Título: Memorial Device
Autor: David Keenan
Traducción: Juan Cárdenas
Publica: Sexto Piso Ediciones
Páginas: 296
Precio: 21,90 €
Está claro que los últimos años de los
70 y los primeros de los 80 fueron toda una locura en lo relacionado con el
arte y la cultura en España. Toda una revolución que nos ha dejado grandes
películas, canciones y demás. Pero miremos al exterior, concretamente, a
Escocia. Allí podría también haber habido un gran movimiento rompedor. Sobre
todo en el pueblo de Airdrie, nos viene a contar Memorial Device, la singular novela de David Keenan de la que hoy
os voy a hablar.
Cuando eran jóvenes,
Ross Raymond y John McLaughlin se pasaban la vida detrás de los grupos
musicales de Airdrie, siempre con la idea de crear fanzines que nunca llegaban a buen puerto. Años más tarde, Ross
decide escribir un libro en homenaje a Memorial Device y la escena musical postpunk
de la zona y la época. Un libro que se articula a través de un sinfín de
entrevistas a personas que vivieron esos años, que conocieron a los componentes
de Memorial Device y que tienen, sin duda, un buen número de anécdotas
disparatadas por contar.
Todo comienza y termina
en Airdrie, un pequeño pueblo del oeste de Escocia en el que hay una cantidad
impresionante de bandas de rock y punk a
finales de los años 70 y principios de los 80. De todas ellas, la más llamativa
es Memorial Device, de cuyos carismáticos componentes sabremos gracias a los
testimonios que de ellos dan los que los conocieron. Y aunque, como digo, todos
parecen ser bastante llamativos, yo diría que los más emblemáticos del grupo
eran Lucas, el malogrado cantante de la banda (el eterno niño de las manos y
los pies gigantescos), y Mary Hanna, (la bajista y escultora bisexual de la que
todos estaban un poco enamorados).
Podríamos decir que
este libro es una novela aunque yo lo clasificaría como una falsa biografía de
una banda que nunca ha existido pero que puede parecerse a muchas de la época.
La narración se articula a través de los testimonios orales (supuestas
transcripciones literales de entrevistas) de un buen número de personajes,
chicos y chicas que vivieron intensamente aquel periodo, a veces siguiendo una
línea temporal, a veces de forma desordenada. Por supuesto, aquí es todo muy
subjetivo, ya no solo por lo personales que suelen ser los recuerdos de cualquier
ser humano (a la percepción individual hay que añadirle la distorsión del paso
del tiempo) sino también porque muchos de ellos fueron generados bajo el
consumo de alcohol y drogas de todo tipo.
Sexo, drogas y mucha
música. La mayoría de las anécdotas tienen que ver con la combinación de estos
tres factores. Algunas serán verdaderamente tronchantes, otras patéticas y, la
mayoría, inclasificables. De todas ellas mis favoritas son las que incluyen
algún elemento fantástico, convirtiendo a la banda y a la época en algo
verdaderamente mítico.
El libro acaba con tres
apéndices: uno dedicado a la discografía de Memorial Device, un segundo en el
que el autor nos hace un mapa incompleto (pero necesario) de la escena musical
postpunk de Airdrie y los pueblos cercanos entre 1978 y 1986 y un tercero en el
que encontramos el elenco completo de personajes que aparecen en este libro con
una breve descripción de cada uno (imprescindible para no perderse a veces en
la lectura).
Memorial
Device, en definitiva, es un libro tan trasnochado como
hilarante y completo sobre un grupo que nunca existió pero que, insisto, se
puede parecer a muchos otros de la época que sí lo hicieron. Una obra que busca
la autenticidad a partir de las voces de sus personajes y sus anécdotas. Una de
esas historias que piden a gritos ser llevadas al cine. Pero, mientras eso
sucede, leed el libro, amigos de la buena música y los movimientos transgresores,
pues estoy segura que la melodía que encierran sus páginas os cautivará. ¿A qué
esperáis para comprobarlo?
Cristina Monteoliva