Cada día desaparece
alguien. La ausencia de estas personas deja un vacío insondable en sus
familiares y conocidos. Son muchas las preguntas que se hacen los allegados. Muchos,
no pararán hasta encontrar al que se ha ido, aunque eso suponga descubrir algo
terrible. Pero, ¿y si esa desaparición fuera del todo fantástica? ¿Dónde ir a
buscar? La respuesta la tienen los personajes de Diana desaparecida, la novela corta de Andrés Álvarez Iglesias de
la que hablaremos a continuación.
La
pequeña Diana es en apariencia una niña feliz. Sus padres no se explican
entonces por qué la niña se levantaría una noche de su cama para tirarse por el
balcón del séptimo piso en el que vivían. Tras el vuelo, no habría cadáver.
Como si la niña se hubiera desvanecido en el aire. Ni los padres ni la policía
se los explican. Tanto los primeros como la segunda, comienzan a investigar. Los
padres emprenderán un viaje fantástico. ¿Conseguirán al final de su aventura
recuperar a su hija?
Esta
es la historia de Diana, una niña pequeña que un día se lanza por el balcón de
su casa y desaparece. No hay cadáver que certifique su muerte, por lo que sus
amorosos padres, Joan y Neus, deciden averiguar lo que le ha pasado, aunque se
jueguen la vida. Joan y Neus emprenderán un viaje fantástico que les llevará
lejos de Palma de Mallorca, el lugar donde viven. Una vez en Francia,
descubrirán cosas que ni siquiera habrían imaginado antes. La cuestión es:
¿conseguirán llegar hasta Diana y recuperarla?
Por
otro lado, tenemos a la subinspectora Ada, que junto a sus subalternos, Tomeu (que
se pasa la vida hablando en mallorquín) y Ramón (que odia que Tomeu hable en
mallorquín), emprenderán también el viaje para encontrar a la pequeña Diana.
Diana desaparecida
es una novela fantástica corta, pero tremendamente intensa, con toques de
terror, que hará las delicias de los amantes del género. Una historia diferente
que está esperando que la descubras para ofrecerte emoción, intriga y mucho
más. ¿A qué esperas para averiguar tú también qué pasó con la pequeña Diana?
Cristina Monteoliva