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viernes, 17 de marzo de 2017

Reseña: DULCEAGRIO, de Stephanie Danler.

Título: Dulceagrio
Autora: Stephanie Danler
Traducción: María Luz García de la Hoz
Publica: Malpaso
Páginas: 368
Precio: 22 €

Me sentí perdida cuando acabé mis estudios universitarios. En la ciudad en la que había estudiado no había muchas oportunidades, y por aquel entonces tampoco podía desplazarme a otro sitio. Tuve lo que podríamos llamar una crisis nerviosa y luego, claro, salía adelante. Os cuento esto porque acabo de terminar de leer una novela que comienza así, con una chica que termina sus estudios y no sabe qué quiere hacer con su vida. Pero ella es mucho más decidida de lo que era yo en el pasado. Porque ella es de las que coge sus trastos y se va a Nueva York, a la aventura, sin pensárselo dos veces. Se llama Tess y es la protagonista de Dulceagrio, la novela de Stephanie Danler. Si quieres saber un poco más sobre su historia, sigue leyendo esta reseña.
Verano de 2006. A sus veintidós años, Tess acaba de terminar sus estudios en Filología Inglesa y no tiene ni idea de lo que quiere hacer con su vida. Lo único que sabe es que tiene que ir a Nueva York y buscar un empleo con el que subsistir. Una vez en la ciudad, la joven tiene la suerte de encontrar trabajo como ayudante de camarera en uno de los mejores restaurantes. Aunque los comienzos son muy duros, pronto consigue coger el ritmo del trabajo, de los compañeros, de las fiestas nocturnas. Tess es una esponja que necesita empaparse de conocimientos, de experiencias, del cariño que siempre ha anhelado. Pero, ¿estará lista para asumir al final del año las consecuencias de su paso por el restaurante?
La narradora y protagonista de esta novela es Tess, una joven que nada más acabar sus estudios decide marcharse a Nueva York. Tess se siente totalmente huérfana, ya que su madre desapareció pronto de su vida y su padre no ha sido un referente desde entonces. Sin amigos ni aspiraciones de ningún tipo y una autoestima muy baja, se siente feliz cuando consigue empleo en un restaurante de Nueva York, uno de los mejores de la ciudad. El trabajo resulta ser mucho más duro de lo que ella pensaba, pero los compañeros la acogen en su seno, haciéndola sentir parte de una familia. Con algunos podrá cotillear; con otros, beber y drogarse cada noche; y unos pocos serán para la joven un gran apoyo.
Amigos: todos los necesitamos. Son la familia que elegimos por nosotros mismos. El problema es que Tess es joven, inexperta: inocente. Encandilar a una persona inteligente como ella con conocimientos de vinos, de libros, de drogas de todo tipo, de viajes y artes amatorias extremas puede ser bastante fácil. Hacerla creer que unos cuantos años más y unas experiencias tristes en la vida te convierten en alguien más sabio, también. Y, sin embargo, ¿hay algo en el mundo que pueda detener sus nuevas ambiciones?
La historia transcurre a lo largo de un año entero, desde el verano de 2006 hasta la primavera de 2007. Durante 365 días el lector seguirá el progreso evolutivo de Tess en el omnipresente restaurante, tanto empleada como persona. Junto a ella, vivirá el estrés del servicio de cenas, los desastres en la cocina, las inspecciones sanitarias, las conversaciones de los empleados, las manías de los clientes habituales. También las ilusiones, las nuevas ambiciones, las esperanzas y las decepciones. Y al final… Bueno, eso tendréis que descubrirlo leyendo este libro. Por ahora, creo que ya he dicho suficiente.
Dulceagrio  es una novela sobre el duro trabajo en los restaurantes, sus estrictas jerarquías, los conocimientos necesarios para ascender en un mundo como este y la loca vida nocturna en la ciudad de Nueva York; pero, sobre todo, es una obra sobre la juventud, la esperanza, la necesidad de ser amados, las experiencias enriquecedoras y aquellas que dejan un sabor dulce que pronto se torna amargo. Una lectura, en definitiva, que hace honor al título que lleva este volumen, pero que además invita a reflexionar sobre nuestras propias experiencias y expectativas ante la vida y los que nos rodean. Si estás buscando un libro con un sabor sin duda diferente, no lo dudes: este es el tuyo.
Cristina Monteoliva