Queridos lectores de La
Orilla de las Letras,
Volvemos a la carga con las entrevistas,
esta vez con la que nos ha concedido con motivo de la publicación de su última
obra, Ni aquí ni en ningún otro lugar, la que muchos consideran ya la
reina del terror en España: Patricia Esteban Erlés.
Patricia Esteban
Erlés ha publicado
los libros de cuentos: Manderley en
venta (2008), reeditado por Páginas
de Espuma en 2019, y que obtuvo el Premio
de Narración Breve de la Universidad de Zaragoza en 2007; Abierto para
fantoches (2008), obra con la que ganaría el XXII Premio de Narrativa Santa Isabel de Aragón, Reina de Portugal;
Azul ruso (Páginas de Espuma, 2010),
Casa de Muñecas (Páginas de Espuma,
2012) y Ni aquí ni en ningún otro lugar
(Páginas de Espuma, 2021). Numerosos cuentos suyos han sido antologados en
volúmenes colectivos, como Pequeñas Resistencias
5: Antología del nuevo cuento español (2010), Cuento español actual (1992-2012) (2012), Madrid Negro (2016), Las otras y Las mil caras del monstruo (2018),
entre otros. También ha escrito novela. En 2017 ganó el Premio Dos Passos con
la primera de su catálogo, Las
madres negras.
Dicho esto, os dejo
por fin con las palabras de la autora. ¡A leer!:
¿Cuándo comenzaste a
escribir?
De
muy pequeña, me encantaba que en el colegio nos mandaran escribir redacciones o
poemas. Y fue maravilloso descubrir que podía hacerlo también en mi tiempo
libre, en las tapas de los cuadernos.
¿Qué lecturas crees que te han
influenciado como escritora?
Sobre
todo las de autores y autoras que se acercan sin miedo al lado oscuro del ser
humano. Poe sería un ejemplo claro. También las obras en las que el lenguaje se
convierte la historia en algo singular, como ocurre en los cuentos de Silvina
Ocampo. La forma y el fondo me importan por igual y esa voz única,
inconfundible, es un rasgo que poseen todos los autores y autoras a los que
admiro.
¿Qué tiene el relato que no
tiene la novela?
Intensidad, algo misterioso que
hace que te quedes pensando en cómo diablos se llega a condensar un mundo en
unas pocas páginas, usando la elipsis, la capacidad de sugerencia, la
complicidad del lector.
¿Qué tiene que tener para ti un
buen relato?
Tiene
que contarme una verdad. En todos los cuentos que me gustan hay un instante de
revelación universal, un deslumbramiento que viene de la confesión de una
verdad esencial acerca del ser humano, tomando como excusa un argumento y a
unos personajes.
¿Y dónde encuentras la
inspiración para escribir los tuyos?
Casi en cualquier parte. Una
frase que leo en el libro de alguien puede contener una historia. En charlas
escuchadas por casualidad en el tranvía o un café. En un recuerdo que de pronto
aflora con toda nitidez. Siempre estoy a la caza de esos hilos que me permiten
encontrar el camino de ida hacia el laberinto de un relato.
© Beatriz Pitarch
Ni aquí ni en ningún otro lugar es un libro que gira en torno a los cuentos
de hadas. ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro con esta temática?
De
una frase, del comienzo de un relato recogido en la antología dedicada al
cuento de hadas de Angela Carter. Me pareció extremadamente sugerente pensar en
darle la vuelta al cuento tradicional empezando por la dislocación de
coordenadas. "Ni aquí ni en ningún otro lugar", nos dice ese cuento,
sucede la historia que aparece a continuación. ¿Y por qué no? Cuentos que no
pasan en ninguna parte, hermanastras buenas, historias que se quedan sin
narrador o que tienen uno que contradice una versión anterior, bellas
durmientes que no debieron despertar, ogros contemporáneos... Me lo pasé muy
bien incumpliendo normas, siendo irrespetuosa con los preceptos de la narración
oral, recontándola como hizo la propia Carter, tan maravillosamente bien.
¿Cuál de los relatos de este
libro te costó más escribir?
Fueron todos muy fluidos, de
alguna forma estaban ahí, esperando a ser encontrados.
¿Y cuál podríamos decir que te
salió prácticamente solo?
"La vieja" surgió en
un par de horas. Estaba hospedada en Alcalá para una charla en la universidad y
la habitación parecía pertenecer a otra época, a otro mundo. Se respiraba ese
tiempo pasado, perdido para siempre, allí. Y me tumbé en la cama y dejé que la
vieja que se sabe el mejor cuento del mundo y se lo calla, me lo contara a mí.
¿Por qué decidiste hacer tu
propia versión de cuentos clásicos como Hansel
y Gretel o La bella durmiente?
Porque
son preciosos, están repletos de simbolismo, de imágenes imborrables y además
soportan muy bien las nuevas versiones. Hansel y Gretel habla del maltrato infantil,
de cómo tener hijos no garantiza que vaya a ser queridos. Ese tema me perturba
mucho, cada vez que aparece un pequeño Hansel, una pequeña Gretel, en una
noticia terrible de los periódicos. Y la pobre bella durmiente me pareció muy
oportuna para escribir un relato sobre el derecho a morir con dignidad, sobre
la aceptación respetuosa de nuestra propia mortalidad.
¿Por qué los ogros tienen tan
mala prensa?
Creo
que porque se nos parecen, tienen una apariencia similar a la humana, pero una
brutalidad que desmiente nuestro raciocinio. Es un ser humano elevado a la
enésima potencia de la maldad.
¿Princesa o hermanastra fea? ¿A
quién prefieres?
Las dos lo tienen difícil, a
cada cual les pasan muchas cosas que no querría vivir en carne propia. Dormir un
siglo, regresar a golpe de beso quieras o no, por ejemplo. Y la hermanastra fea
es juzgada ya por su aspecto, sin que el interior de la botella importe en
absoluto.
¿Qué esperas que encuentren los
lectores en Ni aquí ni en ningún otro lugar?
Lo que deseo siempre: una
historia que se les quede dentro para siempre.
¿Tienes nuevos proyectos en
marcha? ¿Puedes contarnos algo de ellos?
Estoy
elaborando un manual de escritura creativa que recoge las clases de mi programa
de radio, "El sillón de terciopelo verde", y escribiendo con calma mi
próxima novela.
Muchas gracias, Patricia, por tu
tiempo, tus respuestas y la foto que has aportado para ilustrar este artículo.
Esperamos que Ni aquí ni en ningún otro lugar llegue a muchos lectores y tus
nuevos proyectos literarios lleguen pronto a buen puerto.
Y a vosotros, amigos lectores,
gracias por estar una vez más al otro lado de la pantalla.
Cristina
Monteoliva