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miércoles, 13 de abril de 2016

Reseña: ¡DESPIERTE, SEÑOR! de Jonathan Ames

Título: ¡Despierte, señor!
Autor: Jonathan Ames
Traducción: Joan Eloi Roca
Publica: Principal de los Libros
Páginas: 416
Precio: 22,50 € / 9,95 € (edición de bolsillo)

¿Te consideras un gran escritor pero te cuesta mucho pararte delante del ordenador al menos durante diez minutos seguidos para escribir algo? ¿Publicaste hace años tu primera novela y aún esperas que te llegue la inspiración para empezar a escribir la segunda? ¿Piensas que escribes poco porque tu entorno no te ayuda a ello? Pues igual lo que necesitas es leer una novela sobre alguien que se parezca a ti para darte cuenta de lo que te pasa realmente. Una obra como ¡Despierte, señor!, la novela de Jonathan Ames. Precisamente el libro que vengo hoy a comentaros.
Alan Blair es un escritor de treinta años con una sola obra publicada. Aquel primer libro pasó sin pena ni gloria por las mesas de las librerías. Alan, sin embargo, está convencido de que la segunda obra, ese gran libro que hace años pretende escribir, le llevará al éxito social y comercial. Aunque, ¿qué es lo que hace Alan Blair? No mucho, en realidad, aparte de beber mucho vino. Gracias a la sustanciosa indemnización que recibió tras un accidente, el joven vive a cuerpo de rey en casa de sus tíos, ¡pero si hasta ha contratado un ayuda de cámara! Jeeves, que así se llama este, no solo le ayuda hasta en la más mínima tarea, sino que también le acompañará en un viaje de lo más curioso. ¿Conseguirá Alan por fin escribir su obra gracias a sus nuevas experiencias?
Alan Blair, además del protagonista de esta obra, es también el narrador de la misma. Gracias a su forma de contarnos lo que pasa tanto dentro como fuera de él, comprenderemos que su visión de la vida es un poco distorsionada. Así, pronto nos daremos cuenta de que Alan no cree que tenga un grave problema con el alcohol, aunque así sea; de que Alan no se da cuenta de que si no se esfuerza, jamás escribirá su gran obra; y, sobre todo, de que Alan no es consciente de que trata a su ayuda de cámara como si fuera una niñera.
¡Despierte, señor! es una comedia con algún toque dramático. Su autor, Jonathan Ames viene del mundo de la televisión. Esto se refleja claramente en la forma que tiene de narrar esta historia, casi como si de un programa o de una serie de televisión se tratara. Y es que Alan se dirige a nosotros, los lectores, a través de largos monólogos cómicos sobre su vida. Reflexiones extensas llenas de guiños al lector, de momentos de humor, que se entienden cuando pensamos en lo absolutamente egocéntrico y narcisista que es el protagonista.
Alan: ese escritor que espera llegar a la cima de las letras sin mover ni un dedo. Aunque en esta novela se mueve mucho, gracias a sus aventuras y desventuras. Primero se va de vacaciones y luego acaba en un campamento para escritores. Allí conocerá a otros personajes tan singulares como él. Hasta llegará a enamorarse de una artista irresistible. Por culpa de este romance, Alan se verá envuelto en un lío desternillante. Lo mejor, sin duda, de toda la historia.
Aparte de esa parte final tan divertida, yo destacaría dos cosas más de esta obra: la existencia de ese campamento para artistas y la eterna presencia de Jeeves, el ayuda de cámara. Sobre el campamento he de decir que me ha parecido de lo más curioso que un grupo de supuestos artistas se reúnan para desarrollar su creatividad. Sobre todo cuando todos se parecen tanto, en el fondo, al disperso Alan.
Con respecto a Jeeves, he de confesar que su presencia y la manera que tiene Alan de tratar con su criado me ha resultado realmente desesperante. Quizá era eso lo que pretendía el autor: sacar de quicio a los lectores presentando una figura anacrónica comportándose más como un esclavo que como un empleado. O como un robot.
¡Despierte, señor!, en definitiva, es una comedia sobre el mundo de los escritores ficticios y del artisteo que es mera pose; una obra que además de hacernos reír con las disparatadas escenas que vive su protagonista nos hace reflexionar sobre algunos temas, como la dependencia a los demás, la incapacidad para admitir los propios errores, el daño que se le hace a los demás con nuestros actos… Una libro con un título muy acertado que te está esperando desde hace tiempo en tu librería más cercana.
Cristina Monteoliva