Mary Shelley fue una mujer única,
adelantada a su tiempo, visionaria y erudita. Escritora, ensayista, dramaturga
y biógrafa es conocida, sobre todo, por su novela más famosa, pero también como
editora de la obra de su marido el poeta romántico Percy Bysshe Shelley. La
biografía de esta autora es de lo más interesante y truculenta, también lo es
la época en la que le tocó vivir. Todo ello inspiró y se plasmó, en cierta
manera, en su obra Frankenstein o el moderno Prometeo.
Para quienes se hayan preguntado alguna vez
cómo una mujer de apenas diecinueve años pudo llegar a concebir un personaje y
una historia como Frankenstein, leer el libro de Esther Cross les
ayudará a entenderlo. La mujer que escribió Frankenstein es una obra
híbrida entre la biografía y el ensayo novelado centrada en la figura de Mary
Shelley, pero también en el contexto en el que nació su novela y en las
personas que formaron parte de su vida, como su marido, lord Byron o su
familia. El libro se construye a través de materiales diversos como diarios de diferentes
personas, cartas, textos de la época, e incluso fragmentos de la novela de
Shelley concebida en la famosa Villa Diodati.
Es
un libro que se lee del tirón, no solo por su extensión sino por lo interesante
del tema y la manera en que está escrito. Con un estilo directo, agudo y
conciso, su autora nos lleva a la primera mitad del siglo XIX, una época muy tenebrosa
de la historia. De su mano conocemos a los resurreccionistas, ladrones de
cuerpos que los vendían a las escuelas de anatomía. La ciencia médica tenía que
avanzar pero no podía hacerlo si no se practicaba sobre cuerpos humanos. Ante
la falta de estos, se generó un mercado clandestino de cadáveres que se
obtenían desenterrando los cuerpos recién enterrados en los cementerios e
incluso asesinando a mendigos y prostitutas.
Mary
Shelley fue una hija de su tiempo. Su madre, la escritora y filósofa feminista
Mary Wollstonecraft, murió en el parto y ella aprendió a leer
en las lápidas del cementerio en el que estaba enterrada. Su relación con el
poeta Percy B. Shelley también se inició cerca de la tumba de su progenitora.
Sus vivencias familiares, sus viajes por el mundo, el ostracismo social al que
fue sometida la pareja, la muerte de sus hijos o las acuciantes deudas que los
perseguían fueron algunos de los hechos que marcarían la vida y la obra de esta
autora.
El libro
que nos ocupa es una pequeña maravilla, casi adictivo en su lectura. A través
de él conocemos un poco más a la madre de Frankenstein y descubrimos un
tiempo oscuro de la historia que parece sacado de una novela de terror. El buen
gusto de boca nos deja con ganas de profundizar más tanto en la figura de la
escritora como en la época que le tocó vivir y que sirvió de marco a una de las
novelas más famosas de todos los tiempos.
María Dolores García Pastor