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viernes, 31 de diciembre de 2021

Reseña: EL ÚLTIMO EXPLORADOR, de Cristina Puig.

 


Han pasado algunos años desde que Cristina Puig publicara su primera novela, Crónicas de Erehländ (Kelonia Editorial, 2012), y algunos más desde su último trabajo, Pesadilla. Los Dioses Oscuros (Norma Editorial, 2013), pero al fin podemos disfrutar de su segunda novela. El último explorador se ha hecho esperar pero no decepciona. Se trata de una historia de fantasía ambientada en la época victoriana que transcurre entre Londres y Caracas. En ella encontraremos paisajes de ensueño, aventuras trepidantes y hasta una historia de amor, todo ello sazonado con un toque de Steampunk; no se puede pedir más.

         Tal y como explica la propia autora, su idea inicial era escribir la biografía novelada de Charles Brewer-Carías, naturalista, explorador y fotógrafo venezolano entre cuyos méritos se cuenta el haber descubierto más de veinte especies distintas de animales y plantas, las cuevas de Cerro Autana y las de cuarcita en el tepui de Chimantá, que llevan su nombre, o las simas de Sarisariñama. No cabe duda de que el personaje da para mucho. Es por eso que Puig se puso en contacto con él  para solicitarle información de primera mano, pero la dificultad de llevar a cabo un proyecto tan complejo a distancia, hizo que la idea inicial acabara convirtiéndose en esta novela de ficción basada en la figura del científico.

         La obra está escrita con un estilo dinámico y fresco. El lenguaje es lo suficientemente especializado para estar a la altura de las necesidades de una narración que versa en gran parte sobre la flora y fauna de la Guayana Venezolana, pero adecuado a la perfección al público juvenil al que va dirigido. Aunque, ¿quién le pone la edad a un libro? Estoy convencida de que El último explorador hará las delicias tanto del público adulto como de los más jóvenes. Se intuye también un importante trabajo de documentación que se plasma en una ambientación del todo creíble y en un buen conocimiento del lugar, su biodiversidad, la población autóctona y sus leyendas ancestrales. Es tanto así, que no es de extrañar que en algunos momentos tengamos dudas sobre si la trama fantástica es real o inventada y viceversa.

         Cristina Puig es licenciada en Historia del Arte por la U.I.B. y Máster en Museología y Gestión del Patrimonio por la Universidad de Barcelona. Ha participado en antologías como “Ilusionaria II”, “Acronos II” (Ed. Tyrannosaurus Books) o “Legendarium IV” (Ed. Tombooktu). En la actualidad la escritora mallorquina está metida de lleno en un nuevo proyecto de novela histórica que esperamos vea la luz muy pronto.

María Dolores García Pastor

martes, 28 de diciembre de 2021

Reseña: EL DULCE LÍQUIDO, de Alicia Sánchez Martínez.

 


Leí por primera vez a Alicia Sánchez Martínez en una antología de relatos de varias autoras en la que cada una de ellas le daba la vuelta a un cuento clásico desde una perspectiva siniestra. En el caso de Sánchez daba la réplica al de Caperucita Roja y para mí fue todo un descubrimiento. El suyo era, con diferencia, el relato más rompedor e intenso, el más transgresor también, puesto que abordaba una temática tan incómoda como la zoofilia sin llegar a ser desagradable por demasiado explícito o vulgar. De los dieciséis que formaban la antología éste fue el único que me despertó las ganas de conocer más a fondo a su autora, de volverla a leer. La narración combinaba erotismo y violencia de una manera inquietante, y abordaba un asunto tan moralmente reprochable con gran maestría y, me atrevería a decir, hasta con elegancia. Al fin y al cabo, la literatura está para transgredir, para impactar y provocar y esta escritora lo conseguía con creces.

         El dulce líquido ha sido una nueva oportunidad de conocer más a fondo la obra de Alicia Sánchez después de esa pequeña cata que fue su Rojo sangre. Se trata de un libro de relatos, seis esta vez, un género en el que la autora se maneja con soltura. Jugar a la sugerencia es importante aunque Sánchez es más de pormenores que de insinuaciones. El relato es un género más exigente y complicado que la novela, pero también más agradecido; siempre he creído que es donde realmente se pone a prueba un escritor. En este caso diría que estos relatos dan para una novela cada uno de ellos y, en ocasiones, quedan demasiado encorsetados dentro de los parámetros del género y no acaban de funcionar del todo.

         Las seis historias que nos cuenta la autora están protagonizadas por mujeres, todas ellas atípicas, todas ellas imperfectas, en ocasiones rozando la monstruosidad y en algún caso, como en Piel de sapo, son monstruos sin más. Muchas de ellas viven o han vivido un conflicto con otras mujeres, sus madres o sus hijas, de manera que nos adentramos en el terreno de las relaciones tóxicas, de las maternidades castrantes, poblado por malas madres y malas hijas. Esas mujeres nos llevan de la mano a través de atmósferas densas y angustiosas, con tintes góticos, y con ellas nos adentramos en lo más sórdido y perturbador del universo femenino.

