Si algo aprendimos los niños de los
ochenta y los noventa gracias a la saga de películas de Terminator es que si un día las máquinas dominan el mundo, no será
algo bueno para los humanos. Tal vez lo acabemos descubriendo con el auge de
las IA. Pero, ¿es que acaso no queremos sucumbir a su encanto? ¿No vamos a
dejarnos dominar conscientemente? De esto y mucho más va Las máquinas enfermas, la nueva antología de relatos de Alberto
Chimal de la que hablaré a continuación.
Las
máquinas enfermas es un libro que consta de un total de
nueve cuentos distópicos perfectamente ejecutados. Su nombre se debe al texto que
aparece en la posición sexta, una historia sobre un mundo en el que las
máquinas averiadas hacen que los mandatarios del mundo se acaben contagiando de
su enfermedad, lo que, sin duda, supone un serio problema para todo el planeta.
El libro comienza con La madre del dragón, el cuento más
luminoso (al menos, en él he encontrado cierta esperanza para la humanidad) de
este volumen. Se trata de una historia en la que en un futuro no muy lejano la
gente vuelve a escribir a mano y a publicar libros a la antigua usanza, si bien
haya quien quiera sacar provecho de todo ello.
En Incidencias fatales revelan inteligencias seremos testigos de una
rebelión de las IA en toda regla.
Habló
por los profetas también va sobre IA, en concreto, de unas
que se convierten en predicadoras estafadoras.
En
esta vida sobran cuerpos es una desgarradora historia sobre
unos implantes neuronales defectuosos que tienen consecuencias letales para los
que los llevan.
El Manifiesto del dron lo publican los suicidas antes de dejar este
mundo.
Lili
es una compleja historia sobre personas que dejan su personalidad para adquirir
todas ellas la misma, una artificial.
Variación
sobre un tema de Poe nos presenta una aplicación para hablar
con los muertos.
Comenzaba esta reseña
hablando de Terminator y no puedo acabar sin hablaros a las dos películas que
me ha recordado El sueño del héroe:
por un lado, Matrix, y por otro, La isla.
Las
máquinas enfermas, en definitiva, es un libro complejo a
la par que entretenido que, con ironía, sarcasmo y mucha fantasía, nos muestra
futuros posibles en los que nuestra relación con la tecnología no es, cuanto
menos, la ideal. Una obra perfecta para
pensar en lo que somos ahora mismo y hacia dónde se dirige la humanidad si
seguimos confiando tanto en las máquinas. ¿O es que acaso pensáis que el
dejarlo todo a la tecnología puede acabar en algo bueno?
Cristina Monteoliva




