Muchos de los que leáis
esta reseña seréis muy jóvenes, pero seguro que hay alguien por ahí que se
acuerda de los dibujos animados de La
abeja Maya. He crecido creyendo toda la vida pensando que aquella alegre
serie era una idea original de sus creadores, cuando en realidad ya existía un
libro titulado Las aventuras de la abeja
Maya, del autor alemán Waldemar Bonsels, escrito mucho antes. ¿Queréis
saber de qué va este libro? Os lo cuento a continuación.
Tras
nacer y conocer ciertas nociones básicas de su especie, la pequeña abeja Maya
decide que lo de fabricar miel no está hecho para ella. Sin miedo a los
peligros que habrá fuera de la colmena, sale de ella y se dispone a vivir
pequeñas y grandes aventuras. En su peregrinar por el bosque, conocerá todo
tipo de insectos: escarabajos, libélulas, mosquitos, mariquitas, incluso
peligrosas arañas y traicioneros avispones. Valiente como ella sola, se
atreverá a acercarse a los humanos, por los que siente fascinación. Pero,
entonces, si tan bien está por su cuenta, ¿qué la hará volver a la colmena con
tanta urgencia?
En
el mundo de las abejas todas tienen una función determinada hasta que nace
Maya, la pequeña rebelde que prefiere ir a conocer mundo antes que cumplir con
su misión. Durante gran parte del libro, la veremos viviendo aventuras bastante
similares en capítulos que repiten un esquema en el que Maya conoce a un
insecto en una situación agradable a veces, no tanto otras, y entabla una
conversación con él.
En
la naturaleza, hay bichos más o menos amistosos, más o menos crueles. Así, Maya
se va a encontrar con seres inofensivos, pero también con otros que no dudarán
en comerse a uno de sus amigos delante de sus ojos o intentar zampársela a
ella.
El
libro cambia su estructura fija y predecible muy avanzada la narración, justo
cuando Maya se encuentre con algo que la ponga en peligro no solo a ella, sino
también a… Mejor lo leéis por vuestra cuenta, pues no quiero chafaros la
sorpresa.
Las aventuras de la abeja Maya
es un libro infantil, de aquellos que tratan a los infantes como los seres
inteligentes que son, que viene a enseñar a los más pequeños que, aunque no
todo es blanco ni negro en el mundo animal, sus componentes suelen aceptar sus
papeles con agrado (menos Maya, evidentemente) por la buena convivencia. La
estructura de sus capítulos hace que esta sea una lectura ideal para aquellos
que prefieren tomar los libros a pequeños sorbos o, dicho de otra manera, a
capítulo por día. Eso sí: cuando se desata la acción, estoy segura de que las
páginas irán pasando de una forma mucho más ágil.
Recomiendo
en especial esta edición publicada por Nórdica por su maquetación cuidada y sus
deliciosas (casi tanto como la miel) ilustraciones de Ester García. Creo que si
Waldemar Bonsels estuviera vivo a estas alturas, habría quedado tan encantado
con este volumen como yo.
Dicho
todo esto, ¿a qué esperas para darle voz a tu niño interior y a la nostalgia de
otros tiempos? ¿Le darás una oportunidad a esta díscola abejita?
Cristina Monteoliva