¿Somos las mujeres más
críticas con nosotras mismas? ¿Y con las demás? ¿Acaso solo nos quedamos en lo
superficial? ¿No deberíamos mirar más allá para aprender las unas de las
otras?, me pregunto tras la lectura del libro cuanto menos atípico de Jessica
Gómez que hoy comentaremos: Cómete el
mundo y dime a qué sabe.
Una
ciudad cualquiera, un bloque de viviendas con una portera de las de toda la
vida. Nuestra portera, una gran conocedora tanto del funcionamiento interno del
edificio como de la vida de sus habitantes, se jubila. La nueva portera cogerá
en breve el relevo. Pero antes tiene que ponerse al día tanto de la maquinaria
del bloque como de la vida de las mujeres que lo habitan. ¿Y quién mejor que la
antigua portera para hacerlo?
Érase
una vez un bloque cuya portera sabía todo de sus habitantes pero que, curiosamente,
solo decide contarle a la que la releva en el puesto la historia de las veinte mujeres
que lo habitan. Mujeres a las que el resto de la gente juzga por su aspecto o
sus excentricidades. Mujeres con una gran vida interior, un pasado apasionante
y un porvenir brillante. Estas mujeres, de distintas edades, gustos y condición
social, han sufrido abusos, aguantan a la familia día a día, tienen que
aprender a querer lo que ven en el espejo, se aferran a su apariencia o a
objetos que los demás consideran vulgares… Son unas supervivientes y unas
valientes, en definitiva.
Nuestra
narradora, la portera veterana, es un ser que podría resultarnos contradictorio:
sus textos parecen cargados de perjuicios en un principio para, enseguida,
enseñarnos que lo suyo es solo una forma de hablar, que ella en realidad le
cuenta a su sucesora todas estas historias para que no solo llegue a entender a
las habitantes del bloque, sino que también las cuide con el mimo que merecen.
Feminismo,
sororidad y autoconocimiento. Estos son los tres temas principales que encontraremos
en esta historia de historias. Feminismo, ya que nuestra mujeres han de luchar
por encontrar su lugar en el mundo, en muchas ocasiones, imponiéndose en una
sociedad que no las comprende ni las valora; sororidad, porque la solidaridad
entre mujeres, como pronto aprenderemos, es fundamental; y autoconocimiento
pues al leer estas historias podremos comprendernos mejor a nosotras mismas.
Un
dato importante a tener en cuenta: la autora se ha basado en las historias
reales de veinte mujeres a la hora de construir este relato, lo que le da aún
más consistencia a este libro.
Cómete el mundo y dime a qué sabe
es, en conclusión, una novela atípica en cuanto a su forma como a su contenido
que pretende hacernos llegar las historias de veinte mujeres a las que la
sociedad juzga por sus apariencias o por ciertos hechos puntuales de su
biografía sin tener en cuenta la riqueza y la complejidad de sus vidas. Unas vidas
generalmente duras que las pusieron a prueba, pero que finalmente las dejaron
ser felices. Y tú, ¿a qué esperas para conocerlas y aprender de ellas?
Cristina Monteoliva