martes, 14 de julio de 2015

Reseña de HIELO, de DAVID ALIAGA.

Título: Hielo
Autor: David Aliaga
Edita: Paralelo Sur Ediciones
Páginas: 114
Precio: 10 €

Hay familias en las que todos los problemas se hablan abiertamente. En otras, los miembros prefieren hablar de unos temas y de otros no. Y luego están aquellas familias en las que lo grave siempre se esconde debajo de la alfombra y cada uno gestiona sus sentimientos como buenamente puede. Lo que pasa es que a veces el problema, el suceso, etc, es tan sumamente grave o traumático que las cosas no vuelven a ser lo que eran. Ese es el punto de partida de Hielo, la novela de David Aliaga de la que hoy os voy a hablar.
Un hombre llega a un pueblo del norte de Islandia para trabajar cuidando un anciano en casa de su hija. Una mujer y su hijo manejan como pueden la ausencia de un marido, un padre, un hijo y hermano en Reykiavik. También en la capital del país, un enfermero es requerido por la justicia para testificar por algo acontecido en el hospital en el que trabaja. Hay algo que une a todos estos personajes. Ese mismo algo, los separa. Mientras se desarrolla su historia, el hielo islandés amenaza con helar sus corazones para siempre.
Hay sucesos tan graves que, por mucho que pase el tiempo, no se superan del todo. Pasar página es aún más difícil cuando intentas huir de ese pasado traumático, pues por más que lo intentas, siempre te acaba encontrando. Este sería el caso del primer actor de Hielo, la novela breve (prácticamente un cuento largo) de David Aliaga.
El hombre huye, es lo que nos dice en la primera página el narrador. Quiere olvidar lo que pasó. Quiere dejarlo todo atrás, crear una nueva existencia. Por un tiempo, quizá, tal vez lo logre. Sin embargo, no es tan fácil deshacerse de los recuerdos, de la culpa, del amor que se deja atrás.
Por otra parte tenemos a la madre y al hijo que viven solos en su piso de la capital de Islandia. Ella vive como si el marido y el otro hijo estuvieran presentes. Aunque también, a veces, intenta seguir adelante, buscando un futuro con otro hombre. Lo que desde luego no hace es hablar con su hijo mayor, un adolescente atormentado que toca heavy metal. La relación entre ambos es, sin duda, curiosa e interesante.
Por último tenemos al enfermero. Su papel en la obra es el de mostrarnos que a veces los valores éticos personales y los impuestos por la sociedad pueden ser muy diferentes. Que la profesionalidad no debería estar reñida con el trato compasivo, el trato humano.
Hielo es una novela corta que se hace más corta aún. Tras la lectura, sientes ganas de saber más sobre los personajes, de meter el dedo aún más adentro de la yaga y llegar a las profundidades de su culpa, su dolor, su soledad, su arrepentimiento. Su humanidad.
La nieve, el hielo de Islandia, funciona en este libro no solo como estupendo marco de fondo, sino como metáfora de los sentimientos, de las relaciones, de la soledad. De las preguntas sin contestar. La frialdad es algo que los actores de esta obra se autoimponen o imponen a los demás. Algo que creen que les protege del pasado, de la culpa. De ellos mismos, al fin y al cabo.
Hielo nos viene a recordar, en definitiva, aquello de la teoría del iceberg: que lo que se ve en la superficie, en este caso de los personajes, es solo la mínima parte de lo que son, de lo que fueron, de lo que sienten, de lo que les atormenta. Si quieres conocer el resto del bloque, el que se esconde bajo la superficie, tendrás que hacerte con un ejemplar de esta obra de novela contemporánea. Aunque, cuidado: tras la lectura tú mismo te harás preguntas, te cuestionarás tus valores éticos, querrás saber qué harías en su lugar.
Hielo: una lectura diferente en los tiempos que corren, sin duda. ¿Te atreves a comprobarlo?
Cristina Monteoliva