Queridos
amigos de La
Orilla de las Letras,
durante
ocho días seguidos os vamos a ofrecer las entrevistas que las autoras de la antología
de relatos Voces de amor y desamor
nos han concedido. Comenzamos con Elsa
Mogollón Wendeborn. Sin más dilación, aquí van sus palabras:
¿Cuándo
descubriste que la escritura era algo más que un pasatiempo?
Para mí, la escritura nunca ha
sido un pasatiempo. Soy periodista de profesión y llevo más de treinta años
dedicada al mundo de la comunicación, tanto escrita como hablada. Lo que sí
representa un nuevo desafío es la escritura de ficción: combinar la realidad
con la fantasía, inventar palabras y emociones para los personajes, construir
escenas y escenarios inéditos. Es una experiencia liberadora, que me permite
dejar atrás el corsé de la realidad para dar rienda suelta a la imaginación y
crear nuevos mundos.
¿Qué
lecturas crees que te han influenciado como escritora?
Escritoras como Marvel Moreno y Gioconda Belli, así como autores como Gabriel García Márquez, José Hierro, Mario Benedetti y Pablo Neruda, me han enseñado a mirar el mundo desde una perspectiva distinta, a observar mi entorno con curiosidad y a absorber todo lo que pueda de él. También me han inspirado a escribir y a retratar, a través de las palabras, el mundo en el que vivo.
©
Elsa Mogollón Wendeborn.
¿Qué
estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías?
Ahora mismo estoy leyendo La perra, de Pilar Quintana, una novela
breve pero profundamente intensa. Desde las primeras páginas me ha atrapado por
su fuerza y su honestidad. Es una historia que te lleva a la selva del Pacífico
colombiano, a sus sonidos, sus peligros y su belleza, pero también a las
profundidades del alma humana. A través de Damaris, su protagonista, Quintana
explora el amor maternal, la soledad y el deseo con una crudeza que conmueve.
Me impresionó cómo logra entrelazar la naturaleza y las emociones, cómo lo
salvaje se vuelve espejo de lo íntimo.
¿Cómo
compaginas tu trabajo fuera del mundo de las letras con la escritura?
Desde hace cuatro años me dedico a
la escritura creativa, centrando gran parte de mi tiempo en la elaboración de
relatos y en mi primera novela, en la que trabajo desde hace dos años. Hoy, el
periodismo ocupa un lugar menor en mi rutina, pues he tomado la decisión de dedicarme
por completo a la escritura. Es una elección que asumo con ilusión, compromiso
y un profundo amor por las palabras.
¿Cómo
ves el panorama literario actual?
Me parece un momento muy
interesante, marcado por el notable auge de la literatura escrita por mujeres.
Me enorgullece ver a tantas autoras comprometidas con contar su mundo, sus
sueños y sus inquietudes. Percibo que el feminismo, la búsqueda de la igualdad
y la defensa de la libertad de expresión ocupan hoy un lugar central en la
mirada y la voz de muchas escritoras.
Si
tuvieras que elegir entre relato y microrrelato, ¿con cuál te quedarías?
El microrrelato, con su precisión
y la exigencia narrativa que impone, representa un desafío que no siempre
consigo superar. En cambio, el relato me resulta más natural; aunque también
debo escoger cada palabra con cuidado, siento que me permite expresar con mayor
libertad y fidelidad lo que realmente quiero transmitir. Es en este espacio
donde mi escritura encuentra más comodidad y resonancia.
¿Escribirías
un libro de moda para hacerte famosa?
No, no podría. Solo puedo escribir
de lo que conozco, de lo que habita en mí y me mueve: la vida, el amor, los
sentimientos, las tragedias que nos rodean. Cualquier tema que no despierte en
mí esa chispa de interés se me escapa entre los dedos; no tendría la fuerza ni
la verdad para darle forma en palabras. Mi escritura nace de la necesidad
íntima de nombrar lo que me toca, lo que me conmueve, lo que me hace sentir.
¿Qué
te llevó a unirte al proyecto Voces de
amor y desamor?
