¿En qué piensan los perros? ¿Nos
entienden cuando les hablamos? ¿Hasta qué punto son conocedores de nuestros
secretos? Somos muchos los que nos hacemos estas preguntas. Algunos, somos
escritores, y nos gusta imaginar qué contarían nuestros amigos peludos de
nosotros si pudieran hablar o escribir. Este sería el punto de partida de Me llamo Lucas, la novela de Juan José
Murillo Moreno de la que hoy os hablaré.
El Yorkshire terrier
que nos habla nació a orillas del Danubio en un exclusivo criadero, pero por cosas
del destino acabó en una tienda de animales de Madrid, lugar en el que fue
adoptado por Enrique y Silvia. Si bien Enrique no está muy a favor de tener un
nuevo miembro peludo en la familia después de la muerte de otro muy querido, al
final lo acaba aceptando y tratando con tanto cariño como a Pitu, su otro
perro, y a Chiqui, su gato. ¿Qué nos contará este peludete a lo largo de quince
años de vida?
Lucas, el narrador y
uno de los protagonistas de esta historia, es un Yorkshire terrier de tres
kilos y medio, gran inteligencia y mucho carácter. Adoptado por una familia
madrileña, el pequeño pronto aprende a escribir su propia historia, como nos
cuenta, gracias a su dueño, Enrique. Lucas piensa como un hombre con cierta
experiencia en la vida y tiene los mismos gustos que su dueño. Es observador,
sensible y vivaz.
Lucas nos relata
ciertos episodios de su vida con su familia, algunos un tanto rutinarios, otros
más destacables. A lo largo de su vida, hará excursiones, compartirá anécdotas
con Pitu y Chiqui y, sobre todo, intentará ser un pilar importante para Enrique
y Silvia. Y es que ni Silvia ni Enrique están del todo bien. Como casi todo el
mundo, tienen sus problemas, y la presencia de los peludos en casa es muy
importante para ellos.
La novela comienza con
un Lucas bastante enfermo, por lo que ya podemos imaginar lo que sucederá al
final del libro. Esto me lleva a señalar uno de los temas fundamentales de este
libro: el del duelo, tanto cuando se pierde a un familiar humano como cuando el
que se va es un perro, gato o cualquier otro amigo de otra especie.
El autor se presenta en
la foto de solapa del libro sosteniendo a un Yorkie. Además, a lo largo de todo
el libro encontramos fotos en blanco y negro de los personajes de los que
habla, por lo que he de pensar que si bien habrá parte de ficción en esta
historia, otra importante será de realidad del autor vivida con sus mascotas.
Me
llamo Lucas, en definitiva, es una novela emotiva
sobre una familia que siente verdadero amor por los animales, un perro que
tiene una vida feliz y los problemas que van surgiendo a lo largo de quince
años de existencia de este. Una obra especialmente indicada para los que aman a
los animales y saben que tienen mucho que enseñarnos (y nosotros a ellos).
Cristina Monteoliva
