Páginas

martes, 15 de septiembre de 2020

Entrevista: VÍCTOR ATOBAS.


Queridos amigos de La Orilla de las Letras,

¡Tenemos una nueva entrevista que ofreceros para sobrellevar mejor este raro septiembre! ¿Quién es nuestro entrevistado esta vez? Pues ni más ni menos que el autor burgalés Víctor Atobas.
Víctor Atobas (Burgos, 1990) es graduado en Ciencias Políticas (UNED), tiene un máster en Estudios Avanzados en Filosofía (UCM) y actualmente realiza estudios de doctorado en filosofía y literatura. Además, de ser el cofundador y editor de la revista cultural Zoozobra Magazine http://zoozobra.com/ (Accésit en la II Feria Librarte, 2017), ha publicado en el campo literario diversas obras: la novela Manifiesto ni-ni (Autoedición, 2013), el ensayo Autoridad y culpa (Piedra Papel Libros, 2017) y el ensayo El deseo y la ciudad. La revuelta de Gamonal (Zoozobra, 2018). Sus artículos han aparecido en diversos medios digitales y en revistas como Quimera, El Viejo Topo, Nómadas o Viento Sur.  También ha publicado poemas, muchos de los cuales se hallan reunidos en la antología inédita Ruta de fuga, así como cuentos y microrrelatos. La novela La trampa de Tánatos (Zoozobra, 2020) es su última obra publicada y la historia que ha motivado esta entrevista. Así que, sin más dilación, ¿por qué no vamos a ver ya qué tiene que contarnos Víctor sobre sí mismo y esta obra en concreto?

¿Qué tipo de libros sueles leer?
Sobre todo leo novelas, especialmente obras de ciencia ficción y fantasía, aunque también me gustan otro tipo de novelas: desde clásicos hasta novelas postmodernas de carácter más o menos experimental, pasando por la autoficción, la prosa poética, el realismo mágico, las utopías y las distopías, o los libros que publican en España escritores de mi generación. En definitiva, estoy comprometido tanto con lo que suele llamase “baja cultura” como con la “alta cultura”. Quería que la La trampa de Tánatos se basara tanto en Terry Pratchett o J. K. Rowling, como en Marcuse y Hegel.
Leo también ensayo, pero en función del doctorado en filosofía que estoy cursando, de manera que, cuando trato de regresar a la escritura de mi nueva novela, debo esforzarme en escapar del estilo “objetivo” y petrificado propio de la tesis: es decir, el lenguaje fosilizado del ensayo y de la tesis perjudica mi trabajo, aunque prefiero quedarme con el aspecto positivo, y es que aprendo nuevas ideas que luego narrativizo.
Precisamente, gracias a que profesores como Luis Alegre, Sergio Antoranz, Jordi Maiso, David Sánchez Usanos o Fernando Castro, me sugirieron la lectura de ensayos, puedo aprender conceptos e ideas que más tarde traslado a la narrativa. Así que se lo debo a mis profesores, y a mi maestro Jaime Pastor. Después de todo, el balance es muy positivo.

¿Qué ha de tener para ti un buen libro?
Para mí un buen libro es, en cierto modo, un texto revolucionario. ¿A qué me refiero? A que esa novela o ensayo te revoluciona obligándote a pensar, te deja descolocado y te revuelve por dentro hasta que tu ánimo sigue el ritmo del propio texto. Uno, dos, y ¡PUM!, el texto te golpea de lleno. Entonces entras en un diálogo imaginario con la obra: el libro es bueno, pues ha dejado un poso.


© Víctor Atobas.

¿Cuándo comenzaste a escribir?
De niño escribí algunos cuentos, pero de forma esporádica, como un juego. Luego me dediqué más a los videjuegos y las pelis, aunque me sentía culpable jugando tanto tiempo. Pero con 17 años volví a escribir. Autopubliqué La poliédrica en Lulú durante el año 2008. Se trataba de una narración platónica que ahora me parece tan mala que no la incluyo en el conjunto de mi obra –ni siquiera la firmé como Víctor Atobas–, pero supongo que todos debemos escribir mal antes de poder hacerlo mejor. 

¿Buscas la inspiración a la hora de escribir o es ella la que va a tu encuentro?
Creo la inspiración hay que buscarla: no llega de la nada. Es cuestión de trabajo.

¿Cambió el confinamiento a causa de la covid19 tus hábitos como escritor?
Antes de la pandemia llevaba de una vida más o menos solitaria, así que no me afectó especialmente el confinamiento. Esto mismo les ha ocurrido a muchos estudiantes: redactar una tesis requiere largo tiempo de soledad, con que muchos alumnos ya estábamos acostumbrados a vivir recluidos en el monasterio. Una abadía que, por otra parte, no deja de ser hermosa en cierto sentido.