         La mayoría de escenarios son viviendas oscuras y decadentes, como los estados de ánimo de sus protagonistas, situadas en una Barcelona ficticia pero reconocible a través de calles y barrios con nombre propio. A veces, también, la acción se desarrolla en ciertos parajes naturales que se transforman bajo la óptica de esta escritora para convertirse en lugares inhóspitos y sombríos. Un libro turbador lleno de seres monstruosos y de fluidos corporales. El dulce líquido que le da título y también, de alguna manera, cohesión, se hace presente a través de la leche materna que debería alimentar al neonato arrebatado, la sangre que salpica algunos relatos y otros humores corpóreos. Puede que no haya cumplido del todo con mis expectativas, muy altas después de haber leído su Rojo sangre, pero merece la pena acercarse a este nuevo libro de Alicia Sánchez Martínez y aún quedan ganas de seguir leyéndola.

María Dolores García Pastor

martes, 21 de diciembre de 2021

Reseña: DOSTOIEVSKI, MI MARIDO, de Ana G. Dostoievskaia.

 

La vida de Fiódor Dostoievski podría haber sido el argumento de una de sus propias novelas, incluso de alguna de las de Charles Dickens. Cuando conoció a su segunda esposa, Ana Snítkina de soltera, era un hombre viudo y enfermo, con una marcada tendencia a la ludopatía. Para colmo de males estaba ahogado por las deudas ajenas y otras derivadas de su falta de cautela ante los desaprensivos que, conociendo su carácter, se aprovechaban fácilmente de él. Su salud, marcada por la epilepsia, se había visto perjudicada por una condena en Siberia por asuntos políticos. Sus familiares le desangraban económicamente, en especial su hijastro. La llegada de Ana a su vida fue providencial. Mujer de carácter fuerte y firmes convicciones, bastante más joven que su marido, fue capaz de encauzar su vida enfrentándose tanto a los acreedores como a los editores que intentaban aprovecharse de él, a sus celos y a una vida llena de pérdidas y renuncias.

         Ana Grigorievna Dostoievskaia fue, además de una gran mujer, una excelente escritora. El libro que nos ocupa es una buena muestra de ello. Pero su talento, como el de tantas otras, quedó oculto tras la figura del marido. Además de esposa y madre de familia se desempeñó como taquígrafa, filatelista, editora y escritora. Su relación con Dostoievski se inició con una colaboración laboral, él la contrató como taquígrafa, y enseguida se le hizo imprescindible: con los años sería incluso editora de su obra. Así es como pudo escribir la biografía que nos ocupa, la más íntima del famoso novelista, escrita por la persona que, probablemente, mejor le conoció. Plasmó en ella su convivencia que se prolongó durante catorce años, hasta la muerte de él. A partir de ese momento, ella dedicó su vida a difundir la obra de su marido.

         En cuanto a la obra de Dostoievskaia, como la de muchas otras escritoras, habría quedado relegada al olvido al no ser traducida, estar descatalogada o, sencillamente, al no suscitar el suficiente interés por ese detalle: haber sido escrita por una mujer. Es un hecho que la literatura escrita por mujeres ha sido secularmente denostada y menospreciada algo que, poco a poco, va cambiando. Pero, ¿qué ocurre con las escritoras de épocas pasadas? Pues que seguirían condenadas al olvido si no fuera por editoriales como la que ha editado este libro, cuyos proyectos están encaminados a recuperar a esas escritoras que fueron borradas del canon literario representado básicamente por hombres.

         En este libro no solo conocemos la vida más íntima del escritor ruso sino también datos fundamentales sobre su obra, sus rutinas e inquietudes literarias. Por otro lado, Dostoievskaia nos desvela detalles muy interesantes de cómo funcionaba el mundillo editorial y literario del momento. Sin olvidarnos del relato del periplo viajero de la pareja por la vieja Europa, que podemos enmarcar dentro de la literatura de viajes de la época. Su estilo es directo, intimista y su prosa está a la altura de la de su famoso marido. Es un hecho que las mujeres escribimos de otra manera y, no solo eso sino que, también, priorizamos unos temas en detrimento de otros. En este caso la visión que tenía la escritora de los vicios y virtudes de su marido, de cómo se enfrentaba a sus celos o cómo vivió la pérdida de sus hijos, nos ofrecen la visión más humana del escritor y una manera más precisa de entender su obra.

