Título: Maldad
Autora: Tammy Cohen
Traducción: Ana
Isabel Domínguez y Mª del Mar Rodríguez Barrena
Publica: Ediciones B
Páginas: 400
Precio: 17,50 €
Llega septiembre. Los niños vuelven al
cole y muchos de los adultos que han disfrutado de vacaciones en agosto, a la
oficina. Retomar la rutina es duro, ya lo sé. Un poco menos si tienes buenos
compañeros y un jefe comprensivo. Pero, ¿y si de pronto despidieran a tu jefe de
departamento y el nuevo fuera una persona horrible? Sin duda, ya nada volvería
a ser igual en el trabajo, ¿verdad? Aunque seguro que las cosas no llegarían a
los extremos que alcanzan en Maldad,
la novela de Tammy Cohen de la que hoy os vengo a hablar.
Gill ha sido siempre
una gran jefa para sus empleados. Sin embargo, Mark Hamilton, el dueño de la
empresa, cree que su departamento no está cumpliendo con los objetivos
marcados. Con el fin de hacer que el trabajo mejore, Gill es despedida
fulminantemente. En su lugar llegará Rachel, una jefa eficiente y despiadada
que no dudará en poner a todos los empleados en contra los unos de los otros
con tal de mejorar los resultados. Las cosas van poniéndose cada vez más tensas
en la oficina. Todos tienen secretos y motivos para odiar a la nueva jefa,
también para detestar a los otros compañeros. ¿Qué hará que finalmente ocurra
la tragedia? ¿Habría podido evitarse?
La gente pasa mucho
tiempo fuera de casa, en el trabajo. El centro comercial, el colegio, el
restaurante o la oficina se acaban convirtiendo en tu segundo hogar. Un hogar
en el que convives con compañeros que te caen más o menos bien, y a los que
acabas conociendo a la perfección. Las situaciones que se crean en el rato de
descanso, en las reuniones estratégicas, etc, pueden dar para mucho, ¿y por qué
no para un thriller?, debió de pensar
Tammy Cohen cuando decidió escribir esta novela coral en la que nada es lo que
parece.
Maldad
comienza con el despido de Gill, una jefa que había propiciado el buen ambiente
de trabajo entre sus empleados: Paula, la asistente de más de cincuenta años
que ha de convivir con sus hijos adultos y su ex marido; Sarah, la treintañera
incapaz de llegar a tiempo al trabajo por tener que atender a sus dos hijos
pequeños; Amira, la mujer incapaz de pagar sus facturas a fin de mes; Charlie,
el adicto a la aplicación de citas para gays;
y Chloe, la más joven del equipo, enamorada del ambicioso Ewan. La nueva jefa,
Rachel, no es tan buena como Gill. De hecho, es todo lo contrario. Pronto
intentará manipular a los miembros de su equipo y todas las debilidades de los
mismos quedarán al descubierto. Se crearán nuevas alianzas y se destruirán
viejas amistades. La tensión irá in
crescendo para todos, hasta el punto de hacerles odiar ir a trabajar. La
cuestión es: ¿hasta qué punto se puede tensar la cuerda hasta que esta se rompa
tal y como lo acaba haciendo?
La tragedia es
inevitable. Es algo que sabemos nada más comenzar el libro, en cuanto vemos que
al narrador en tercera persona que nos expone el punto de vista de todos y cada
uno de los trabajadores de la oficina londinense, en la que tiene lugar buena
parte de la trama, le sigue muy de cerca la voz en primera persona de una
psiquiatra veterana que nos cuenta, desde Estados Unidos, la curiosa historia
de un caso que conoció de primera mano cuando era mucho más joven. En el mismo
había niños implicados, traumatizados por algo horrible. Y no os diré más: el
resto tendréis que conocerlo con la lectura de esta novela.
Maldad,
en definitiva, es un emocionante thriller
cargado de pistas falsas y certeras en el que la psicología de todos y cada uno
de los numerosos personajes nos hará comprender el final de una historia que se
desarrolla en una oficina como otra cualquiera. Es en la oficina, precisamente,
donde reside el mayor atractivo de esta historia coral, en toda esa
cotidianeidad con la que es fácil empatizar, esos empleados tan imperfectos y
esa presión que a todos nos resulta tan familiar. Menos mal que las cosas no
suelen acabar como en esta historia, pienso tras su lectura. Pero vosotros no
dejéis de leer este libro. ¡Hacedlo ya! Pues si os gusta el buen thriller y no lo hacéis, entonces sí
estaréis cometiendo una auténtica maldad.
Cristina Monteoliva