Nos estamos esforzando,
pero tal vez no estemos haciendo lo suficiente por dar visibilidad a las buenas
autoras de libros del presente y del pasado. Hoy me gustaría reivindicar desde
este artículo la maestría de Daphne du Maurier, autora conocida por su gran
novela Rebeca. Du Maurier escribió más obras, entre ellas, la que hoy nos
ocupa, la genial La casa de la Orilla.
Si quieres saber más sobre ella, no tienes más que seguir leyendo.
Dick
Young es un editor sin trabajo que acepta pasar las vacaciones de verano en la
casa de campo de Cornualles de su amigo investigador, Magnus Lane. Magnus ha
desarrollado una nueva y potente droga que hace viajar en el tiempo al que la
toma, y Dick va a ser su conejillo de Indias en la distancia, pues Magnus no se
encuentra en la casa. Será así como Dick viaje al siglo XIV para conocer cómo
eran los lugareños de entonces, señores feudales intrigantes y con grandes
amoríos. Los viajes se sucederán, pues Dick está muy interesado por saber lo
que sucede en las vidas del mayordomo Roger pero, especialmente, en la de
Isolda Carminowe, una dama caída en desgracia. Pronto, Dick deja de atender a
su recién llegada familia, su mujer Vita y los hijos de esta, más pendiente del
pasado que del presente. Pero, ¿y si la droga fuera un verdadero peligro?
¿Dejará Dick de querer viajar en el tiempo cuando muera su amigo Magnus por
tomarla?
El
narrador y protagonista de esta emocionante historia no es otro que Dick Young,
un hombre que no sabe bien qué hacer con su vida, lo que le convierte en el
sujeto más adecuado para engancharse a una droga que le dé color a su
existencia. Al comienzo de la narración, Dick está solo en la casa de campo de
Magnus, lo que le da libertad para experimentar y viajar en el tiempo. Más
tarde, sin embargo, llegan Vita y los niños de esta, lo que complica las cosas.
Todo se embrolla mucho más cuando Magnus, que iba a pasar el fin de semana con
sus amigos en su propia casa, aparece muerto. ¿Decidirá entonces Dick dejar de
viajar? ¿No es el vínculo que ha desarrollado con el mayordomo Roger y la dama
Isolda demasiado grande como para parar ahora?
La
narración nos transporta a dos épocas: el presente de Dick, apacible en
apariencia, pero totalmente gris; y el siglo XIV, donde nuestro hombre se
siente como en casa en compañía de los caballeros y las damas feudales que
vivieron en la zona donde veranea. En el pasado, reinan las intrigas y nadie es
lo que parece en un principio. Roger, el mayordomo, se erigirá como el alter
ego de Dick; mientras que la dama Isolda será su amor platónico. Un amor por el
que tal vez tenga que arriesgar su propia vida.
La
narración comienza directamente con el primer viaje en el tiempo de Dick,
mostrándonos ya desde primera hora el nivel de detalle con el que la autora
piensa mostrarnos el pasado medieval. El presente tampoco se queda a la zaga en
cuanto a las descripciones, de tal manera que quien se adentre en este libro podrá
imaginarse a la perfección cómo sería la película de esta historia.
La
intriga y la emoción crecen por momentos, tanto en el presente como en el
pasado. Dick se ve envuelto en varios problemas que ha de resolver sin levantar
las sospechas de los demás, especialmente de su mujer, la americana Vita.
¿Conseguirá salir airoso de todos los conflictos?
Paradójicamente,
esta novela sobre viajes en el tiempo me ha parecido bastante atemporal, lo que
creo que la hará atractiva a lectores de todas las edades y preferencias.
La casa de la orilla,
en definitiva, es una gran obra, tanto por la historia que nos cuenta como por
la manera tan atractiva con la que fue escrita por la siempre genial Daphne du
Maurier. Un clásico del siglo XX que nos acerca aún más a su autora y que
merece que pongamos ahora en valor. Un libro imperdible para todos los amantes
de la buena ciencia ficción, la novela histórica y de todas las historias sin
duda singulares. Y tú, ¿te atreves a viajar en el tiempo con Dick Young?
Cristina Monteoliva