         Siempre es una buena noticia que aparezcan nuevas editoriales, más cuando su proyecto es original y transgresor. Este es el caso de la Editorial Espinas. Su labor me parece encomiable y necesaria: llevar a cabo esta especie de búsqueda arqueológica editorial para hacer visible la obra y la figura de un montón de autoras. Es también un lujo poder leer la primera apuesta de esta editorial, este Dostoievski, mi marido que no solo nos descubre a una autora inédita hasta la fecha en nuestro país, sino que nos aportará una nueva visión sobre uno de los grandes autores de la literatura universal. Hacen falta referentes femeninos también en la literatura, visibilizar esa parte del relato que, sin ellas, sin nosotras, quedaría incompleto. Larga vida a la Editorial Espinas.

María Dolores García Pastor

lunes, 20 de diciembre de 2021

Reseña: NO ME INVITES A TU BODA, de Bruno Oro.

 

Hay bodas a las que acudimos con ganas e ilusión, y otras, por compromiso. ¿Y qué me decís cuando se dan las dos circunstancias? Puede resultar un poco contradictorio, como vemos en obras como No me invites a tu boda, la comedia romántica de Bruno Oro de la que a continuación hablaremos.

El protagonista de esta historia es un músico que toda en un hotel tres noches por semana. Criado por su tía Miriam en la ficticia isla de Tera (Islas Baleares), conocería de adolescente a Mar, una veraneante con la que entablaría una amistad duradera. Si bien Mar es el amor de la vida de nuestro hombre, ella decide casarse con otro, concretamente, con un italiano de nombre Giancarlo, en una idílica isla. Nuestro hombre acudirá al enlace acompañado por su amiga Bomba (la cual hace honor a su apodo) con dos cartas en el bolsillo: el discurso oficial y la declaración de amor a la novia. ¿Cuál de las dos acabará leyendo?

Un hombre ha de enfrentarse al mayor reto de su vida: acudir a la boda de la mujer a la que ama. Esta se desarrolla en una isla idílica en la que no se han escatimado en gastos. Los invitados no pueden ser más variopintos: actores contratados, influencers pendientes de sus redes sociales, un ciego obsesionado con ligar con una lesbiana y, por supuesto, el mejor amigo de la novia: nuestro protagonista.

La acción se desarrolla en el presente, durante todo el día de la boda, en esa isla paradisiaca a la que los invitados llegan de una forma la mar de pintoresca. Pero también en el pasado, pues nuestro hombre no deja de recordar los momentos vividos con Mar, la bella novia, desde que se conocieran siendo prácticamente dos niños curiosos.

Nos encontramos ante una original comedia romántica en la que cualquier escena disparatada (o grotesca, según se mire) puede ocurrir (nunca dijimos que esta fuera a ser exactamente una boda glamurosa): una sátira sobre el excesivo mundo de los ricos, la sobreexposición a las redes sociales, la vanidad y la superficialidad, en general. También es esta, sin embargo, una obra tremendamente melancólica que nos habla de un hombre que no sabe cómo enfrentarse a la pérdida de la mujer de su vida. Un tipo que se aferra a los recuerdos, buscando en ellos la clave que le permita conquistar el corazón de la mujer amada justo antes de que esta dé el sí quiero a otro. La cuestión es: ¿debería haber ido a la boda? Tendrás que leer esta novela para averiguarlo. ¿Te atreves a viajar con nuestro hombre a tan disparatado evento?

Cristina Monteoliva

sábado, 18 de diciembre de 2021

EL CAMBIO, un relato de CRISTINA MONTEOLIVA.

 


EL CAMBIO 

CRISTINA MONTEOLIVA


 

 

Primero abrió un ojo, luego el otro. Iba a costarle acostumbrarse a la luz. La sentía demasiado fuerte, tan cegadora como si sus ojos hubieran estado siglos cerrados. Enseguida tuvo la intuición de que algo había cambiado; pero, ¿qué podría ser?

¿Y dónde estaba? Aquella cama blanca e impoluta, en aquella habitación igualmente nívea, con aquel penetrante olor a desinfectante... Todo le era ajeno.

Con una lentitud pasmosa, consiguió levantarse. Sus músculos se negaban a responder. Los sentía pesados, agarrotados, como si llevara una eternidad sin moverse. Arrastrando los pies llegaría hasta la blanca cómoda, con su espejo de marco blanco colgado de la blanca pared. Lo que le devolvió su reflejo no podía ser real. Igualmente imposible era contener el consiguiente grito de asombro.

La persona que se hallaba en la habitación AB327 no podía saberlo entonces, pero todo había comenzado siete meses atrás, el nueve de noviembre del año dos mil trescientos cuarenta. Por aquellos días, el doctor Jonás Carpenter, reputado cirujano en el campo de la resucitación asistida, sentía que su carrera necesitaba un cambio. Ya no era el mismo joven entusiasta que comenzara a trabajar en el Hospital Ciudad de Los Ángeles cinco años atrás. Con el tiempo, se había dado cuenta de que su empleo era tan rutinario como cualquier otro: seguir la lista de pacientes congelados por estricto orden, ejecutar las labores propias de la resurrección clínica, curar los males que provocaron la muerte, pasar al siguiente paciente de la lista... Efectivamente, su vida carecía de emociones hasta que aquel viejo colega de la universidad le brindara la oportunidad, aquella fría mañana de noviembre, de probar un nuevo y revolucionario invento: el lector de mentes criónicas.

