Título: La banda de jubilados
que cantó dos veces bingo
Autora: Catharina Ingelman-Sundberd
Traducción: Enrique Alda
Edita: Roca Editorial
Páginas: 352
Precio: 17,90 € / 7,99 € (epub)
¿Cómo te imaginas con, digamos, ochenta
años? ¿Viviendo solo en casa? ¿Con la familia tal vez? ¿Y qué tal una
residencia de ancianos? Las residencias puede resultar, según se mire, la
solución más cómoda. Aunque dicen que pueden llegar a ser verdaderamente
aburridas. Sobre todo para las personas que aún tienen muchas ganas de vivir pequeñas
y grandes aventuras. Justamente como los protagonistas de La banda de jubilados que cantó dos veces bingo, la novela de
Catharina Ingelman-Sundberd de la que a continuación os hablaré.
Tras salir huyendo de
Suecia, la banda de jubilados ladrones, compuesta por Märtha, Lumbreras,
Rastrillo, Anna-Greta y Stina, se instala en Las Vegas. Aunque la ciudad les
resulta muy estimulante, los jubilados deciden volver con identidades falsas a
su país natal para averiguar qué ha pasado con el dinero que habían destinado a
un buen número de obras benéficas. Una vez en Suecia, los dicharacheros abuelos
no solo deberán volver a sus actividades delictivas, sino que se enfrentarán a
múltiples dificultades. ¿Conseguirán salir indemnes una vez más?
Comencé a leer La banda de jubilados que cantó dos veces
bingo sin saber que el libro era la continuación de otro, La bolsa y la vida (Random, 2013).
Enseguida me di cuenta de que me había perdido algo, puesto que las aventuras
de los jubilados no empiezan en una residencia de ancianos, tal y como yo
esperaba, ni tan siquiera con el primer robo. Así, en La banda de los jubilados que cantó dos veces bingo queda claro
desde el principio que los protagonistas llevan ya bastantes delitos a sus espaldas
y, como decía antes, han debido mudarse a Las Vegas huyendo de la policía
sueca.
¿Es necesario leer La bolsa o la vida antes de hacerse con
un ejemplar de La banda de jubilados que
cantó dos veces bingo? En mi opinión, no necesariamente, ya que si bien los
libros se continúan, el segundo guarda la suficiente independencia con respecto
al primero como para poder ser leído y disfrutado por sí mismo. Otra cosa es
que los lectores del segundo decidan ir al primero después o viceversa, por
supuesto.
¿Qué vais a encontrar
en este libro? Básicamente, a un grupo de jubilados que no se aburre nunca. Los
cinco son personas muy activas y con grandes ideas a la hora de cometer
delitos. Eso sí: no siempre sus planes salen bien, de ahí que siempre tenga que
estar de aquí para allá, recuperando dinero perdido, evitando que les quiten
parte del dinero, huyendo de la policía, etc.
La jefa de la banda es
Märtha, una mujer cuya imaginación no conoce límites. A su lado encontramos
siempre a Lumbreras, un pretendiente con el que tal vez por fin pueda tener la
jefa algo más que amistad. Por su parte, Stina va detrás del gruñón de
Rastrillo, encaprichado, a su vez, de una vecina pitonisa, ¡aunque no por mucho
tiempo!. Después tenemos a Anna-Greta y su risa caballuna. Anna-Greta, la
experta en bancos, está enamorada de Gunnar, quien en algún momento del libro
se convierte en el sexto componente del grupo.
El libro, además, está
plagado de personajes secundarios tan desastroso como los moteros Tompa y Jörgen
o los policías Carlsson y Blomberg. Personajes que, por otro lado, les darán
mucha guerra a los abuelos ladrones. Las situaciones disparatadas y las salidas
airosas están garantizadas.
Las aventuras de los
abuelos no parecen tener fin. Nada más empezar a leer el libro, ya les ves
tramando algo. Y, por supuesto, nunca sabes cómo van a acabar sus aventurillas.
Son todas tan alocadas e impredecibles, que te dejarán sorprendido, y siempre con
una sonrisa en los labios.
La
banda de jubilados que cantó dos veces bingo, en definitiva,
es una novela fresca, entrañable y divertida. La lectura ideal para vacaciones
o fines de semana lluviosos. Si además de querer pasar un buen rato en compañía
de unos abuelos que se niegan a quedarse aparcados en una residencia oscura y aburrida,
quieres conocer cosas de Suecia de una forma amena y novedosa, ¡no te la
pierdas!
Cristina Monteoliva