz, un tipo que hasta entonces creían de fiar, decide acabar con la vida de Lyle y hace que Frances vaya a prisión. Empieza entonces una etapa nueva para los chicos, llena de retos, decisiones importantes por tomar y, por supuesto, una gran aventura que hará que, años después,  la verdad salga a la luz.
El chico que se comió el universo, en definitiva, esta obra luminosa y esperanzadora, es una novela negra de corte fantástico con una trama sorprendente, unos personajes extraordinarios y un final que nadie podría imaginar. Adéntrate ahora en el Brisbane más oscuro, conoce el buen corazón de los presos de Boggo Road, maravíllate con las cualidades de los hermanos Bell y descubre, finalmente, que lo que empieza mal puede acabar muy bien. ¿Qué mejor manera para conocer la literatura australiana actual que comenzar por este libro? No se me ocurre otra, así que, ¿a qué esperas para decidirte por él?
Cristina Monteoliva


© Cristina Monteoliva.