Aquello de escudriñar en las mentes congeladas no dejaba de ser morboso, por muy útil que pudiera resultar a la hora de satisfacer los deseos de los resucitados, o facilitar su integración en la sociedad. Mas el aburrimiento de Carpenter era tal, que no le costaría pasar de cuestiones éticas y probar inmediatamente el artilugio con uno de los cuerpos donados a la ciencia.

Después de un minucioso estudio, Carpenter se decantaría por la paciente KL26PW, de nombre Karen Smith. Según su ficha, Karen Smith, abogada criminalista de profesión, soltera, había muerto en un aparatoso accidente de tráfico en el año dos mil cinco. Según Carpenter, los congelados demasiado jóvenes sólo tenían tonterías en la cabeza, y a partir de los cuarenta se perdía memoria. La edad a la hora de la muerte, treinta años, convertía a Smith en la mejor de las candidatas.

Sin embargo, y a pesar de lo que el colega del doctor afirmara para endosarle el aparato, aquello no iba a resultar tan fácil. Tras media docena de fallidos intentos, por fin al séptimo le pareció percibir a Carpenter, por los auriculares de aquel trasto de tebeo, lo siguiente: “necesito un cambio definitivo”. Ninguna otra oración habría hecho más feliz a nuestro médico. Fanático como era de todo lo concerniente a la época comprendida entre el final del siglo XX y los comienzos del XXI, aquel era el proyecto que llevaba toda su vida esperando.

Después de la resurrección y la curación de las graves heridas internas, Carpenter ordenaría que la paciente permaneciera en coma inducido hasta el final del proceso. Dado que Smith no era precisamente una sílfide, el doctor optó por realizar primero una liposucción y una remodelación total de su figura. Seguidamente, y ya que el pecho de la resucitada era escaso, Carpenter le implantaría un par de nuevas mamas (la talla cien sería suficiente). Tras un lifting facial, la eliminación de la papada, la inyección de colágeno en los lugares estratégicos del rostro y de silicona en los labios, sólo quedaban pormenores de los que se encargarían personal de confianza: depilación, aplicación de rayos UVA sobre la piel y de tinte rubio platino en el cabello.

Cuando la enfermera de guardia llamó a Carpenter para decirle que Smith por fin estaba despierta, el doctor dejó inmediatamente todo lo que estaba haciendo en su día libre para poner rumbo al hospital. El trayecto en coche se le haría eterno, tan impaciente como estaba por conocer las primeras impresiones de la hermosa Karen en el mundo moderno. Habían transcurrido largos meses de espera desde la primera intervención hasta que las cicatrices sanaran y el doctor diera la orden de desenchufar las máquinas que mantenían en coma a la paciente. Cada vez que Carpenter observaba a su bella durmiente, un escalofrío recorría todo su cuerpo. Era perfecta, una diosa convertida en realidad. Ansiaba mirarla a los ojos, verla caminar, escuchar su voz, oler su fragancia, tocar sus manos... Pero no convenía forzar las cosas, debía dejar que se despertara por sí misma.

Se había imaginado aquel encuentro de mil maneras, pero nunca como en realidad sucedería. Karen Smith se encontraba encogida en un rincón de la habitación cuando Carpenter entró. Con la mirada perdida en el infinito y el pelo revuelto, parecía más una paciente de psiquiatría que del pabellón de resurrecciones.

–No lo entiendo –dijo un confuso Carpenter.– En su cerebro leí que quería un cambio. Ahora es una mujer muy bella.

La paciente levantó su rubia cabeza y, saliendo de su ensimismamiento, con mirada iracunda y puños cerrados de forma amenazante, respondió:

–Yo era muy feliz siendo tal y como era. Me encantaba mi cuerpo y estaba en contra de la cirugía estética con fines frívolos. ¡Usted me ha convertido en una muñeca de plástico!

–Entonces...lo del cambio... –balbuceó.

–¡De coche, un cambio de coche! Si lo hubiera hecho a tiempo, no me habría estrellado y no estaría ahora aquí, siendo tan desgraciada. ¡Pienso demandarle!

Entre perplejo y consternado, el doctor Carpenter abandonó la habitación.

Aquel día se prometería a sí mismo no volver a salirse jamás del protocolo establecido.

Nunca más desearía un cambio.

© Claudio Sánchez Viveros


El relato EL CAMBIO, de Cristina Monteoliva, fue seleccionado como finalista del Concurso de Narraciones Breves del diario Ideal en 2008.

 

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Reseña: LOS SUSURROS DE LAS ESTRELLAS, de Naguib Mahfuz.

