Enhorabuena
por haber ganado el II Premio Valencia de Novela Negra con tu obra Tus magníficos ojos vengativos cuando todo
ha pasado. ¿Qué se siente al recibir un premio tan importante?
Llega un momento a lo largo de tu carrera en que todo forma
parte de una especie de proceso global, así que, aparte de la emoción por la
ingente cantidad de personas que se han alegrado sinceramente del triunfo, lo
más importante es la sensación de haber dado un paso más, de seguir
contando con los medios para difundir tus historias entre la gente.
Todo va en función de la siguiente novela, que en realidad es lo
único que importa porque es lo único que existe.
Tus magníficos ojos vengativos cuando
todo ha pasado es
una novela negra que transcurre en el Londres victoriano. Londres, Inglaterra.
Seguro que muchos de tus lectores asiduos se están preguntando lo mismo que yo:
¿en qué momento se te ocurrió sacar a tus personajes de tu adorada Sevilla?
Todo parte de los zoológicos humanos, de los que más adelante
hablaremos en profundidad, un suceso propio del siglo XIX y que estuve a punto
de situar en Barcelona. Pero Barcelona requiere su propia novela y con el
Londres victoriano tenía pendiente una historia donde el malvado fuera el
principal motor de la historia, un arquetipo que sólo podía ser el profesor
Moriarty, así que terminamos recalando allí.
¿Y por qué una novela de Sherlock Holmes? ¿No lo consideras, tal
vez, un poco arriesgado?
Cuando un primer borrador de la novela ya estaba completamente
planificada, Sherlock aún no estaba allí. Tenía personajes suficientes para
soportar los distintos afluentes de la intriga principal y Moriarty ya contaba
con opositores de sobra para dar sentidos a sus maquinaciones, pero el desafío
de revisitar una novela misterio del XIX con la libertad de movimientos de
nuestros días era un desafío trucado; sólo al incluir a Holmes y encontrar la
manera de extraer nuevas facetas del personaje sin alterar su naturaleza tuve
la sensación de que el retrato que pretendía llevar a cabo estaba completo.
Aunque en realidad yo no creo que esta sea una novela de Sherlock
Holmes. Al fin y al cabo, el detective comparte protagonismo con Moriarty y
Cox, entre otros. Por cierto, ¿cuál de tus tres te gusta más como personaje?
¿Te sientes identificado con alguno de ellos?
Sin duda, Moriarty es el centro de la acción, el detonante
alrededor del cual se mueven no sólo los otros personajes sino, por un momento,
el imperio británico en su totalidad.
El mal, o mejor aún, la maldad, me interesa como concepto
cultural y como reflejo de las tendencias más reveladoras del ser humano, así
que hacía mucho tiempo que deseaba dedicar una historia al malvado por
antonomasia y afrontar el reto de humanizarlo en cada uno de sus movimientos.
©Juan Ramón Biedma.
¿Por qué crees que los autores de novela victoriana se ocupan
tanto de lo que reluce y tan poco de lo que permanece en las sombras?
La figura del detective privado se afianza por la necesidad de
los pater familias de que aquella época de contar con un representante de sus
intereses que permitiera restablecer el orden y apartar a sus hijos de sus
desviaciones sociales y sexuales para devolverlos a su responsabilidades al
frente de la industria.
De alguna manera, mi novela responde al deseo de adentrarme en
el reverso de esas andanzas que leímos cuando niños, recuperar los escenarios
físicos y morales que se nos ocultaron y mostrar unos entramados que el sistema
de censura de la época –no olvidemos que la mayoría de los relatos se
publicaban por entregas en publicaciones como el Strand con un control creativo
férreo- no permitía mostrar.
Hablando de cosas oscuras, ¿qué puedes contarnos de los zoológicos
humanos?
Los zoológicos humanos o exposiciones antropozoológicas son una
creación de Carl Hagenbeck, tatarabuelo del escritor mexicano Francisco
Haghenbeck, un buen amigo que me descubrió su existencia durante una
conversación en Gijón hace unos años. Desde el principio me pareció uno de los
fenómenos más atroces de los que haya tenido noticia: secuestrar aborígenes
para exhibirlos a miles de kilómetros de su entorno habitual para terminar
abandonándolos después, asustados y enfermos, me pareció una monstruosidad tan
propia del ser humano que debía ser reflejada en una novela.
Zoológicos humanos, leprosos secuestradores de niños, ladrones de
tumbas, casas enigmáticas, fotógrafos malditos, verdugos de niños, teatros casi
clandestinos… ¿Qué te hubiera gustado meter más en esta novela pero no has
podido por la razón que sea?
Verás Cristina, lo que te voy a contar es la primera vez que lo
comento con alguien, dentro o fuera de una entrevista: en el plan inicial había
un sacerdote español, antiguo capellán del ejército carlista, exiliado en
Inglaterra por motivos políticos y que actuaba como una especie de investigador
a las órdenes de la pareja de aristócratas; era un personaje muy interesante
que suprimí para no romper equilibrios narrativos pero que me reservo para el
futuro.
Acabas de volver de Granada Noir, un evento que ha aglutinado a
muy buenos escritores de novela negra españoles y a un buen puñado de las
mentes más malvadas de este país. ¿Qué te ha aportado, como escritor y lector,
este festival?
Los festivales de género negro, además de la posibilidad de
compartir experiencias con compañeros de profesión y de dar a conocer tu obra
entre los lectores interesados, nos proporcionan la oportunidad de conocer o
recordar atmósferas y emplazamientos para situar nuestras tramas. En este caso
he podido buscar localizaciones en el Albayzín, que me ha parecido una
de las zonas más potencialmente siniestras, intrincadas e interesantes que he
conocido en mucho tiempo.
©Juan Ramón Biedma.
¿Crees que escribir novela negra es más difícil que escribir
cualquier otro género?
No, cada género tiene sus propias dificultades, y los autores
capaces de escribir textos humorísticos que de verdad lo sean o románticos no
esperpénticos tienen toda mi admiración.
De lo que sí dispone el policíaco es de una raza de lectores muy
especializados en sus reglas y con una gran capacidad de interacción que pueden
mostrarse implacables con los novelistas que malogren los elementos de sus
obras.
Te has atrevido con perturbados mentales, con zombis y criminales
de todo tipo y toda época. ¿Qué nos depara la próxima novela de Juan Ramón
Biedma?
La novela en la que estoy trabajando en la actualidad regresa a
los barrios más olvidados de Sevilla, regidos por leyes gitanas donde las
mujeres que no se han casado a los dieciocho pueden ser repudiadas por su
entorno, lugares donde siguen vigentes enfermedades contagiosas que han sido
erradicadas del resto de Europa y donde se llama zombis a yonquis sin
hogar, que vagan por ciertos barrios sin atención ni
recursos de ninguna clase. Como puedes ver, no hay que alejarse mucho para
encontrar diversas formas de horror.
Desde luego, si
alguien puede encontrar el horror en cualquier parte, ese eres tú. ¡Mucha
suerte con esa nueva novela! Y, por supuesto, con Tus magníficos ojos vengativos cuando todo ha pasado.
Muchas gracias
por tu tiempo, tus fotos personales y tus respuestas. Espero que pronto
publiques esa nueva novela y podamos charlar de nuevo.