Título: Nos
acostumbraremos
Autora: Zoyâ
Pirzâd
Traducción:
Isabel González-Gallarza
Editorial:
Siruela
Págs: 260
Precio: 21,95 €
/ 9,99 € (epub)
Los medios de comunicación nos acercan a
la realidad de todo el mundo. Aunque no siempre. A veces nos muestran una
realidad sesgada, de tal forma que sentimos que las personas que habitan en Irán,
Irak o La India nos son tan lejanas como los países en los que viven. Son otros
medios los que a veces nos muestran lo mucho que como seres humanos tenemos en
común. Como la literatura. Un buen ejemplo de ello es Nos acostumbraremos, la novela de Zoyâ Pirzâd de la que hoy os
hablaré.
Nos situamos en Teherán, capital de
Irán, a principios del siglo XXI. Aquí vive Arezu, una mujer divorciada con una
hija y una madre a su cargo. Además de una mujer sufridora, Arezu es dueña de
la inmobiliaria que le dejara su padre en herencia. Es gracias a su trabajo
cómo nuestra protagonista conoce a Sohrab Zaryu, un hombre curioso del que
llegará a enamorarse. Los enamorados, sin embargo, no lo tendrán nada fácil. La
cuestión es: ¿conseguirán superar todos los obstáculos o se darán por vencidos
antes de llegar a la última página?
Como decía antes, Arezu, la protagonista
de esta historia, es una mujer trabajadora, la jefa de su propia inmobiliaria
de éxito. Su posición en Teherán es lo suficientemente acomodada como para que no
nos demos apenas cuenta de la situación social del país durante buena parte de
la historia. Cuando Arezu se ve obligada a salir de su círculo de seguridad,
sin embargo, descubrimos que las mujeres de clase social más baja no lo tienen
tan fácil, teniendo que recorrer largas distancias en autobuses donde se las
separa de los hombres para trabajar, o luchando con la drogadicción de unos
hijos que volvieron muy traumatizados de la guerra. También encontraremos
ciertos matices en el momento en el que Arezu se enamora y vemos las
dificultades por las que atraviesa una mujer aún joven y divorciada para
rehacer su vida amorosa.
Arezu tiene una madre y una hija
caprichosas que se pasan la vida reprochándole todo lo que se les pasa por la
cabeza (Ayeh, la hija, por ejemplo, no deja de culparla de su divorcio, cuando
en realidad el matrimonio concertado no funcionó en ningún momento). Nada de lo
que haga Arezu las hará felices. Es por ello que Arezu teme contarles que se ha
vuelto a enamorar y planea volver a casarse.
Por otro lado tenemos a Sohrab Zaryu, el
hombre del que se enamora Arezu. Es el propietario de una tienda de cerraduras
y pomos, lo que no quiere decir que por ello deje de ser un hombre de gustos
refinados y modales exquisitos. Su comportamiento es extraño al principio,
pero, ¿qué persona que se enamora a primera vista de otra no se comporta de
forma rara? Su paciencia con Arezu será infinita. Pero, ¿será su amada capaz de
plantarle cara al mundo por él?
Existe en la narración otro personaje
importante. Se trata de Shirine, la amiga y compañera de trabajo de Arezu.
Durante gran parte de la obra, la vemos como la amiga incondicional, casi como
una hermana. No obstante, llega un momento en el que Shirine se enemista de
forma radical con Arezu, simplemente porque nuestra protagonista se enamora.
Shirine representa a la mujer feminista totalmente liberada, pero también a la
hipocresía más extrema y a la intolerancia. Desde luego, se trata éste de uno
de los personajes más interesantes de la narración, imposible que pase
desapercibida.
Nos
acostumbraremos, diré para concluir, es una exquisita obra
que ayuda al lector a conocer la sociedad iraní en general y la realidad de las
mujeres de aquel país en particular. Gracias a su prosa fluida y reposada, y a
sus naturalísimos diálogos, todos seremos capaces no sólo de comprender a
Arezu, sino también de cogerle cariño a una mujer que no lo tiene nada fácil. Pero,
¿nos acostumbraremos a dejarla marchar una vez cerrado el libro?
Cristina Monteoliva