Título: Una comida en invierno
Autor: Hubert Mingarelli
Traducción: Laura Salas
Publica: Editorial Siruela
Páginas: 120
Precio: 14,90 € / 8,99 € (eBook)
Hay gente que cuando piensa en las
guerras se imagina dos bandos totalmente irreconciliables compuestos por dos
tipos de soldados: los buenos y los malos. Estas personas no se paran a pensar
que muchos de los soldados de ambos bandos son reclutados a la fuerza cuando
los motivos de la contienda no tienen nada que ver con ellos. Incluso los
soldados alemanes de la Segunda Guerra Mundial. No, no todos ellos eran nazis.
Y no, no todos ellos comprendían que tuvieran que hacer lo que hicieron. Con
tres de este tipo de soldados comienza Una
comida en invierno, la corta pero intensa novela de Hubert Mingarelli de la
que hoy hablaremos.
Cansados de los
fusilamientos a los que los obligados a participar, tres soldados alemanes de
la Segunda Guerra Mundial en Polonia deciden convencer a su superior para que
les dé permiso para salir de cacería a la mañana siguiente. Es invierno y la
nieve lo cubre todo. Hace frío y ninguno tiene ganas de buscar judíos
escondidos. Aun así, siguen caminando hasta que en el bosque encuentran a uno
dentro de una especie de madriguera. Antes de volver a su destacamento, los
soldados deciden preparar una comida dentro de una casa abandonada. A la fiesta
se unirán un polaco y su perro, ambos con pinta de ser poco amistosos. Conforme
avanza el día, los soldados van relajándose y pensando en su situación. Ninguno
de ellos, en el fondo, quiere llevar al judío al matadero, pero, ¿acaso pueden
no hacerlo?
La narración nos
transporta a la Polonia de la Segunda Guerra Mundial y al horror de los
fusilamientos nazis. En este contexto conoceremos a sus tres protagonistas: los
soldados Emmerich, Bauer y ese que no dice su nombre pero que nos hace de
narrador guía todo el tiempo. Los tres son personas bien distintas, los tres
tenían trabajos respetables antes de la guerra y añoran volver a casa. Y los
tres, como veremos, se ven obligados a hacer lo que no quieren.
Emmerich tiene un hijo
del que no deja de preocuparse. Los otros dos, el malhumorado e impulsivo Bauer
y nuestro más templado y siempre observador narrador anónimo, intentan
aconsejarle sobre qué escribirle en la siguiente carta. En esas están cuando
por fin encuentran su objetivo: un pobre judío escondido.
Los tres soldados
llevan al judío a una casa con la intención de comer antes de volver al
cuartel. Claramente todos, por diversos motivos, intentan retrasar la vuelta.
Las cosas se complican, sin embargo, con la presencia del polaco y su perro, invitados
obligados al almuerzo.
Una
comida en invierno es una novela breve en la que, sin
embargo, cabe un mundo de dilemas morales, dudas, arrepentimientos y difíciles
decisiones por tomar por parte de sus personajes. Gracias a su prosa y a la
perfecta definición de sus personajes, su autor, Hubert Mingarelli hace que el
lector comprenda perfectamente lo que sienten estos tres hombres corrientes
obligados a hacer lo que no quieren pero que, si decidieran hacer lo contrario,
perderían la vida, lo que les hace dudar y tener miedo. Es esta, por tanto, una
magnífica novela para comprender que los bandos son cosa de los poderosos y que
muchos soldados son esclavos de sus decisiones. Una obra en la que comprender
lo difícil que es pensar en la supervivencia ajena cuando se lucha por la
propia. Un libro tan cruel como delicado que está esperando que te hagas con él
y lo leas con detenimiento. ¿A qué esperas para hacerlo?
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.