miércoles, 31 de mayo de 2017

Reseña: EL HIJO DE TODOS, de Louise Erdrich.

Título: El hijo de todos
Autora: Louise Erdrich
Traducción: Susana de la Higuera Glynne-Jones
Publica: Ediciones Siruela
Páginas: 368
Precio: 22,95 € / 11,95 € (epub y kindle)

¿Puede una persona perdonar al que le quitara la vida a su hijo, aunque fuera accidentalmente? ¿Y si aquel que provocara la muerte del ser querido fuera de la misma familia? ¿Podrían los lazos afectivos recomponerse después del tiempo de duelo? No creo que sean preguntas fáciles de contestar. Depende del carácter de cada persona, de su capacidad para perdonar y pasar página. De recuperarse de un trauma tan duro. Si queréis conocer la historia de dos familias que han de enfrentarse a ello, no dejéis de leer El hijo de todos, de Louise Erdrich, la novela ganadora del National Book Critics Circle Adward 2017 de la que hoy os vengo a hablar.
Dakota del Norte, Estados Unidos, verano del año 1999. Landreaux Iron, ayudante de fisioterapia y cuidador de personas dependientes que vive junto a su familia en la reserva de los indios ojibwas, sale a cazar un ciervo en las inmediaciones de su casa. Tras disparar, se da cuenta de que el que ha quedado gravemente herido no es el ciervo, sino Dusty Ravich, el hijo de su amigo Peter y la medio hermana de su mujer, Nola. Tras la muerte del niño de cinco años, Landreaux y su mujer, Emmaline, deciden, tal y como harían sus antepasados ojibwas, entregarle a los dolidos padres de Dusty a su hijo LaRose, de la misma edad. Si bien la medida es dura, poco a poco las heridas empezarán a cicatrizar, convirtiéndose en LaRose en el puente de unión de las dos familias. Pero, ¿qué pasará cuando alguien decida inmiscuirse en el proceso de duelo y redención? ¿Puede haber un verdadero final feliz para esta historia?
Esta historia comienza con la muerte de un niño, el pequeño Dusty. Lo que hasta entonces había sido una vida apacible para dos familias, los Ravich y los Iron, se vuelve un verdadero calvario. Hasta que los Iron deciden entregar a su hijo, LaRose, a los Ravich. Entonces, poco a poco, las cosas empiezan a calmarse. Es un proceso largo, laborioso, en el que sin duda el pequeño LaRose, un niño inteligente y con poderes heredados de las otras LaRose de la familia, será la clave.
El hijo de todos es una novela coral en la que, fundamentalmente, conoceremos a los miembros de las familias Iron y Ravich: Landreaux, un ex toxicómano que lucha cada día para no recaer; Emmaline, la mujer de la que todos se acaban enamorando; Hollis, el hijo adoptivo de los Iron; Willard, al que todos llaman Coachy porque ningún Willard puede quedar sin apodo; Snow y Josette, las chicas Iron, tan unidas como si fueran gemelas, aunque no lo sean; Peter, el hombre que intenta mantener unida a su familia después de la tragedia; Nola, la mujer malhumorada y depresiva que intentará reunirse a toda costa con su hijo Dusty; Maggie, la hija que se siente ignorada tras la muerte de su hermano pequeño; y, por supuesto, LaRose, el niño que tiene el poder de sanar a todos. Otros personajes importantes que aparecen en esta obra son el padre Travis, el atormentado cura católico que intenta aconsejar a los Iron; Romeo, el amigo de la infancia de Landreaux y padre de Hollis, reconvertido, con el tiempo y el resentimiento, en su más feroz enemigo; Wolfred Roberts y la primera LaRose, que se conocieron en 1839.
El grueso de la historia tiene lugar fundamentalmente en la reserva de los indios ojibwas, a lo largo de varios años, comenzando la trama en 1999. A lo largo del tiempo conoceremos las tradiciones de los ojibwas, la dura realidad de los nativos americanos en nuestros días, la convivencia de las tradiciones con las costumbres más recientes, su forma de adaptarse a los nuevos tiempos, además de la historia de superación de las dos familias. La historia no carece tampoco de elementos fantásticos que siguen precisamente la tradición de los ojibwas, lo que sin duda enriquece una historia ya de por sí rica en matices, sentimientos y momentos para la reflexión del lector.
El hijo de todos, en definitiva, es una novela coral sobre el duelo, la superación de los grandes traumas, la redención, la venganza y las imperfecciones de los seres humanos, además de una buena obra con la que conocer más sobre la América más desconocida. Una historia apasionante, sentimental y cruda, al mismo tiempo, que estoy segura que a muchos de vosotros os va a encantar. ¿Os atrevéis a comprobarlo?
Cristina Monteoliva