 

Para los lectores incondicionales de cualquier escritor siempre es una buena noticia la publicación de algún texto inédito, de una de esas obras que aparecen póstumamente en algún cajón. Este es el caso que nos ocupa para deleite de los seguidores de la obra de Naguib Mahfuz. En 2018, doce años después de su muerte, salía a la luz un manuscrito desconocido junto a una nota en la que había anotado “para publicar en 1994”. Si el lector hace memoria, recordará que ese año Mahfuz sufrió un atentado a manos de integristas islámicos que consideraban su obra como una blasfemia contra la religión musulmana. Las secuelas físicas y psicológicas de dicho ataque, su mano derecha quedó semiparalizada, parecen motivos más que suficientes para que el autor no cumpliera con su objetivo de publicar dicha obra en la fecha que había previsto.

         El momento finalmente ha llegado y aquellos textos se han materializado en el libro que nos ocupa, Los susurros de las estrellas. Se trata de dieciocho narraciones de extensión muy breve cuyos protagonistas son los habitantes de uno de los barrios humildes de El Cairo; seguramente sirviera de ejemplo el de Al-Gamaliya que Mahfuz conocía como la palma de su mano. Es tal la importancia y la entidad de dicho espacio en todos estos textos que deviene un personaje más: el barrio como protagonista indiscutible, el escenario elevado a la categoría de personaje principal. El barrio como microcosmos de historias particulares que, en el fondo, son universales. El barrio poblado por todo un crisol de personajes típicos y peculiares de cualquier arrabal egipcio o árabe, en general, de la época en la que fueron escritos. Se trata de relatos urbanos sobre la vida cotidiana de gente que trata de sobrevivir al día a día enfrentándose a la intransigencia religiosa y social, luchando contra la superstición y las fuerzas sobrenaturales y huyendo de la decadencia en un intento de abrazar la modernidad. En todos ellos aparece la imprescindible figura del responsable del barrio como mediador entre los conflictos de sus habitantes. Otro espacio relevante sería el sótano o la galería subterránea de la vieja fortaleza donde algunos personajes se las tendrán que ver con fuerzas desconocidas o seres sobrenaturales que solo se dejan entrever sin precisar demasiado. Dieciocho historias centradas en el acontecer diario de los barrios populares de El Cairo que transcurren en medio de atmósferas únicas y están poblados por personajes singulares que deambulan por las calles que Mahfuz recorría de niño. Una oda a las alegrías y tristezas, éxitos y fracasos de la gente corriente.

         La brevedad de los textos unida a los finales abiertos, hacen pensar por momentos que se trata de textos inacabados. Pero no, lo que ocurre es que el autor hace gala de un impresionante dominio del lenguaje economizándolo como corresponde al género del cuento. El relato como una tajada de vida, como una porción de realidad. Con un estilo directo y parco en descripciones nos sitúa de lleno en el centro de la acción. Cuenta lo que quiere contar, ni más ni menos; no sobra ni falta una sola palabra. No en vano Naguib Mahfuz está considerado por muchos como el mejor narrador árabe desde Las mil y una noches. Tal vez esto pueda parecer discutible para algunos, pero lo que nadie le puede negar es el mérito de haber sido el primer escritor árabe en recibir el Premio Nobel de Literatura. Como bonus track, al final de los dieciocho cuentos encontramos el discurso que el escritor dio en 1988 durante la ceremonia de entrega de dicho galardón.

         Un libro muy recomendable no solo para los fieles seguidores del escritor egipcio sino también para amantes del género del cuento breve e incluso de la literatura de viajes, porque las obras de Mahfuz son siempre un billete de ida a los concurridos y bulliciosos microcosmos de la capital cairota.

María Dolores García Pastor

martes, 14 de diciembre de 2021

Entrevista: PATRICIA ESTEBAN ERLÉS.

 

Queridos lectores de La Orilla de las Letras,

 

Volvemos a la carga con las entrevistas, esta vez con la que nos ha concedido con motivo de la publicación de su última obra, Ni aquí ni en ningún otro lugar, la que muchos consideran ya la reina del terror en España: Patricia Esteban Erlés.

Patricia Esteban Erlés ha publicado los libros de cuentos: Manderley en venta (2008), reeditado por Páginas de Espuma en 2019, y que obtuvo el Premio de Narración Breve de la Universidad de Zaragoza en 2007; Abierto para fantoches (2008), obra con la que ganaría el XXII Premio de Narrativa Santa Isabel de Aragón, Reina de Portugal; Azul ruso (Páginas de Espuma, 2010), Casa de Muñecas (Páginas de Espuma, 2012) y Ni aquí ni en ningún otro lugar (Páginas de Espuma, 2021). Numerosos cuentos suyos han sido antologados en volúmenes colectivos, como Pequeñas Resistencias 5: Antología del nuevo cuento español (2010), Cuento español actual (1992-2012) (2012), Madrid Negro (2016), Las otras Las mil caras del monstruo (2018), entre otros. También ha escrito novela. En 2017 ganó el Premio Dos Passos con la primera de su catálogo, Las madres negras.

