Título: Palabra de sal
Autora: Mónica Collado Cañas
Publica: Tropo Editores
Páginas: 235
Precio: 19 €
No hace mucho vi en la tele una nueva (y
curiosa) oferta de turismo rural. Básicamente, los guías llevaban a un grupo de
americanos a varear olivos. Me quedé estupefacta. Personalmente, es algo que
nunca he hecho, pero me ha contado gente, que precisamente no tiene miedo al
esfuerzo, que ir a recoger aceitunas es un trabajo duro. Sin embargo, para esos
americanos era algo idílico, una actividad recreativa. Tanto a ellos como a
todos los que no sepan lo que es la vida de campo de verdad les recomiendo
echarle un vistazo a Palabra de sal,
la novela de Mónica Collado Cañas de la que hoy os vengo a hablar.
Corina es una niña de
ocho años que vive en un cortijo con sus padres, su abuelo y dos de sus
hermanos. Aunque Corina y sus hermanos bajan al pueblo para ir al colegio, la
mayor parte del tiempo lo pasan en el cortijo y el campo. Corina adquiere
conocimientos importantes para su futuro tanto de los libros como de las
personas con las que se relaciona en el cortijo, sus familiares y la propia
naturaleza. Enseñanzas que la harán entender a los que la rodean, a los
hermanos que se fueron a estudiar fuera y a sí misma.
La narradora y
protagonista de esta historia es Corina, una niña de ocho años (a lo largo de
la narración llega a cumplir los nueve) que vive un cortijo en algún lugar del
interior de Andalucía Oriental. Generalmente, fuera de Andalucía se piensa que
un cortijo es una finca grande en la que vive a tiempo completo o parcial algún
tipo de terrateniente o señorito andaluz. Si bien esto puede darse en algunos
lugares de nuestra extensa comunidad autónoma, el cortijo en el que vive
nuestra niña es la tradicional casa de campo pobre con pocas habitaciones y
escasas comunidades.
Hemos de entender
también que la narración nos transporta a un pasado reciente, aunque a algunos
les pueda parecer lejano. Ya que hoy en día queda poca gente viviendo en los
cortijos de la manera que lo hacen Corina y sus padres (muchos de los tradicionales
cortijos de Andalucía oriental se han ido convertido con el paso del tiempo en
casas a las que se va el domingo o a pasar el verano), y teniendo en cuenta
otros datos que nos aporta la narración, yo diría que nuestra niña nos
transporta con a los años setenta o los años ochenta del siglo XX.
Corina sabe que es una
niña pobre, aunque eso no le afecte demasiado. Su madre no lo era, pero lo
perdió todo por seguir a su marido. Corina sabe que su vida ha sido dura desde
entonces: demasiados embarazos, demasiado trabajo, demasiado poco afecto por
parte del hombre al que ama… La niña piensa sobre esto en su día a día, pero
también sobre otras muchas cosas: sus hermanos, los cuentos y leyendas que le
cuentan los mayores (casi todas relacionadas con el entorno del cortijo), las
diferencias entre la vida del pueblo y la que ella lleva en el cortijo…
La narración de Corina,
reflexiva, poética y sincera, es el de una niña que comienza a darse cuenta de
cómo es el mundo que le rodea, de lo verdaderamente dura que es la vida del
campo y del injusto papel que juegan las mujeres en la vida rural. Son las
memorias de una mente lúcida que nos cuenta que aquella vida en el campo de
aquellos años podía tener sus momentos dulces, aunque la mayor parte del tiempo
fuera dura e ingrata.
Palabra
de sal, novela ganadora del XIX Premio Vargas Llosa y Finalista
del Premio Chámbery a primera novela en castellano, es, en definitiva, un
excelente libro para conocer el mundo rural andaluz de hace unos años, las distintas
profesiones que existían entonces (algunas, ya desaparecidas o a punto de
hacerlo), la forma de pensar de la gente del campo y de vivir, tan distinta que
tenía con respecto a la gente de los núcleos urbanos, a través de los ojos de
una niña que comienza a darse cuenta de cómo es el mundo en realidad, y de que pronto
deberá decidir qué papel jugar en su propia vida. Dicho esto: ¿os animáis a
visitar el cortijo de Corina?
Cristina Monteoliva