La Guerra Civil española da mucho que
hablar en lo literario y cinematográfico todavía a día de hoy. No es de
extrañar, pues fue un periodo oscuro en el que tuvieron lugar infinidad de
historias personales que merecen ser contadas. También es una época que,
utilizando parte de lo real, nos evoca grandes tramas ficticias. Sea como sea,
hoy vamos a comentar la que contiene la novela gráfica Las alas de la crisálida, de Rafael Jiménez y Meik.
Tras la muerte de su
abuela Mercedes, la joven Lucía se encuentra ante el relato más íntimo de la
madre de su madre. El texto habla de una época concreta, la que abarcaría toda
la Guerra Civil Española en la ciudad de Madrid. En aquellos tiempos, Mercedes
sería una joven inocente casada con un hombre que no dudaría en abandonarla en
cuanto comenzara la contienda. Nuestra chica se va entonces a vivir con su
criada, Libertad, una joven de su edad, en una casa donde la pobreza campa a
sus anchas. Pronto surge el amor entre ellas, pero, ¿hasta cuándo? ¿Qué pasará
cuando acabe la guerra? ¿No deberá volver Mercedes a su vida anterior?
Esta novela gráfica nos
presenta dos escenarios: el presente de Lucía y su madre, dos mujeres
subyugadas por un hombre que solo mira por sus intereses económicos, y el
pasado, con Mercedes y Libertad como protagonistas.
Como decía en la introducción
de esta reseña, la Guerra Civil es una fuente inacabable de historias. La que
nos encontramos en Las alas de la crisálida
nos habla del asedio de la ciudad de Madrid durante tres años, una mujer de
buena familia que tenía su destino escrito pero que vio como volvía a
reescribirse en este periodo de tiempo, otra valiente que no dudaría en ayudar
a la primera, un amor imposible, la importancia de la Ley de la Memoria
Histórica y machismo, mucho machismo.
Las
alas de la crisálida, en definitiva, es una apasionante
historia que nos invita, entre otras cosas, a no olvidar el pasado,
especialmente a todos los que cruelmente se quedaron por las cunetas y fosas
comunes. Una obra feminista contada con delicadeza. Una novela gráfica que, sin
duda, está esperando a que la descubras.
Cristina Monteoliva