Hablemos de tu novela, La trampa de Tánatos. ¿Cómo surgió la idea de escribir esta historia?
Si me permites el comentario, La trampa de Tánatos y Manifiesto ni–ni son mis mejores obras con diferencia –mucho mejores que los dos ensayos que he publicado–, precisamente por lo que te comentaba anteriormente: el ensayo y la tesis no me permiten expresarme con libertad, de manera que tengo que guardarme lo que me revuelve por dentro para mi trabajo como narrador.  La trampa de Tánatos es fruto de esa represión, así como de la desilusión que sentí cuando comprendí que no me iban a conceder una beca como investigador y que iba a tener que trabajar gratis para la universidad –que se queda los derechos de la tesis–. Así que, en vez de discutir con mis profesores, que no tienen la culpa del sistema académico, me guardé esa rabia reprimida y luego la canalicé a través de la escritura satírica.
La historia comenzó con la escena de la mariposa en el metro de Madrid. Pero la idea de fondo proviene de un concepto filosófico propuesto por Lyotard en La economía libidinal: el goce prostitutivo. Como dice Keylor en la novela, se trata de una especie de vagina o choro – como dice él– que el sistema nos abre para que disfrutemos mientras obedecemos y producimos más y más, obedeciendo a la fuerza destructiva de Tánatos–capital. En la obra aparece repetidamente ese goce emergiendo a la superficie, por ejemplo en la escena de la carrera de coches en la que unos jóvenes se juegan la vida, o en la competición infame por ascender en el ranking de la clase.

¿Por qué la universidad como centro del conflicto? ¿Viven acaso Tánatos y Eros en las universidades españolas?
Para los estudiantes, la universidad es nuestro mundo, así que como la novela se narra únicamente desde el punto de vista de los estudiantes, me parecía que debía situar la ambientación en un campus que representara a toda la sociedad.
Efectivamente, Eros y Tánatos viven en la universidad y en todas partes. Deleuze afirmaba que todos llevamos un fascista dentro, lo que yo entiendo como que todos alojamos a Tánatos en nuestro interior; por tanto, debemos luchar para que triunfe Eros.


© Víctor Atobas.

¿Y por qué situar la acción en el futuro?
Es cierto que he situado la acción en el futuro, pero sólo para satirizar el presente. Es decir, he tratado de captar algunas de las tendencias perjudiciales de hoy en día para trasladarlas a un futuro cercano.

¿Qué puedes contarnos de sus personajes?
Lo primero que me gustaría comentar es que algunos lectores me han preguntado si yo soy Marcos o Sito, y aunque quizás todos los personajes estén retratados a partir de pedacitos de mi propia experiencia, no me sirvo de ninguno de ellos a la manera autobiográfica. Creo que es importante que el lector tenga presente esto: no estamos hablando de un obra de autoficción, confesional o autobiográfica, sino de sátira y de fantasía urbana.
Keylor es un personaje chileno que me atrae especialmente, pero también lleva un Tánatos alojado en su interior, como todos, claro. Marcos y Keylor hacen algo que rompe con toda ética y ahí deberá ser el lector el que decida cómo juzgar las acciones de dichos personajes. ¿Por qué Liliana se comporta de manera diferente a ellos dos, cuando los tres forman parte de la misma célula del Frente Antiprostitución?

¿Qué esperas que los lectores encuentren en La trampa de Tánatos?
Espero poder conectar sobre todo con lectores que hayan pasado por una experiencia difícil durante sus años formativos, ya sea en el instituto o en el universidad. Creo que a esos lectores les gustará la obra, porque está narrada desde el punto de vista de los estudiantes y no incluye las perspectivas de los profesores ni tampoco del resto de empleados de la universidad. Es una obra 100% estudiantil.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?
Actualmente estoy trabajando en una novela de ciencia ficción y de fantasía, pero la obra avanza despacio porque debo centrarme en terminar la tesis.

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?
Es la primera entrevista que me hacen sobre La trampa de Tánatos, y eso me hace muy feliz. Gracias, Cristina, por brindarme la oportunidad de hablar libremente.

Muchas gracias a ti, Víctor, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Esperamos que La trampa de Tánatos atrape a muchos lectores y pronto nos sorprendas con otra obra.
Y a vosotros, amigos del blog, muchas gracias también, como siempre, por estar al otro lado un día más.
Cristina Monteoliva