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domingo, 18 de mayo de 2025

Entrevista: JOSÉ LUIS BURGOS FRESNO

 

Queridos amigos de La Orilla de las Letras,

como ya sabéis, aquí nunca se descansa, mucho menos si tenemos una entrevista interesante que ofreceros, en este caso, la que nos ha concedido el autor José Luis Burgos Fresno. ¿Preparados? Allá vamos:

¿Cuándo descubriste que la escritura era algo más que un pasatiempo?

Creo que desde los 18 o 20 años siempre he sentido que la escritura era una parte esencial de mí. Simplemente, había cosas que era incapaz de expresar de otro modo que no fuera plasmándolas por escrito. Muchas vivencias personales solo adquieren pleno significado cuando se piensan para ser escritas. Creo que escribir es una forma de dar, de algún modo, profundidad a nuestra propia vida.

Luego, por motivos también profesionales, he tenido que escribir desde publicaciones de carácter más técnico a artículos y colaboraciones para algún que otro medio, pero digamos que ha sido en los últimos 8 o 10 años cuando la escritura ha acabado por convertirse en algo esencial.


 © José Luis Burgos Fresno.

¿Qué lecturas crees que te han influenciado como escritor?

Pues depende mucho de la época. Hay muchos escritores del llamado Boom latinoamericano de los 70 que me influyeron mucho durante unos años aunque ahora mismo me pueden resultar algo bastante más ajeno.

Soy —siempre he sido— un gran amante de la novela gótica clásica. Mis gustos son diversos y, por tanto, también mis influencias. Por ejemplo, un autor que me ha fascinado siempre ha sido Torrente Ballester. Pero, si tuviera que destacar a uno por encima de todos, sin duda es Paul Auster. Creo que he leído todos y cada uno de sus libros según iban saliendo desde que allá por los 90 descubriera El palacio de la luna. Sin duda, creo que es el autor que más me ha influido, no sólo como escritor sino a nivel personal.

¿Qué estás leyendo ahora mismo? ¿Nos lo recomendarías? 

Precisamente, ahora mismo estoy releyendo La noche del oráculo, una de las mejores novelas de Auster que es como un complejo juego de muñecas rusas, con una historia dentro de otra historia dentro de otra historia... y que tiene la rara cualidad de que, siempre que pasa a otra historia te deja con ganas de continuar con la anterior.

Justo antes de esto, acabé de leer Otra vuelta de tuerca de Henry James.

Por supuesto, ambos son clásicos y absolutamente recomendables.

¿Cómo compaginas tu trabajo fuera del mundo de las letras con la escritura? 

Pues actualmente bien, ya que, por diversas circunstancias, dispongo de más tiempo que anteriormente.

Durante muchos años he estado trabajando en diversos puestos relacionados con la igualdad de género y, más recientemente, con la cooperación internacional que apenas me dejaban tiempo para dedicarme a otra actividad. Actualmente, compagino la escritura con diversos proyectos culturales y en defensa de derechos humanos.

También intento compaginarlo con la otra de mis grandes pasiones: la música. Nunca me he dedicado a ello a nivel profesional, ni mucho menos, pero sí que hago mis pinitos con la guitarra y el piano, para dar la tabarra a familiares y vecinos.

¿Cómo ves el panorama literario actual?

Creo que es el resultado de un fenómeno que no solo afecta a la literatura, sino a muchas otras expresiones culturales y artísticas, como la música o la fotografía; incluso a profesiones como el periodismo o la propia radio.

La famosa “democratización” que trajo internet posibilitó que muchos creadores no profesionales pudiéramos dar a conocer nuestros trabajos de forma mucho más sencilla a través de la red. La autoedición de libros y discos, los podcasts, los blogs, YouTube... permitieron expresarse a mucha gente que antes dependía de editoriales, emisoras de radio, periódicos, discográficas, etc., para poder darse a conocer.

Por supuesto, eso tiene una faceta muy positiva, pero, al tiempo, creo que tiene dos efectos no tan beneficiosos. El primero es que, ciertamente, la calidad de mucho de lo que ve la luz no cumple con unos mínimos. Lo segundo es que el peso de las editoriales, discográficas, críticos, diarios, etc., se ha diluido tanto que ahora mismo es casi imposible encontrar una referencia por la que guiarse. Cada cual tiene que buscar quiénes son aquellos que le presentan propuestas de gustos similares a los suyos para guiarse de su criterio.

