Título: Manual de jardinería
(para gente sin jardín)
Autor: Daniel Monedero
Publica: Relee
Páginas: 167
Precio: 15 € / 8 € (Mobi y epub)
A muchos nos gustan las plantas. Sin
embargo, no todos tenemos buena mano con ellas. Es más: algunos ni siquiera
tenemos sitio para colocar un mísero geranio de plástico. Por eso cuando me
enteré que Daniel Monedero había publicado su libro de relatos titulado Manual de jardinería (para gente sin jardín)
supe que tenía que leerlo. Mi impresión sobre este curioso manual podéis
encontrarla en los siguientes párrafos.
Manual
de jardinería (para gente sin jardín) es un libro compuesto
por un total de diez relatos, de lo más heterogéneo, de Daniel Monedero y un
prólogo escrito por Matías Candeira. El volumen le debe la primera parte de su
nombre, Manual de jardinería, a uno
de sus relatos. En él, un muchacho de raza negra de Nueva York, convencido de ser
la reencarnación de una famosa poeta polaca, emprende un viaje tanto físico
como espiritual con el fin de encontrar su verdadera esencia. O, al menos, algo
que le haga sentir menos vacío.
El mundo está llena de
plantas de todo tipo: de hoja perenne, de hoja caduca; con flores, sin ellas;
de tiempo seco, de tiempo húmedo… De igual manera, los jardines pueden
componerse de plantas de muchos tipos. Plantas a veces pequeñas y otras
grandes, por ejemplo. Como los relatos que encontramos en este libro: unos
bastante largos (casi novelas cortas) y otros bastante breves (aunque sin
llegar al microrrelato).
Cada planta de jardín
necesita unos cuidados concretos. De igual manera, cada historia ha de narrarse
desde una voz narrativa concreta y con el estilo que la haga brillar entre
todas las demás historias. Daniel Monedero lo sabe bien. Por eso nos ofrece en
su libro narraciones tanto en primera persona (como sucede en Diario de una mujer reunida, Llamadme
Mississippi, Non finito, Antología de poesía universal, Honolulú y Último verano en Seattle) como en
segunda (Universos paralelos) y
tercera (Manual de jardinería, Sumamente
azul y Sylvia y Ted); cuentos
biográficos desde la perspectiva del diario personal (Diario de una mujer reunida), de las vivencias de toda una vida (Llamadme Mississippi, Antología de poesía
universal) o de solo una parte de ella (Non
finito, Último verano en Seattle); incluso relatos en los que sus
protagonistas divagan y hacen divagar a los lectores (Antología de poesía universal, Sumamente azul).
El libro comienza con Universos paralelos, una historia sobre
las expectativas que ponemos en las relaciones amorosas, cómo pueden acabar con
el paso de los tiempo y la distinta evolución de los componentes de dicha
relación. Siguiendo con la analogía botánica, diré que este relato, una larga
oración cargada de comas de varias páginas de longitud, me ha recordado
bastante a aquella planta trepadora que teníamos cuando yo era pequeña. Sin darnos
cuenta, trepó por las paredes del edificio hasta llegar a la azotea. Si el
bloque hubiera sido más alto, estoy segura de que habría seguido su escala. Años
después, murió sin que supiéramos hasta dónde habría sido capaz de llegar.
El desamor, como pronto
también vosotros descubriréis, es una flor común en el jardín de este manual.
Otros relatos que tratan este tema son Diario
de una mujer reunida, un cuento escrito a manera de diario personal de una
mujer de negocios que ve cómo su matrimonio se desmorona poco a poco; Non finito, un divertido texto que nos
habla de lo cruciales que pueden ser los viajes de placer para acabar con las relaciones
maduras; Honolulú, un relato sobre
los amores platónicos que no llegan a ninguna parte por culpa de la
intervención de terceros indeseables; Último
verano en Seattle, un cuento biográfico en el que el protagonista, entre
otras muchas cosas, habla de su primera ruptura sentimental; y Sylvia y Ted, una historia sobre los
amores que, como esas flores que plantamos los que tenemos tan mala mano con
las plantas, están condenados a la
muerte nada más nacer.
Estos relatos no solo
nos hablan de jardines de aquí, sino de los que podríamos plantar en lugares
tan distantes como las inmediaciones del río Mississippi, Nueva York, Cracovia,
Roma, Seattle… Queda comprobado, una vez más, que la literatura hace que el
lector viaje con la imaginación a lugares en los que nunca estará.
En los jardines hay que
tener cuidado con los nutrientes, el agua, los insectos y también los pájaros.
Estos animalitos alados se han colado en varios relatos: Sumamente azul, un relato de corte fantástico, yo diría que mágico,
un tanto angustiante; y Honolulú,
donde, ya muertos, le hacen una gran faena a ese pobre oficinista que ve la
vida pasar desde la triste ventana de su puesto de trabajo.
También en este manual
se han colado personajes metaliterarios, como el amigo de Tom Sawyer en Llamadme Mississippi; ídolos de
adolescencia, como en Último verano en
Seattle; poetas ganadoras del nobel, como en Manual de jardinería… Tantas y tantas cosas, en definitiva, que podría
pasarme horas y horas escribiendo. Pero, entonces, vosotros aburriríais de
tanto leer y ya no tendríais ganas de saber qué otros grandes consejos sobre
jardinería, amores, pájaros, viajes, etc tiene para daros Manual de jardinería (para gente sin jardín), un libro de cuentos
tan completo como cargado de significado que a ti, amante de la buena
literatura breve, te está esperando para hacerte pasar un rato de lo más
enriquecedor. ¿A qué esperas para comprobarlo?
Cristina Monteoliva