Título: Martín Zarza. Tomo II
Autor: Miguel García
Publica: El último Dodo
Páginas: 580
Precio: 4.50€ (Epub)
Martín Zarza
vivía en Madrid, estudiaba audiovisuales y era un prometedor director y
guionista que había demostrado su talento en algunos cortos con su inseparable
compañero Roger. En algún momento
comienza a perder la fe en su trabajo, abandona la carrera de audiovisuales y,
aprovechando un piso que su tío le deja en herencia en Sevilla, decide alejarse
del mundo que conocía, mudarse y comenzar una nueva vida sin prever mucho si
será definitivo o lo haría hasta resolver sus dudas internas. Si este desembarco fue el tema del primer
volumen de la trilogía, en este segundo volumen Miguel García continúa
desarrollando la historia y la personalidad de Martín.
Martín,
cargado de pragmatismo, busca trabajos por la evidente necesidad de mantenerse
y pagar sus gastos. Trabaja de camarero y también como reponedor en el
Mercamil. Ahí parece disfrutar realmente
de una vida sin responsabilidades ni expectativas de ningún tipo. Si no fuera
por la gente con la que tiene que bregar, disfrutaría bastante de ese existir
sin pretensiones. Con el mismo
pragmatismo cubre sus necesidades sexuales de la mejor forma que puede. Y en todo este proceso se encuentra con toda
una colección de personajes de la sociedad sevillana que Martín analiza desde
su particular visión. Para ello escribe
un diario utilizando la vieja máquina de escribir de su tío.
Por
casualidad o destino, cuando se enfrenta nuevamente a dificultades monetarias,
se encuentra con unos antiguos amigos, incluido su antiguo e inseparable amigo
Roger, con lo que toma contacto nuevamente en el mundillo audiovisual, esta vez
como mero espectador. En este ambiente conoce a Marisa, una ambiciosa
estudiante cuyo sueño es la producción, que le hace una extraña proposición: le
pagará por ver películas y series. ¿Su
intención? Resucitar la necesidad
creativa de Martín. Por una parte, este
acuerdo le soluciona su problema monetario; por otra, tendrá ciertas reservas
éticas por aceptar dinero, simplemente, por ver películas, complicado todo por
cierta tensión romántico-sexual por Marisa que tratará de controlar como pueda.
Martín
es un personaje ambivalente: no se sabe muy bien si es un nihilista de la vieja
escuela, un deprimido al uso o, sencillamente, un capullo con ínfulas. Él no parece saberlo tampoco. En algunos
momentos Martín demuestra tener una visión con cierta profundidad,
especialmente cuando habla de música o cine, de los cuales está plagado de
buenas referencias. Pero al mismo tiempo
Martín puede llegar a comportarse como un completo imbécil. De eso es
completamente consciente: tiene la capacidad de pifiarla de la forma más
absurda cuando parece que va a conseguir algo que realmente quiere, y ello dará
lugar a escenas que rozan el vodevil.
Miguel
García combina capítulos donde un narrador omnisciente nos relata la historia,
con otros en los que el propio personaje nos relata los mismos hechos desde su
punto de vista, con lo que tendremos una visión más cercana del personaje. Lo
hace con cierto realismo, situándolo en la sociedad Sevillana de hoy, tratando
incluso de retratar el acento sevillano en todos los diálogos, y en los que
podemos identificar a muchos personajes que podemos conocer. Por todo ello, este
libro es recomendable para aquellos que quieran aproximarse desde un particular
punto de vista a la sociedad en la que vivimos y al laberinto de pensamientos a
los que puede enfrentarse una persona como Martín Zarza.
Sergio M. Planas