Hace años que dejé de ser joven, pero
recuerdo que cuando lo era, creía que tenía todo el tiempo del mundo por
delante. Me pregunto qué habría pasado si algo realmente grave me hubiera
pasado. Desde luego, tendría que haberme replanteado mi forma de entender el
mundo y mi propia vida, como le sucede a Jet, la protagonista del original thriller Aún no estoy muerta, de Holly
Jackson, y la obra de la que hablaremos a continuación.
Jet tiene veintisiete
años, una camioneta que adora, un perro que quiere con locura y una familia que
siempre le ha resultado fastidiosa. Aun así, todavía vive con sus padres en
Woodstock, a la espera de saber qué hacer con su vida. Una vida que cambiará
radicalmente la noche de Halloween de 2025, cuando de vuelta a casa sea atacada
por un desconocido. La joven sobrevive a los múltiples golpes en la cabeza,
pero los médicos le dicen que tiene un aneurisma y que morirá en una semana.
Sin pensárselo dos veces, Jet sale del hospital para averiguar quién la ha
asesinado. No estará sola: durante los días que le quedan contará con Billy, su
amigo de la infancia, como compañero de aventuras. ¿Conseguirán resolver el
misterio a tiempo?
Jet es una chica
malhumorada y desordenada cuyo lema es “luego lo hago”. Si bien consiguió
entrar en una buena facultad de Derecho, más tarde decidió dejarlo todo y
volver a Woodstock, su pueblo natal. Como tantos jóvenes, pensaba que tenía
años y años por delante para pensar qué hacer de provecho. Hasta que alguien la
atacó y solo le quedó una semana de vida. Entonces, decidió ponerse manos a la
obra y terminar algo por una vez: la resolución de su caso de asesinato.
Nuestra protagonista es
hija de un constructor importante de la localidad. Ella y su padre comparten
una enfermedad de los riñones que hace que su calidad de vida no sea tan buena.
Si bien este parece tomarse con serenidad el estado de su hija, su madre se desespera
hasta el límite. No es de extrañar: Jet sería la segunda hija que pierde,
¿cuánto más puede aguantar una madre?
Jet, además, tiene un
hermano mayor, Luke, siempre crispado, que se encarga últimamente de la empresa.
Luke está casado con Sophia, la ex mejor amiga de nuestra joven y ahora su
mayor enemiga.
Por otro lado tenemos a
Billy, el amigo de la infancia de Jet. Nuestro chico es hijo de Jack Finney, el
sargento de policía local, trabaja como camarero pero sueña con ser cantante.
Y, por supuesto, está tan enamorado de Jet, que hará todas las locuras que ella
le pida durante la frenética semana que pasen juntos intentando averiguar quién
mató a la chica y por qué lo hizo.
Como todo buen thriller, este tiene grandes dosis de
emoción, secretos que van desvelándose página tras página y giros inesperados. Como
curiosidad (al menos, a mí me lo ha parecido, os comento que la narración nos
viene dada por un observador externo bastante malhablado que parece tener el
mismo mal humor que nuestra protagonista.
Aún
no estoy muerta, en definitiva, es un thriller muy intrigante cuya lectura no
querrás dejar para luego. ¿Te atreves a comprobarlo?
Cristina Monteoliva
