Hay personas que se
instalan férreamente en su zona de confort. Hombres y mujeres de costumbres
fijas que no quieren que nada cambie a su alrededor. Que alguien de su entorno
de pronto haga algo inesperado les puede sacar de sus casillas. Esto es lo que
vemos, entre tantas cosas, en El poder
del perro, la clásica novela del oeste de Thomas Savage de la que hoy
hablaremos.
Montana,
1924. Desde que sus padres se retiraran, los hermanos Burkbank dirigen el
negocio ganadero familiar como un sólido equipo. Mientras que Phil se muestra
como un tipo duro a la par que culto, George es el más tranquilo e imperturbable
de los dos. Todo va a las mil maravillas en el rancho. Hasta el día en el que
George se casa por sorpresa con Rose, la viuda de un médico con un hijo a su
cargo. Será entonces cuando Phil decida hacerle la vida imposible a su cuñada. Las
cosas cambiarán ligeramente cuando aparezca en el lugar Peter, el hijo de la
viuda. A pesar de que todo el mundo cree que el chico es afeminado, lo que en
aquella época y el lugar era motivo de burla (especialmente para Phil), pronto
se establece una amistad entre Phil y él. ¿A dónde llevará esta nueva relación?
¿Dejará Phil de meterse con su cuñada en algún momento?
Esta
es la historia de dos hermanos unidos por un rancho: Phil y George.
Aunque
Phil es un hombre culto (acabó los estudios universitarios), prefiere la dura
vida del campo y ejercer todas las actividades típicas de lo que podríamos
denominar una masculinidad tóxica. A Phil le gusta dormir en la misma
habitación con su hermano, relacionarse con los trabajadores del rancho y
reírse de todo el que es diferente. Cualquier pequeño cambio en sus rutinas
supone una verdadera molestia, así que el hecho de que su hermano se case y
lleve a su mujer al rancho le es del todo impensable.
George
es un tipo callado y tranquilo. Cualquiera podría pensar de él que no espera
gran cosa de la vida. Hasta que conoce a Rose, la viuda del médico, y decide
casarse con ella. Desde luego, George no piensa en las consecuencias. ¿Es que acaso
no conoce lo suficiente a su hermano?
Rose,
por su parte, es una mujer amable y trabajadora que solo espera vivir en paz.
En cuanto llega al rancho, se da cuenta de que eso no va a ser posible. Su
cuñado, un ser grosero, sucio e insolente, la odia por haber alterado todas
esas rutinas que tanto le gustaban. Además, Rose es la madre de un chico
amanerado que pronto llegará al lugar.
El
hijo de Rose no es otro que Peter, un muchacho muy sensible, por lo que todos
piensan que es gay. Pronto nos daremos cuenta de que da igual que lo sea o no:
la cuestión es lo que despierta en Phil. ¿Serán amigos o habrá algo más entre
ellos? ¿Y hasta dónde llegará esta relación?
El
último de los personajes clave de esta novela ambientada en el lejano y
nostálgico oeste es, ni más ni menos, que el propio narrador, un ser que se
dirige a los lectores continuamente. Este ser tan peculiar nos describe a la
perfección tanto a los personajes como los paisajes o la vida de un rancho de
la época, de tal manera que es imposible no verse sumergido en la Montana de
principios del siglo XX mientras leemos esta novela.
Pero,
¿de qué trata en realidad El poder del
perro? ¿Tan solo de un hombre empeñado en hacerle la vida más dura a una
mujer porque esta ha cambiado sus rutinas diarias? A simple vista, sí. Pero una
vez que vamos avanzando en la lectura, nos damos cuenta que también versa sobre
otro tema más controvertido: la homosexualidad reprimida de un hombre adulto
que finge ser el más heterosexual de todos.
El poder del perro,
en definitiva, es una magnífica novela del oeste de personajes fuertes y
situaciones espinosas por resolver. Una novela llena de matices que nos
transporta a un tiempo en el que el más fuerte mandaba en los ranchos de ganado
americanos. Una gran obra que está esperando para descubrirte todos sus
secretos. Y tú, ¿te vienes al rancho con los hermanos Phil y George?
Cristina Monteoliva