Lo que me atrajo fue la camaradería y el desafío. La buena energía y la armonía que sentí al conocer a mis compañeras, aunque solo fuera de manera virtual, crearon una conexión profunda, íntima y valiosa que me llenó de ilusión y me impulsó a sumarme al proyecto. Y luego estaba el reto: nunca había escrito un relato romántico, y aventurarme en él fue toda una experiencia. Explorar las luces y sombras del amor en las relaciones de pareja en el mundo actual resultó para mí estimulante y revelador, un espacio para asomarme a los sentimientos con curiosidad y libertad.
Háblanos
de Como yo te amo, tu relato en este
libro.
Mi relato se titula Como yo te amo y es una historia escrita
desde lo más profundo del corazón.
A los
treinta años, Catalina Londoño creyó haberlo perdido todo. Con el corazón hecho
pedazos, huyó de un esposo maltratador y dejó atrás a su hija y la tierra que
la vio nacer. Sin rumbo y cargada de incertidumbre, llegó a Madrid acompañada
por su hermana, enfrentándose a la soledad, al miedo y a la lucha diaria por
sobrevivir.
Y justo
cuando la oscuridad parecía no tener fin, el destino le regaló una luz
inesperada, una oportunidad capaz de transformar su vida.
Como yo te amo es la historia de
Catalina, de su valentía, de los lazos de solidaridad que la sostienen y de la
fuerza de las segundas oportunidades. Es un relato que conmueve, que toca el
alma y que recuerda que, a veces, perderlo todo… es solo el comienzo.
¿Qué
esperas que los lectores aprendan de él?
Justo eso que acabo de decir: que
perderlo todo a veces no es un final, sino apenas un comienzo. Que la vida
siempre ofrece segundas oportunidades, pero solo se abren a quienes están
dispuestos a recibir el amor y a confiar en su fuerza transformadora. Que
cuando creemos haber tocado el fondo, cuando sentimos que la tragedia nos
envuelve por completo, siempre hay una luz que aparece, silenciosa y firme,
guiándonos fuera del túnel, más allá de la decepción, hacia un nuevo amanecer.
Pero,
¿por qué relatos de amor?
Porque el amor lo puede todo. Con
él podemos tocar cualquier tema, llegar a cualquier ser, trascender especies y
géneros. Es la energía que transforma, que mueve, que despierta la vida en todo
lo que toca. Nos hace más humanos, nos une, derriba fronteras y disuelve
barreras sociales y culturales. Incluso cuando sabemos todos los secretos y
poseemos todo el conocimiento, sin amor no somos nada. Estoy convencida de
ello: el amor es la fuerza que da sentido a todo.
¿Qué
nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Actualmente habito las páginas de
mi primera novela, un viaje a los años ochenta, donde el amor y la amistad se
entrelazan, donde la unión entre mujeres se vuelve refugio y fuerza. Allí el
exilio se siente en cada palabra, y los sueños de un mundo mejor laten entre las
líneas, delicados y persistentes, como un susurro que se niega a desaparecer.
¿Te
gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Siempre se ha dicho que la
escritura es un acto solitario, un oficio silencioso. La imagen de una
escritora sentada frente a la máquina o al ordenador, sola con sus
pensamientos, imaginando y transformando el mundo en palabras, es casi un
símbolo universal. Una figura solitaria que, desde su rincón, intenta tender un
puente entre su universo interior y los demás.
Pero lo
verdaderamente revolucionario de este proyecto es que rompe con ese aislamiento.
Aquí no estamos solas: caminamos acompañadas por otras escritoras que comparten
la misma pasión, la misma lucha por dar vida a un libro, por hacerlo llegar a
las librerías y al corazón de los lectores. Ese impulso colectivo, esa fuerza
compartida, otorga a este proyecto un valor distinto, luminoso: el de la
creación que nace del encuentro.
Muchas
gracias, Elsa, por tu tiempo, tus
palabras y tu foto personal. Te deseamos una carrera literaria larga y
próspera.
Y
a vosotros, amigos del blog, gracias
por estar un día más al otro lado de la pantalla. Y ahora, ¡a leer!
Cristina Monteoliva