Dicho esto, os dejo por fin con las palabras de la autora. ¡A leer!:

 

¿Cuándo comenzaste a escribir? 

De muy pequeña, me encantaba que en el colegio nos mandaran escribir redacciones o poemas. Y fue maravilloso descubrir que podía hacerlo también en mi tiempo libre, en las tapas de los cuadernos.

 

¿Qué lecturas crees que te han influenciado como escritora? 

Sobre todo las de autores y autoras que se acercan sin miedo al lado oscuro del ser humano. Poe sería un ejemplo claro. También las obras en las que el lenguaje se convierte la historia en algo singular, como ocurre en los cuentos de Silvina Ocampo. La forma y el fondo me importan por igual y esa voz única, inconfundible, es un rasgo que poseen todos los autores y autoras a los que admiro.

 

¿Qué tiene el relato que no tiene la novela?  

Intensidad, algo misterioso que hace que te quedes pensando en cómo diablos se llega a condensar un mundo en unas pocas páginas, usando la elipsis, la capacidad de sugerencia, la complicidad del lector.

 

¿Qué tiene que tener para ti un buen relato?

Tiene que contarme una verdad. En todos los cuentos que me gustan hay un instante de revelación universal, un deslumbramiento que viene de la confesión de una verdad esencial acerca del ser humano, tomando como excusa un argumento y a unos personajes.

 

¿Y dónde encuentras la inspiración para escribir los tuyos

Casi en cualquier parte. Una frase que leo en el libro de alguien puede contener una historia. En charlas escuchadas por casualidad en el tranvía o un café. En un recuerdo que de pronto aflora con toda nitidez. Siempre estoy a la caza de esos hilos que me permiten encontrar el camino de ida hacia el laberinto de un relato.

 

© Beatriz Pitarch

 

Ni aquí ni en ningún otro lugar es un libro que gira en torno a los cuentos de hadas. ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro con esta temática? 
De una frase, del comienzo de un relato  recogido en la antología dedicada al cuento de hadas de Angela Carter. Me pareció extremadamente sugerente pensar en darle la vuelta al cuento tradicional empezando por la dislocación de coordenadas. "Ni aquí ni en ningún otro lugar", nos dice ese cuento, sucede la historia que aparece a continuación. ¿Y por qué no? Cuentos que no pasan en ninguna parte, hermanastras buenas, historias que se quedan sin narrador o que tienen uno que contradice una versión anterior, bellas durmientes que no debieron despertar, ogros contemporáneos... Me lo pasé muy bien incumpliendo normas, siendo irrespetuosa con los preceptos de la narración oral, recontándola como hizo la propia Carter, tan maravillosamente bien.

 

¿Cuál de los relatos de este libro te costó más escribir?  

Fueron todos muy fluidos, de alguna forma estaban ahí, esperando a ser encontrados.

¿Y cuál podríamos decir que te salió prácticamente solo?  

"La vieja" surgió en un par de horas. Estaba hospedada en Alcalá para una charla en la universidad y la habitación parecía pertenecer a otra época, a otro mundo. Se respiraba ese tiempo pasado, perdido para siempre, allí. Y me tumbé en la cama y dejé que la vieja que se sabe el mejor cuento del mundo y se lo calla, me lo contara a mí.

 

¿Por qué decidiste hacer tu propia versión de cuentos clásicos como Hansel y Gretel o La bella durmiente

Porque son preciosos, están repletos de simbolismo, de imágenes imborrables y además soportan muy bien las nuevas versiones. Hansel y Gretel habla del maltrato infantil, de cómo tener hijos no garantiza que vaya a ser queridos. Ese tema me perturba mucho, cada vez que aparece un pequeño Hansel, una pequeña Gretel, en una noticia terrible de los periódicos. Y la pobre bella durmiente me pareció muy oportuna para escribir un relato sobre el derecho a morir con dignidad, sobre la aceptación respetuosa de nuestra propia mortalidad.

 

¿Por qué los ogros tienen tan mala prensa? 

Creo que porque se nos parecen, tienen una apariencia similar a la humana, pero una brutalidad que desmiente nuestro raciocinio. Es un ser humano elevado a la enésima potencia de la maldad.

 

¿Princesa o hermanastra fea? ¿A quién prefieres?  

Las dos lo tienen difícil, a cada cual les pasan muchas cosas que no querría vivir en carne propia. Dormir un siglo, regresar a golpe de beso quieras o no, por ejemplo. Y la hermanastra fea es juzgada ya por su aspecto, sin que el interior de la botella importe en absoluto.

 

¿Qué esperas que encuentren los lectores en Ni aquí ni en ningún otro lugar?  

Lo que deseo siempre: una historia que se les quede dentro para siempre.

