Hasta no hace mucho,
una mujer que no se casaba era considerada despectivamente una solterona, una
pieza suelta del puzzle social que daba pena a los que la rodeaban, cuando en
realidad muchas de estas mujeres, tanto en el pasado como en el presente,
tenían y tienen vidas de lo más plenas. Vidas únicas y singulares, pues así son
ellas. O, al menos, eso es lo que pensaba George Gissing, autor de la novela Mujeres singulares, el clásico literario
del que hablaremos a continuación.
Tras
la muerte repentina y prematura del cabeza de familia y único progenitor, las
hermanas Madden han de buscar la manera de salir adelante. La muerte posterior
de tres de ellas dejará solas a las otras tres hermanas: Alice, la mayor,
empleada como institutriz en una casa; Virginia, que trabaja como dama de
compañía; y Monica, la más joven, empleada en una tienda en la que apenas tiene
descanso. Cuando más perdidas se sienten las hermanas, las mayores de pronto
desempleadas y la menor cansada de su trabajo, aparece en escena Rhoda Nunn,
una antigua conocida que ha montado junto a una amiga un negocio en el que no
solo enseñan a las mujeres singulares (solteras sin ninguna intención ni
necesidad de casarse) el empleo de oficinista, sino que también les dan
trabajo. Mientras Alice y Virginia sopesan la posibilidad de abrir una escuela
en su antigua localidad, Clevedon, Monica deja el trabajo en la tienda para
aprender mecanografía antes de decidir que quiere casarse. Por su parte, Rhoda
conocerá a Everdond Barfoot, el primo de su amiga y socia Mary, un tipo de mala
reputación que tal vez conquiste el corazón. ¿Conseguirá nuestra heroína
esquivar las flechas del amor para seguir siendo una mujer singular?
Todo
empieza en Clevedon, en 1872, lugar en el que el doctor Madden vivía con sus
seis hijas hasta que muriera de forma repentina. La trama nos traslada enseguida
al Londres de 1887, donde nos encontramos a las dos mayores de las chicas
supervivientes, Alice y Virginia, viviendo juntas más por necesidad que por
gusto. Las dos han perdido sus empleos y calculan cuánto tiempo podrán seguir
con lo que les queda. Lo más lógico es que monten una escuela en Clevendon,
como les sugiere su antigua conocida, Rhoda Nunn, cuando vuelven a frecuentarla.
Pero, ¿acaso las hermanas serían capaces de salir de su zona de confort para
hacerlo?
La
menor de las hermanas, Monica, tampoco parece querer esforzarse mucho. Así, tras un trabajo extenuante y pasar más
tarde por la academia de Rhoda Nunn, decide casarse con un hombre que está muy
lejos de hacerla feliz. Su marido, Edmund Widdowson no solo es un hombre
aburrido y poco sociable, sino que también es absorbente y celoso, lo que hará
que Monica pronto se sienta atrapada y busque una salida en los brazos de otro
hombre.
Finalmente,
nos encontramos con la historia de Rhoda Nunn, una dama convencida de que las
mujeres han de ganarse la vida por sí mismas con trabajos de categoría y
permanecer solteras. El problema es que Rhoda pronto será cortejada por alguien
que está en su mismo nivel intelectual: Everard Barfoot, el primo de mala
reputación de su socia y amiga, Mary. ¿Será auténtico amor lo que surja entre
ellos? ¿Renunciará Rhoda a sus principios y se casará con el galán?
Mujeres singulares
es una revolucionaria obra feminista en la que nos encontramos con un nuevo
tipo de féminas a finales del siglo XIX: aquellas que por decisión propia no
tienen marido y se ganan la vida con gran dignidad. Estas mujeres exigen
respeto de una sociedad que prefiere a una casada aunque sea infeliz (y hasta
maltratada, como el caso de Monica) antes que a solteras y realizadas que no
han de dar cuentas a nadie de sus actos. El problema, como vemos, surge cuando
el amor toca a la puerta de una mujer convencida de su singularidad. ¿Podría
esa mujer decidir dejar de ser soltera e independiente si entendiera que podría
vivir en igualdad con un marido que la quisiera?
Mujeres singulares,
en definitiva, es una obra rica en matices y personajes complejos que nos habla
de temas que en nuestros días todavía nos preocupan, como el maltrato, la
necesidad de algunas personas de casarse por razones equivocadas, la
conciliación familiar y la vida plena que se puede tener estando soltero o
soltera, desde puntos de vista muy interesantes. Una lectura feminista
imprescindible de todos los tiempos. Y tú, ¿a qué esperas para conocer a estas
mujeres y lo mucho que tienen que decir sobre quiénes son?
Cristina Monteoliva