Título: Al caer la tarde
Autor: Antonio de Castro
Cortizas
Publica: Ápeiron Ediciones
Páginas: 92
Precio: 12 € / 6 € (eBook)
Los recuerdos de infancia pueden estar
llenos de momentos felices, pero también de otros en los que predominan la tensión,
el miedo o el desasosiego. Todos esos momentos marcan la personalidad del
adulto que un día llegamos a ser. Un adulto que a veces es capaz de mirar hacia
atrás sabiamente para analizar y comprender todo aquello que pasó durante la
niñez. Esta es una de las conclusiones que saco tras la lectura de Al caer la tarde, el nuevo libro de
relatos autobiográficos de Antonio de Castro Cortizas del que a continuación
hablaremos.
Al
caer la tarde es un libro compuesto por diecisiete
piezas cuyos títulos, curiosamente muchos de ellos en inglés, son: La cueva, School Days, The Butcher Boy, Don
Jaime, Luis, Made in England, Pipiolo y Guillermo, Bajo la nieve, De lunes a
viernes, La puerta y el dedo, Al caer la tarde, Little town flirt, Summertime
Blues, Up on the roof, Teacher teacher, Días de gloria y Excursión.
El libro comienza con La cueva, una historia sobre unos chicos
que salen un sábado por la tarde en busca de una cueva misteriosa. Este primer
relato ya nos ofrece un buen retrato del mundo en el que el protagonista y sus
amigos, a la par que compañeros de colegio, se mueven: una zona rural gallega
en los años ochenta con su parte de costa y sus numerosas zonas verdes en las
que perderse y evadirse. En este lugar, nieva una vez cada x años, por lo que
la nieve se convierte en un tesoro con el que jugar, y tal vez al que temer
cuando aparece. También sabemos que las mareas suben, lo que puede ser bueno
para esconder tesoros, pero no para salir secos si, a determinadas horas, los
chicos deciden ir por la playa. Unos chicos, por cierto, que estudian en un
colegio al que asisten, además de los niños del pueblo y las aldeas vecinas,
otros que están internos. Estos últimos, los internos, parecen más tristes, más
solitarios, más dignos de lástima. Aunque, como ya veremos, al final todos son
chicos, todos alumnos: todos hijos de una época y un lugar.
Nuestro protagonista, a
veces un niño, otras, ya un adolescente, siempre está dispuesto a la aventura,
como vemos en relatos como Up on the roof, una historia en la que
nuestro personaje vuelve a los lugares de su infancia, ya abandonados; el ya
mencionado La cueva o Al caer la tarde, relato, este último en
el que los chicos esconden un tesoro en la playa.
La narración suele
centrarse en aquellos días del colegio y del instituto en los que imperaba
aquella máxima de la letra con sangre entra, y gastarle una broma a un profesor
podía acabar con el reparto generalizado de golpes por parte del docente a los
alumnos. Veremos, sin embargo, que también hubo profesores comprensivos, de
aquellos que dejan una huella distinta a la que hace un bofetón, como nos
cuenta el relato Teacher teacher, por
ejemplo; un relato dedicado a una profesora de gallego que, además de dar
buenas clases, supo dar un gran desplante a otro profesor.
En este libro hay
experiencias impactantes con animales, como cuando nuestro chico es invitado,
por así decirlo, a matar gallinas, por una amiga en The Butcher Boy; o como la experiencia vivida por Luis, en su
relato homónimo, con las abejas y las avispas.
Y hasta aquí mi
descripción de las historias de este libro, amigos. El resto de experiencias
relevantes, tanto para nuestro chico como para los que le rodean, tendréis que
conocerlas gracias a la lectura del volumen.
Por otra parte, diré
antes de acabar, que las historias que encontramos en Al caer la tarde están relacionadas entre sí de una forma
particular, y si bien he dicho al principio de este artículo que este es un
libro de relatos autobiográficos, también podríamos considerarlo simplemente
como un libro de memorias en el que los distintos episodios de la vida de su
protagonista y sus allegados no siguen un orden cronológico sino que fluyen de
la forma en que su autor, un adulto nostálgico, pero a la vez sabio, que mira
hacia atrás para rememorar todos aquellos momentos, alegres o tristes, que le
marcaron durante la primera etapa de su vida. Todo ello escrito con el
inconfundible estilo de Antonio de Castro Cortizas, un autor que sabe cómo
dotar al cuento de toda su profundidad de forma que el lector no solo entienda
los sentimientos de los personajes, sino que, además, se sienta transportado
durante la lectura a los lugares que transitan. Y vosotros, ¿a qué esperáis
para leer este libro?
Cristina Monteoliva
©
Cristina Monteoliva.