¿Tienes nuevos proyectos en marcha? ¿Puedes contarnos algo de ellos? 
Estoy elaborando un manual de escritura creativa que recoge las clases de mi programa de radio, "El sillón de terciopelo verde", y escribiendo con calma mi próxima novela.

 

Muchas gracias, Patricia, por tu tiempo, tus respuestas y la foto que has aportado para ilustrar este artículo. Esperamos que Ni aquí ni en ningún otro lugar llegue a muchos lectores y tus nuevos proyectos literarios lleguen pronto a buen puerto.

Y a vosotros, amigos lectores, gracias por estar una vez más al otro lado de la pantalla.

Cristina Monteoliva

 

Reseña: NI AQUÍ NI EN NINGÚN OTRO LUGAR, de Patricia Esteban Erlés.

 

Cuentos tradicionales, cuentos infantiles, cuentos de hadas. Todos nos hemos criado con ellos, pero, ¿con qué versiones? ¿Eran en su origen tan benévolos como se nos presentan en los últimos tiempos o como nos quiere hacer ver la industria cinematográfica? ¿Acaso su fin no era el de enseñar a los niños el temor por los peligros reales de una vida, antaño mucho más dura? ¿Y por qué no reinventarlos para que vuelvan a ser piezas oscuras que nos den que pensar?, pienso tras la lectura de Ni aquí ni en ningún otro lugar, el nuevo libro de relatos de Patricia Esteban Erlés ilustrado por Alejandra Acosta del que hablaremos a continuación.

Ni aquí ni en ningún otro lugar es un volumen compuesto de un total de dieciséis relatos que giran en torno al mundo de los cuentos de hadas, siempre desde el personal punto de vista de Patricia Esteban Erlés. El volumen le debe el título al último de los cuentos, una historia que sirve de colofón a un libro que resultará cuanto menos impactantes al lector poco acostumbrado a las versiones más oscuras de los cuentos de hadas.

Todo comienza con una anciana, concretamente la protagonista de La vieja, una mujer de vida sencilla que no deja de contarse a sí misma el mismo cuento una y otra vez.

Continuamos con El príncipe, una historia en la que descubrimos lo peligroso que puede ser que unos reyes quieran que su hijo no muera (o no del todo).

Dos princesas es un microrrelato en el que en realidad nos encontramos a tres. La peste negra ha sesgado sus vidas, lo que no quiere decir que no sigan teniendo ganas de pasar un buen rato.

Si bien la mayoría de los cuentos de este volumen nos transportan a los típicos reinos de los cuentos de hadas, de pronto nos topamos con El ogro, una historia situada en un mundo parecido al nuestro en el que un hombre es acusado de terribles crímenes que habría cometido en un campo de concentración.

El monstruo vuelve a llevarnos junto a las princesas encantadas para descubrirnos una curiosa paradoja. Solo os dará una pista: a veces lo que quiere todo el mundo para nosotros no es lo que nosotros deseamos.

Gigantes y enanos habla precisamente de estos dos tipos de personajes, de los reinos y los castillos en los que a veces se encuentran.

Los gatos de Angeline es otro de estos relatos paradójicos que tanto nos dan que pensar. En él, descubriremos la importancia de los gatos para mantener a raya a las ratas, que tantas enfermedades portan y, por ende, lo esencial que resulta que el mundo exista un equilibrio entre especies.

Funeral de hadas nos habla del momento en el que las hadas descubrieron que eran mortales. En esta historia también nos encontramos con una curiosa paradoja que, de desvelarse en esta reseña, le quitaría toda la gracia a la trama.

Espejismos nos transporta al cuento de Blancanieves. ¿Qué pasaría si en este el espejo de la reina no se comportara como debe? La respuesta la encontrarás en esta historia.

Sacrificio nos habla del destino de los hijos bastardos de un rey. ¿Hay o no un monstruo en esta historia? Nuevamente, tendrás que leerla para averiguarlo.

El cuento desierto es un relato de ejércitos sublevados y jóvenes que descubren su hermosura.

Al igual que El ogro, Neverland hunde sus raíces en un mundo similar al nuestro para hacernos descubrir una historia en la que los niños son algo parecido a los héroes de los cuentos infantiles mientras que la madre es el ogro malvado.

Primer día nos muestra una versión de Hansel y Gretel tan cruel como inesperada.

Madre es la historia de una mujer que, al no aceptar la muerte de su hijo al nacer, consigue que su mundo se vuelva todo oscuridad.

El buen dormir nos brinda una versión tan realista como lúgubre del cuento de la Bella durmiente.

Finalmente, Ni aquí ni en ningún otro lugar nos hace reflexionar sobre el papel que tradicionalmente han tenido las hermanastras en los cuentos de hadas. ¿Por qué siempre han de ser malvadas? ¿Y si pudieran tener un papel relevante en la historia? Se trata este, a mi parecer, de la mejor historia de este volumen, como decía anteriormente, el perfecto colofón para este libro de personajes siniestros, giros inesperados de guion y desenlaces descorazonadores.

