Título: Diario de un
hombre superfluo
Autor: Iván Turguénev
Ilustraciones: Juan Berrio
Traducción: Marta
Sánchez-Nieves
Editorial: Nórdica Libros
Páginas: 128
Precio: 18 €
¿Os habéis sentido alguna vez
innecesarios? ¿Superfluos? Así es como se sentiría el protagonista de la
novela que os traemos hoy, Diario de un
hombre superfluo, obra escrita por Iván Turguénev, si no fuera porque él no
se consideraría a sí mismo protagonista ni de su propio diario, ni de su propia
vida. Ahora que está en la cama con sus
treinta años y esperando a morir, decide contarse su propia vida sin molestar a
nadie.
Chulkaturin, nuestro
no-protragonista, repasa la que ha sido su breve vida y, de paso, nos describe
la Rusia donde vive y su férrea jerarquía social. Casi sin querer, se centra en su historia de
no-amor con Yelizaveta.
Pese a que se ilusiona cuando la conoce
y en algunos momentos todo le parece ir bien, se cruza en su camino un príncipe
del que Liza (así llaman a Yelizaveta) se enamora sin remedio.
Un amor no
correspondido puede ser, a menudo, la razón por la que nos sintamos
innecesarios y superfluos. ¿Será ese el
caso de Chulkaturin? ¿O será simplemente
el episodio que saca a la luz ese sentimiento que ya existía previamente? ¿Yelizaveta se enamoró de la elegancia y
presencia del príncipe o fue Chulkaturin el que no supo actuar a tiempo? Tal
vez aún teniendo sus ojos abiertos, e incluso abriéndolos muchísimo, «no llegó
a ver nada, o lo veía bajo un luz equivocada».
Muchas preguntas para una novela tan corta. Será labor del lector
responderlas.
Esta pequeña novela de
Tungueneíev es un buen ejemplo de lo mejor de la literatura rusa del siglo XIX.
Logra plantear una historia de la forma más sencilla, llana y directa, de una
forma que nos permite reflexionar y sentir perfectamente la realidad que plantea,
el mundo del protagonista. Esta obra le
da nombre al que posteriormente se consideró el personaje arquetípico de la
literatura rusa y que podemos ver ampliamente en las obras del propio
Tungeneíev, Puschkin, Dostoievsky o Chejov: el hombre superfluo. Un hombre culto, inteligente, que por
incomprensión del mundo en el que vive acaba por tener un sentido amargo de la
existencia pudiendo llegar, en el mejor de los casos, al nihilismo más
contemplativo.
El trabajo de la
traductora Marta Sánchez-Nieves es excelente, dejando que la lectura de Diario de un hombre superfluo sea fluida
y aclarando perfectamente los puntos donde la traducción lo necesita sin
entorpecer la lectura. Y por último
mencionar el estupendo trabajo de Nórdica Libros en esta maravillosa edición
con ilustraciones de Juan Berrio, que hace que este libro sea el mejor tributo
a su contenido y la mejor manera de conservarlo.
Sergio M. Planas