¿Qué nos depara el
futuro al ritmo frenético que lleva la humanidad? ¿Creéis probable que tenga
lugar un fenómeno apocalíptico que acabe con todo? O casi todo. Porque seguro
que al menos un grupo reducido de humanos conseguirían sobrevivir. Puede que se
refugiaran en una isla y fueran liderados por un grupo de científicos. Pero, ¿y
si el asesinato de uno de ellos amenazara la existencia de toda la comunidad?
La respuesta a esta y a tantísimas preguntas que te harás durante la intensa
lectura la tendrás en El último asesinato
en el fin del mundo, la nueva y emocionante novela de Stuart Turton de la
que hablaremos a continuación.
El
fin del mundo llegó en forma de niebla asesina. Mientras todo el mundo caía,
una pequeña isla griega se fortificaba frente a la gran amenaza. En esta isla
quedarían para siempre tres científicos inmortales (una madre, su hijo y otra
colega), a los que llamarían ancianos, y una pequeña comunidad de aldeanos
siempre dispuestos a colaborar con lo que sus mayores les indican. El
equilibrio se rompe cuando tras una noche de la que nadie recuerda nada aparece
muerta Niema, una de las científicas. Este hecho provoca que caiga la barrera
que protege a la población de la niebla tóxica. Si no consiguen encontrar al
culpable, la barrera no se restaurará y es probable que todos mueran. Solo una
persona es capaz de averiguar qué ha pasado: Emory, la nota discordante del
pueblo. La cuestión es: ¿conseguirá resolver el caso a tiempo?
Esta
es una historia que transcurre en un tiempo no tan lejano al nuestro, una época
en la que la humanidad ha quedado drásticamente mermada o, al menos, eso es lo
que parece. La acción nos traslada a una isla griega comprada por una
científica antes de que todo pasara, Niema. En esta isla había unas
instalaciones científicas de última generación que quedaron, en apariencia,
inutilizadas, y en las que duermen para siempre (o no) un buen número de
personas. Solo dos científicos más estarán despiertos: Hefesto, el hijo de
Niema, y Thea. Los tres se encargarán de guiar a poco más de un centenar de
aldeanos en su tranquilo día a día. Hasta que muere Niema y caen las barreras.
Los
aldeanos son personas de pequeño tamaño que nacen en cápsulas artificiales y
mueren irremediablemente a los sesenta años de edad. Algunos son ayudantes de
los científicos, pero la mayoría se dedican a labores de mantenimiento, a las
granjas, etc. Todos son dóciles. Excepto Emory, una mujer que nunca se ha
resignado a lo que le ha dado y quitado la vida. Será ella, con ayuda de su
hija Clara y su padre Seth, la que una las piezas del extraño rompecabezas y
descubra al asesino. ¿Pero a tiempo?
La
narradora de esta historia es Aby, una inteligencia artificial íntimamente
ligada a las mentes de todos los pobladores de la isla. Se trata de una
narradora testigo que guarda un sinfín de secretos. Que sea tan poco fiable
para los aldeanos como para los lectores hace, sin duda, que todo sea mucho más
intrigante.
La
carrera contrarreloj comienza en cuanto los aldeanos descubren el cadáver de su
querida líder. La niebla que tanto temen está cada vez más cerca. Solo es
posible librarse de ella si se resuelve el crimen. Pero, ¿a qué precio? ¿Estarán
todos dispuestos a pagarlo?
Podría
pasarme horas hablando de El último
asesinato en el fin del mundo, un libro complejo y lleno de matices, ideal
para comentarlo en un club de lectura. No quiero, sin embargo, desvelar los
misterios de esta trama tan elaborada que sé que sabréis disfrutar tanto los
amantes de los thrillers más
intrincados como los amantes de la ciencia ficción bien construida. Os invito a
que os hagáis con este original obra y la disfrutéis por vosotros mismos.
Seguro que tras la lectura os haréis un buen número de preguntas sobre el
destino del ser humano y del planeta. Pero de eso hablaremos en otra ocasión.
Cristina Monteoliva