A nadie se le ocurrió que
algo así podría pasar. Al menos, no en nuestro mundo. Aquí conocíamos los
terremotos, los grandes incendios, las crisis económicas que aprietan (y, a
muchos, ahogan), las olas de calor, las inundaciones y otros desastres que, por
lo general, no nos obligaban a quedarnos en casa. Como ha hecho esta pandemia.
No,
no lo esperábamos. Y ahora estamos todos confinados, escondiéndonos de un
enemigo invisible, tan pequeño y a la vez tan grande que ha hecho que, en
cuestión de unos días, nuestras vidas hayan cambiado de forma radical.
Lo
llevamos como podemos. Unos días se hacen largos, otros, increíblemente cortos.
Echamos de menos ver cara a cara a los familiares, a los amigos, las terrazas
soleadas o pasear por la ciudad, el campo, la playa… Nos preocupamos por los
que nos cuidan, por los que se exponen, por todos los que tal vez no vuelvan
tras esta guerra.
Un
día todo esto acabará. En el futuro le hablaremos a las nuevas generaciones del
año en el que nos robaron la primavera. Pero ahora estamos aquí y tenemos que
seguir adelante.
No
podemos salir físicamente al exterior. Pero nos quedan, entre muchas otras
cosas, los libros, que es de lo que normalmente hablamos en este blog. Gracias
a ellos, podremos viajar con la imaginación al pasado, al presente, al futuro;
a países exóticos o las calles de las grandes ciudades que normalmente
transitamos; a las mentes más sensibles y a las que pecan de todo lo contrario;
a tantos lugares, personajes, situaciones…
Perdonad
que el La Orilla de las Letras lleve
un tiempo sin actualizarse. Como imagino que a todos (o casi todos) los que
estáis leyendo esto, me ha costado un poco acostumbrarme a esta nueva forma de
vida. Ahora que por fin creo estar más tranquila, es hora de volver a recomendaros
los libros con los que os encontraréis tras este periodo anómalo o podréis leer
en breve porque ya lo tenéis en casa; de ofreceros entrevistas de autores que
están deseando que los conozcáis; y de reflexionar, desde mi punto de vista,
sobre temas relacionados con la escritura.
Gracias
por estar al otro lado de la pantalla, amigos lectores. Intentemos todos hacer
esto más llevadero. Intentemos que los libros, como en tantos otros malos
momentos de nuestras vidas, nos ofrezcan consuelo, ilusión y esperanza.
©
Pixabay.