En definitiva, ciñéndonos a la literatura, creo que hay muchísima más oferta, que la calidad media ha bajado ostensiblemente, pero que, al tiempo, hay muchas más obras de excelente calidad, lo que hace que sea más complicado localizarlas. Como ves, un panorama con aristas, diría yo.

Si tuvieras que elegir entre relato y novela, ¿con cuál te quedarías? 

En principio, diría que, por imposiciones derivadas de la limitación de tiempo, siempre me he tenido que mover en el ámbito del relato corto, del artículo de opinión o de la reseña (también suelo hacer “reseñas emocionales”, como yo las llamo, de conciertos a los que asisto, libros que leo, películas que veo, discos que escucho, etc.).

Mi incursión en la novela es bastante más reciente y eso me ha hecho ver que son dos mundos completamente diferentes. Yo diría que hasta la forma de expresarse ha de ser distinta. En el relato predomina la idea. Yo, por lo menos,  ya sean textos que incitan a la reflexión como de pura ficción, me centro sobre todo en la idea a transmitir. En la novela, en cambio, uno se deja llevar por los personajes que, en definitiva, son los que te van guiando. Yo, cuando escribo novela, nunca sé a dónde voy a llegar y, en muchas ocasiones, cuando creo que lo sé, van los personajes y me conducen por caminos totalmente distintos.

De modo que solo puedo decir que ambos: novela y relato.

¿Escribirías una novela de moda para hacerte famoso?  

Si te refieres a la temática —es decir, a que si elegiría una temática de moda para vender más—, la respuesta categórica es NO. Jamás escribiría sobre un tema que no me interesara.

Pero bueno, en realidad, sería un NO extensible a cualquier otro aspecto porque estoy bastante cansado de leer a youtubers, gurús literarios, etc., que siempre te dicen que lo más importante para vender es elegir una portada impactante, hacer una reseña que llame la atención, empezar la novela con un párrafo que enganche, hacer capítulos cortos, acabar cada uno de ellos con algo que te deje con ganas de seguir leyendo, etc.

Francamente, no creo que Auster, Tolstoy o Borges se preocuparan mucho de ese tipo de aspectos. Sé que los tiempos son otros y, quizás, un autor puede hacer alguna pequeña modificación para adecuarse al gusto de su tiempo, pero, en general, creo que cada cual tiene que escribir lo que le pida el cuerpo. Hay oferta para todo el mundo y luego, cada cual, que elija lo que más le guste.

Yo, desde luego, si lo que quisiera es vender productos hechos en serie, me habría dedicado a otra cosa en lugar de a escribir.

¿Por qué has elegido Amazon para dar a conocer tus obras? 

Por la razón más obvia. Ofrece muchas facilidades para quien desea empezar a publicar y no quiere hacerlo poniendo mil o mil quinientos euros por delante. Mi interés no es hacer fama ni fortuna sino poder dar a conocer lo que escribo. Por supuesto, cuando uno escribe desea que lo que hace llegue al mayor número de gente posible, pero eso no implica hablar de ventas millonarias. Creo que Amazon puede cubrir ese aspecto aunque no descarto en absoluto buscar una editorial para publicar mi próxima novela.

¿Qué nos puedes contar de tus libros publicados? 

De algún modo, ambos tienen un origen común: la famosa pandemia.

Durante aquellos meses de encierro, me puse a ordenar archivos que tenía dispersos en el ordenador y descubrí que había varios relatos cortos —algunos de los cuales ni siquiera recordaba— que no solamente me parecieron que tenían bastante calidad, sino que resultaban homogéneos en cuanto a su “espíritu”. Fue así como me decidí a recopilar varios de ellos en un volumen al que llamé Un cuento carmesí y otros relatos.

Lo de Un cuento carmesí es curioso porque no es un cuento mío en solitario, sino un experimento literario que hicimos entre varios escritores que participábamos en un foro sobre música. Como entretenimiento, decidimos escribir una especie de “cadáver exquisito”, una narración conjunta en la que uno empezaba escribiendo algunos párrafos y el siguiente continuaba donde lo dejaba el anterior.

