Título: Oso
Autora: Marian Engel
Traducción: Magdalena Palmer
Publica: Impedimenta
Páginas: 168
Precio: 20,95 €
¿Cómo nos afecta la soledad no deseada?
¿Hasta qué punto puede hacer que cambie nuestra idea del mundo el pasar
demasiado tiempo sin alguien con quien poder conversar de todo lo que se nos
pasa por la cabeza? ¿Puede llegar una persona solitaria a hacer cosas que el
resto de la sociedad no entienda?, me pregunto tras la lectura de Oso, la novela de Marian Engel publicada
por Impedimenta de la que hoy os vengo a hablar.
Lou es una joven que
trabaja en un instituto dedicado a la historia de Canadá. Un día, su jefe le
anuncia que el dueño de una isla ha donado, tras su muerte, tanto la propiedad
de la isla como la casa que hay en ella. El jefe quiere que Lou vaya a la casa
e inspeccione los libros de la biblioteca del benefactor. Una vez en la isla,
Lou descubre que no está sola en la casa. Fuera, en un cobertizo, vive un oso.
Pronto la joven se acerca al animal e intenta establecer contacto con él. Con
el paso de los días, la bibliotecaria se siente cada vez más cómoda con el
animal. Hasta el punto de querer mantener una relación mucho más estrecha.
Hay novelas que fueron
controvertidas en el momento de su primera publicación y que, curiosamente,
pasados unos años, pueden todavía serlo. Oso,
la novela de Marian Engel es un claro ejemplo de ello.
La historia nos habla
de una mujer solitaria que ha de trasladarse por trabajo a una pequeña isla en
el norte de Canadá. En la isla encuentra un oso domesticado. No creo que
desvele nada si digo que la chica acaba teniendo relaciones íntimas con el oso.
El caso es que Lou está convencida de que está enamorada de él, de que el oso
es el único ser en el mundo que puede llegar a comprenderla.
Hasta ahí lo que nos
encontramos en la superficie. Por supuesto, si miramos más allá, si prestamos
atención a toda la narración, nos daremos cuenta de que en realidad esta es la
historia de una mujer perdida que necesita un tiempo para reflexionar sobre lo
que ha sido su vida, lo que tiene en el futuro y lo que quiere en el futuro. En
definitiva, una historia de autoconocimiento.
Lou, la protagonista de
esta historia, es una joven soltera, trabajadora e independiente que hace con
su vida y su cuerpo lo que le apetece. El problema es que Lou se siente sola.
El viaje al norte de Canadá, a ese paisaje tan idílico y relajado, hará que afloren
en ella muchos sentimientos encontrados.
Lou puede que haga
cosas que la mayoría de la gente no aprobaría. Pero no está loca. Ella es
consciente de todo lo que hace en cada momento, de lo que podría pensar en la
gente, de lo que puede que piense ella después de un tiempo.
Marian Engel no solo
demuestra en Oso su gran capacidad
para perfilar personajes complejos. También, gracias a su narración, el lector
se verá transportado fácilmente al lugar en donde transcurre casi toda la
trama, ese norte de Canadá agreste, salvaje, exótico. Las historias secundarias
que contiene el libro, así mismo, nos aportan interesantes datos sobre la
colonización del país, sobre aquellos primeros pioneros y los que vinieron más
tarde.
Comencé a leer Oso con cierto escepticismo. Por alguna
razón, había llegado a pensar que iba a encontrarme algún tipo de narración
surrealista, una historia con tintes fantásticos y ganas de provocar adrede. Lo
cierto, sin embargo, es que Oso es
una novela lúcida, una historia que puede resultar bastante realista (al menos,
hasta cierto punto) que nos habla de los límites que se pueden llegar a cruzar
en la vida cuando una persona se siente sola, cuando intenta aferrarse
ilusoriamente a un clavo ardiendo. El reto está, por tanto, en intentar
afrontar la lectura olvidando ideas preconcebidas, en conocer todos los hechos
narrados antes de establecer un juicio de valor (o de decidir no hacerlo).
Concluyo esta reseña
diciendo que Oso es una novela
diferente, transgresora, profunda, consciente y conmovedora, un pequeño clásico
inolvidable que nos habla de la propia naturaleza humana, de la relación con
los otros y, sobre todo, de las consecuencias de la soledad no deseada. Y al
final, ¿la bestia era el oso? Atrévete a leer este libro y averigua toda la
verdad.
Cristina Monteoliva