Queridos amigos de La Orilla de las Letras,
nos asomamos a otro caluroso fin de semana con la entrevista que nos ha
concedido Guadalupe Eichelbaum. ¿Preparados? Ahí vamos:
¿Cuándo
descubriste que la escritura era algo más que un pasatiempo?
Creo que nunca fue un pasatiempo, nunca lo viví así, siempre fue
algo que sentí que me nacía de muy adentro, que era muy importante para mí.
¿Qué
lecturas crees que te han influenciado como escritora?
Pienso que todas las lecturas te aportan algo, vas filtrando y,
de manera natural, vas decidiendo lo que sí quieres incorporar y lo que no.
Cuando digo que lo haces de manera natural me refiero a que es un proceso que,
al menos en parte, es inconsciente. Recuerdo haber leído a Virginia Woolf y
sentir que me aportaba libertad a la hora de escribir. También considero que me
ha influenciado mucho Milan Kundera.
¿Qué
estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?
Acabo de terminar Las
pequeñas virtudes, de Natalia Ginzburg y me pareció muy bueno, lo
recomiendo encarecidamente, tengo que leer más obras suyas. Estoy leyendo un
libro de poemas de Bukowski que se titula Abraza la oscuridad y me está
gustando.
© Guadalupe Eichelbaum.
¿Cómo
compaginas tu trabajo fuera del mundo de las letras con tu propia escritura?
Cuando empecé a escribir mi primera novela, allá por el 2002,
mis hijos eran pequeños y solo tenía el rato de su siesta para ponerme a
escribir, entonces procuraba alargar su sueño para tener más tiempo, recuerdo
estar despertando a mi hija con la libreta y el bolígrafo en la mano,
escribiendo mientras la animaba a levantarse. Durante años hacía malabarismos
con mi trabajo de profesora, los niños y la escritura, pero, a raíz de una
enfermedad, no pude continuar desempeñando mi actividad laboral y los niños ya
son adultos, así que ahora me dedico exclusivamente a la escritura. La vida lo
decidió por mí y no se puede discutir con ella.
¿Cómo
ves el panorama literario actual?
Saturado, sin duda. Es un tema complejo.
¿Crees
que te sientes más presionada que otros autores por tener una familia con una
larga tradición literaria?
Me hace ilusión que me hagas esa pregunta porque eso significa
que has visto que mi abuelo era un dramaturgo conocido en Argentina, Samuel
Eichelbaum. No me he sentido más presionada porque aquí, en España, nadie lo
conoce. Él falleció antes de que yo naciera y me gusta pensar que me pasó el
testigo.
Has
publicado poesía, relato y novela. ¿Hay algún tipo de escritura con la que no
te atreverías?
No sé. Tengo escrita una obra de teatro pero no porque me haya
atrevido a escribirla, me explico, lo que pasó es que, cuando estaba
escribiendo la novela de fantasía (aún sin publicar) me vino una historia a la
cabeza, así como un torbellino, me surgió, hice un paréntesis con la novela que
estaba redactando y me puse con la idea invasora. Cuando terminé me sentí una
tonta, era corto para ser una novela y largo para un relato. La releí y pensé:
“Ostras, esto es una obra de teatro”. La corregí de manera que lo fuera de
verdad y me quedé muy sorprendida de haber escrito una obra de teatro sin
proponérmelo. En ese sentido soy muy fiel a lo que me pide la historia que
quiero contar, no se me ocurrió acortarla o alargarla, la obra era lo que era,
lo respeté y gracias a eso pude convertirla en teatro.
Una vez empecé a escribir un
ensayo y lo dejé pero no descarto volver a intentarlo.
Voy escribiendo lo que me pide el
cuerpo, nunca se sabe, no lo sé ni yo.
¿Qué
ha supuesto para ti publicar Todas las
muertes de Emily Winter?
Una gran alegría, porque publicar una novela es celebrar la
posibilidad de que llegue a los lectores. Estoy muy agradecida a Andrés García
Serrano, editor de Ediciones Algorfa por valorar mi trabajo. Cada una de mis
novelas lleva un pedazo de mi alma, por lo que lograr publicarlas es motivo de
regocijo.
¿Qué
puedes contarnos de esta novela?
La muerte es una temática recurrente en mi obra, me lo dijo una
lectora y ahí tomé conciencia de que era así. Todas las muertes de Emily Winter trata de la muerte, de la
pérdida, del duelo, de los recuerdos, del legado que deja una persona cuando
abandona este mundo, y no me refiero a nada material. El caso es que, al hablar
de la muerte, es inevitable tratar la vida, el amor, la amistad, las relaciones
familiares… Vivimos en una sociedad en la que se habla lo menos posible de la
muerte y me parece que no debería ser así. Esa idea que flota en el ambiente en
nuestra sociedad de que la vida debería ser como un anuncio y el único
sentimiento válido es la alegría es muy negativa, deja al margen a los que
sufren, y eso incluye a las personas que están sobrellevando un duelo. Además
de quedar solos, se enfrentan a una exigencia, que está ahí tanto si se expresa
verbalmente como si no, de que tienen la obligación de recuperarse por completo
y cuanto antes. Hablar de la muerte puede llegar a considerarse un acto de
rebeldía.
¿Qué
tiene de ti Todas las muertes de Emily
Winter?
Mucho, desde luego, en cada muerte, en cada personaje, hay algo
de mí.
Yo ya le había enviado la novela a Andrés (Ediciones Algorfa) cuando falleció mi hermano, por lo que se da la circunstancia de que justo estoy atravesando un duelo mientras promociono el libro. Teníamos una relación complicada pero yo lo quería, y mucho. La muerte es algo tan definitivo e implacable, tan difícil de aceptar, que necesitamos hablar de ello, no esconderlo.
© Guadalupe Eichelbaum.
¿Qué
esperas que los lectores aprendan de tus escritos?
Pues en ese sentido creo que soy muy ambiciosa, espero tocar una
tecla en el interior del lector de manera que mi obra le deje un poso, un algo
intangible que quede interiorizado. Que cuando pase el tiempo y el lector
haya olvidado la trama y/o el nombre de la autora, permanezca. Me gusta cuando
me dicen que mis libros hacen pensar y me resulta curioso, y halagador, que
sean varios lectores, que han leído obras diferentes, los que me lo han
expresado con esas mismas palabras.
¿Qué
nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Tengo varias novelas acabadas, buscando editorial, además de la
obra de teatro que mencioné antes, y otro poemario. Actualmente estoy
escribiendo una novela negra, no me había planteado tocar este género hasta que
me lo sugirió mi querido Jose Antonio Sau, escritor y periodista, tras leer Telestesia.
¿Te
gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Pues voy a aprovechar, por un lado quería decir que, para mí,
escribir es una parte fundamental de lo que soy y seguiría haciéndolo aunque no
me publicaran, incluso aunque fuera la única persona sobre la faz de la Tierra.
Pero también, aunque pueda parecer contradictorio, estoy profundamente
agradecida a las personas que leen mis libros, pues al final, cuando escribo,
soy un emisor y necesito un receptor para que se complete el acto de
comunicación. En definitiva, aunque escribiría igual porque no concibo vivir de
otra manera, me hace muy feliz que mis palabras lleguen a otras personas.
Muchas gracias, Guadalupe, por tu tiempo, tus
respuestas y tus fotos personales. Te deseamos una carrera literaria larga y
próspera.
Y
a vosotros, amigos del blog, gracias
por estar un día más atentos a nuestras publicaciones. Ahora, ¡a leer!
Cristina
Monteoliva