Título: Todos estaban vivos
Autor: Javier Bozalongo
Publica: Esdrújulas Ediciones
Páginas: 112
Precio: 12,50 €
Nos pasamos la vida anhelando lo que no
tenemos y quejándonos por minucias. Solo cuando algo grave sucede, nos damos
cuenta de lo que verdaderamente importa: la familia, los amigos, el techo bajo
el que nos cobijamos, los paseos, ese programa de televisión que tanto nos
entretiene… ¡Seguir vivos! Pienso esto tras acabar de leer Todos estaban vivos, el libro de relatos de Javier Bozalongo del
que a continuación os voy a hablar.
Todos
estaban vivos es un libro de narración breve
compuesto por un total de veintiséis cuentos de extensión variable, aunque la
mayoría de ellos son claramente microficciones, que se agrupan en dos
secciones: Uno… (que engloba las doce
primeras piezas) y …y los demás (que
abarca el resto de cuentos hasta el final del libro). Si bien en la mayoría de
estos relatos encontraremos un ácido humor negro y una mirada crítica a la
sociedad actual, podría decirse que los relatos de Uno… están un poco más anclados a lo que podríamos llamar el mundo
real, mientras que los de …y los demás
habitan casi siempre en un mundo fantástico y extraordinario.
El libro debe su título
a una frase que encontraremos en el último relato, precisamente uno de los más
largos, de título En la mitad del mundo.
Gracias a él, asistiremos junto a los personajes del mismo a una alegre convención
de poetas que no acaba como todos esperaban por un hecho tan natural como
sorprendente. Esta historia, sin duda, nos recuerda, como tantas otras que nos
encontraremos en este libro, que vivimos en un equilibrio precario, a punto de
romperse de un momento a otro, y que al hacerlo por fin nos damos cuenta de las
cosas que verdaderamente importan.
Y, sin embargo, las
historias que nos encontramos en este volumen no podrían ser más variadas, si
bien podemos encontrar puntos en común entre ellas, pues ya se sabe que al
final los escritores tienden a fijarse más en unos temas que en otros. Así, el
desamor y la separación de la pareja son temas muy presentes en La palabra más bonita, Alianzas, ¡Sí, quiero!, La carta, Mousse de limón y Fumar mata; mientras que el amor entre dos aparece en relatos como Migajas, Terremoto y Rojo oscuro.
Del desamor y el amor
de pareja pasamos pronto a la familia y sus múltiples y complejos asuntos en
cuentos como Contra la hipertensión, El tiempo de un reloj y Plasma.
La jubilación, la
suspensión del empleo y el mundo de los bancos son temas tan poco explotados
últimamente en el mundo del relato breve (al menos, yo no me he topado con
muchos cuentos que hablen de estos temas en mis últimas lecutras) como
recurrentes en este libro. Ejemplo de ello son los interesantes títulos: Jubilación anticipada, El hombre menguante, Cajero automático y El premio.
La muerte, las pistolas
a punto de dispararse (o ya disparadas) y el peligro son temas que
encontraremos en cuentos como La palabra
más bonita, Migajas, Terremoto, Sobremesa, Objeción de
conciencia, Naked, Hoja de reclamaciones, Nada extraordinario y Desafinado.
Curiosamente, he
encontrado un par de relatos que me resultan difíciles de relacionar con otros
de este mismo libro. El primero de ellos es Campeona,
un cuento que nos habla de la obstinación por seguir adelante, de la superación
hasta el infinito. El segundo es Globalización,
un relato que, en clave de humor, critica este mundo globalizado en el que nos
vemos inmersos hoy en día.
Todos
estaban vivos, diré finalmente, es un libro de
relatos actual, imaginativo, divertido, mordaz y crítico a la par que asequible
para todo tipo de lectores, que invita a buscar el lado divertido a lo negativo,
el análisis de los problemas del mundo actual y la toma de conciencia de lo que
de verdad importa en este mundo tan convulso en el que vivimos. Un libro de
rápida y ágil lectura que, sin duda, deja un buen sabor de boca. Ahora solo
falta que te decidas a sumergirte en sus páginas para descubrir todo lo que
este libro te puede aportar. ¿Te atreves a comprobarlo?
Cristina Monteoliva