Ignoro si las cosas
realmente ocurrieron como nos muestran las películas y las novelas, pero lo que
sí sé es que los consumidores de westerns
así quieren creerlo. ¿Se trata de cierto tipo de romanticismo o de todo lo
contrario?, me pregunto tras la lectura de Abel,
la nueva novela de Alessandro Baricco de la que os hablaré a continuación.
Abel
Crow es un sheriff de 27 años en El Lejano Oeste Americano. Su carácter
indomable ha sido marcado a fuego por las relaciones que ha tenido desde su
infancia con sus padres, sus hermanos y, ya de adulto, con su novia, su mentor
y una serie de personajes pintorescos. Gracias a su habilidad con las armas,
podrá salir indemne de cualquier entuerto. Este libro nos cuenta, con sus
propias palabras, por qué es una leyenda.
Hay
novelas difíciles de clasificar. Abel,
una historia sin una trama central, es una de ellas. Y es que Abel se puede
leer como una novela, pero también como un libro de relatos. Los 27 capítulos
nos presentan distintas historias dentro de la historia de vida de su
protagonista, el indomable sheriff, sin un orden cronológico establecido. Los
distintos personajes que rodean al actor central, la novia que entra y sale, la
madre que hay que rescatar del patíbulo por orden de la hermana, los hermanos,
las curanderas, la bruja india, el maestro que siendo apenas un niño aniquiló a
la tripulación de un barco pirata, aparecen y desaparecen en un baile narrativo
casi infinito.
Esta
es una novela original, escrita con el genuino estilo de Barocco, que al mismo
tiempo recoge entre sus páginas todos los tópicos del género. Abel, nuestro narrador protagonista, sin
ir más lejos, es buen tirador y un hombre duro forjado por sus traumas de
infancia y juventud. Es héroe y antihéroe al mismo tiempo: el tipo con el que
seguro que los amantes del género congenian fácilmente.
No
sé si los westerns tradicionales, los que contienen todos los tópicos del
género, como decía antes, son algo romántico o todo lo contrario. Desde luego,
hay algo de encantador en Abel, a
pesar de su crudeza y sus momentos incómodos. Es momento de que leas por ti
mismo la obra y decidas si vas a amarlo o no.
Cristina Monteoliva