Para mi sorpresa, cuando lo releí años después, me pareció una historia no sólo homogénea, sino llena de misterio y que debía ser publicada.

Fruto de esa revisión pandémica me encontré con una narración inacabada que, en su momento, abandoné porque sentí que necesitaba mucho más desarrollo del que podría darle en aquellos momentos. Ese es el germen de la novela La mirada esmeralda que, para mi propia sorpresa, está teniendo una gran aceptación y, de hecho, esta misma semana está número 1 en ventas de Amazon en una de sus categorías.

La idea de esta novela era hacer una especie de novela gótica contemporánea. Tomar algunos de los elementos característicos de las novelas góticas (de hecho, hay algunas claves que se entienden mejor si nos remitimos a obras como El gato negro de Poe o Los ojos verdes de Bécquer) pero despojarla de todo aquello que tenía que ver con el tradicional lenguaje un tanto barroco, descripciones ominosas, etc. Para ello tuve que hacer un ejercicio deliberado de simplificación del lenguaje para trasladar todo eso a un entorno tan absolutamente cotidiano como puede ser el de un joven arquitecto que vive en un apartamento alquilado del barrio de Malasaña de Madrid.

¿Cuál de tus dos libros te ha costado más escribir?

Sin duda La mirada esmeralda. Al partir de un texto iniciado hace años, me costó encontrar el tono y, de hecho, una vez empezada, tuve que deshacerlo todo y volver a empezar desde el principio, quedándome tan sólo con la parte de la idea inicial para desarrollarla por completo.

© José Luis Burgos Fresno.

¿Qué esperas que los lectores aprendan de tus escritos?

Por supuesto, el primer objetivo es que se diviertan leyendo, que pasen un buen rato con ellos, pero no desestimo la posibilidad de sugerir temas y reflexiones.

No me gusta definir a los personajes, ni siquiera que sean otros personajes los que se definan entre sí. Me gusta que cada uno se vaya definiendo a sí mismo en base a lo que va pensando y haciendo. Creo que eso permite acercarse mucho mejor a las incongruencias que todos llevamos dentro.

Si uno define un personaje como “altruista y sincero”, parece que ya está obligado a presentarse siempre así. Sin embargo, si son sus acciones las que le definen, en unas ocasiones pueden actuar altruistamente y en otras no tanto. Vamos, como nos pasa a todos.

Me interesan mucho, por tanto, las reflexiones internas de los personajes. Algo con lo que creo que las y los lectores se identifican plenamente, haciéndose mucho más partícipes de lo que les va ocurriendo en la trama.

¿Qué nuevos proyectos literarios tienes en marcha?

Pues ahora mismo estoy inmerso en una nueva novela, que me tiene absolutamente absorto.

El tema central tiene que ver con la memoria o, mejor dicho, con la amnesia. El protagonista sufre amnesia anterógrada y, por tanto, solo puede recordar lo ocurrido antes del accidente que le causó este problema y lo ocurrido durante las últimas horas del día en que vive. De este modo, cada nuevo despertar es como si siguiera viviendo en el día siguiente a aquel en el que tuvo el accidente.

Los vericuetos por los que este personaje, que vive solo, se las apaña para poder dar continuidad a su vida con tan corto escenario temporal es una de las claves de la novela.

La otra es que, cuando, finalmente, recupera la memoria (aunque no, evidentemente, de todo lo acontecido durante los años amnésicos), es alguien que tiene ante sí todo un mundo de elecciones. Puede dedicarse a reconstruir un pasado que desconoce, obviarlo o, incluso, inventárselo. Por el contrario, antes sí tiene un futuro libre de cualquier atadura previa y puede ser absolutamente quien quiera ser.

Veremos en qué queda todo.

¿Te gustaría añadir algo antes de terminar esta entrevista?

Nada, solamente agradeceros la oportunidad de realizar esta entrevista y agradecer, sobre todo, a los lectores y lectoras que os habéis acercado ya a mis obras, el haber dedicado unos euros y un rato de vuestro tiempo a compartir mi mundo.

Un abrazo.

Muchas gracias, José Luis, por tu tiempo, tus palabras y tus fotos personales. Te deseamos una carrera literaria larga y próspera.

Y a vosotros, amigos lectores, gracias por estar un día más al otro lado de la pantalla. Ahora, ¡a leer!

Cristina Monteoliva