Con respecto a las ilustraciones de Alejandra Acosta, diremos que no solo, con sus tonalidades en blanco, negro y verde, casan perfectamente con las historias aquí narradas, sino que, además, enriquecen sustancialmente este volumen, convirtiéndolo en una pequeña joya para coleccionistas.

En Ni aquí ni en ningún otro lugar, en definitiva, encontraréis cuentos de hadas oscuros; historias tan bien planteadas que tanto os darán que pensar al tiempo que un escalofrío recorre vuestra espalda. Este es un libro de relatos perfectamente ejecutados que hará las delicias de todos los amantes de la fantasía, el terror y de las versiones diferentes de los cuentos infantiles: aquellas en las que los villanos no lo son tanto, donde los marginales reclaman su lugar en la historia y los finales felices no tiene cabida. Y tú, ¿te atreves a adentrarte en sus páginas?

Cristina Monteoliva

jueves, 9 de diciembre de 2021

Reseña: TODO LO QUE CRECE, de Clara Obligado.

 


Calificar este libro de ensayo es quedarse un poco corto, decir muy poco. Por otro lado, hablar de ensayo puede hacernos pensar, equivocadamente, que se trata de algo demasiado sesudo y abstracto, difícil de leer, y no es el caso. Hay que decir que en Todo lo que crece se dan la mano la literatura de viajes, las memorias y el cuento. Porque la escritura de Clara Obligado es como ella misma: mestiza, poliédrica, híbrida, diversa, y sus obras suelen moverse a uno y otro lado de la frontera de los géneros literarios; esta que nos ocupa es un claro ejemplo de ello. La autora toma de aquí y de allá, de la misma manera que ha hecho en su periplo vital de exiliada política, en el que se ha visto obligada por las circunstancias a construir su existencia con piezas diversas de dos vidas en dos mundos muy diferentes. Este libro es, ante todo, una reflexión personal sobre temas como el exilio, la escritura, la naturaleza, el feminismo y la vida misma. En él vamos a ver con claridad cómo la vida y el pensamiento se entretejen, cómo la escritura sucede como la propia existencia, como la naturaleza.

         Desde su perspectiva de mujer feminista y exiliada, de alguien que ha sabido reinventarse lejos de su país de origen y sus raíces, Obligado nos lleva a través de sus vivencias personales a reflexionar sobre temas universales. La autora ha hecho de esas particularidades su bandera; como ella misma declaraba en una entrevista lleva “el exilio como identidad y la extranjería como patria”. Nuestras circunstancias personales nos influyen y, si la escritura es honesta, suele ser un reflejo de ellas. La vida, la naturaleza y la escritura como un todo orgánico que se nutre y se retroalimenta con cada experiencia y cada latido. La autora nos lleva a hacer un viaje en el espacio y el tiempo. Viajamos con ella desde su Argentina natal, de la que se vio obligada a exiliarse para escapar de la dictadura de Videla, hasta la capital madrileña tan extraña y, a veces, poco acogedora para el extranjero; el destino final es el reencuentro con el paraíso perdido de la niñez en su refugio en la cacereña comarca de la Vera. Infancia, juventud y madurez van narrándose paralelas a las reflexiones sobre todos los temas que preocupan a la autora, incluida la escritura.

         Acompañamos a Clara Obligado en su recorrido vital, en un ejercicio de arqueología personal siempre ligado a las palabras. Así indagamos en las etimologías y los neologismos; unas nos enseñan lo que fuimos y de dónde venimos y los otros colmarán las necesidades de lo que vamos a ser, dan respuesta al imperativo de reinventarnos. A través de las palabras, de la variedad de términos, descubrimos la nostalgia de la patria que quedó atrás, porque no se nombra igual en el país de origen que en el de acogida pese a que en ambos se hable la misma lengua. Tener que aprender palabras nuevas sin resignarse a olvidar las que se traía en la maleta, multiplicarse para no dividirse.

         La mirada penetrante de la escritora observa, repara en todos los detalles por pequeños que sean; vemos el mundo desde su particular percepción de impenitente contadora de historias. Al mismo tiempo que conocemos, a través de esas pequeñas cosas, la añoranza y el desarraigo. Explica Clara Obligado que todo se perdió cuando le dio la vuelta al mundo, cuando se vio obligada a cambiar de hemisferio: el norte era sur, las estaciones se invirtieron y hasta la luna decrecía y crecía en sentido inverso. Su existencia se puso del revés pero fue capaz de encontrar los mecanismos necesarios para, de alguna manera, ser capaz de trasplantarse y arraigar. La escritura, en este caso, fue una especie de compost que la ayudó a enraizarse y crecer. Todo ello nos lo cuenta con una prosa limpia cargada de lirismo, con multitud de acertadas referencias bibliográficas y un estilo capaz de seducir al lector desde la primera línea.

María Dolores García Pastor