ResSi algo hemos aprendido
tras ganar la Selección Femenina de Fútbol española la Copa del Mundo es que el
ámbito del deporte rey en este país está muy lejos de ser algo idílico. De
igual manera, hay muchas otras instituciones que, al menos, hasta hace unos
años, registraban ciertas irregularidades, por decirlo de una forma suave. La
Universidad estaría entre ellas, tal y como denuncia en su novela
autobiográfica la investigadora que firma con el pseudónimo de Auri Lizundia.
Estamos hablando de Becaria en llamas
busca comunidad de cerillas, el libro del que vamos a hablar en esta
reseña.
Tras
romper con su novio, Auri se va a vivir con dos amigos investigadores, uno de
ellos cubano y la otra, una pija que lo ha tenido todo fácil en su vida (y que
acaba resultando tan buen amigo como el otro compañero de piso). Si bien en
casa las cosas no van mal, pronto el trabajo como becaria en la universidad se
convertirá en un verdadero infierno. Tras tocar fondo, Auri decidirá denunciar
lo que le pasa. Pero no solo ante las propias instituciones, sino ante el mundo
en general. Para que su plan funcione, necesitará aliados. ¿Conseguirá que los
otros becarios, tan explotados como ella la apoyen?
Esta
es la historia de la que una vez fue investigadora y estudiante de doctorado,
la que firma con el pseudónimo de Auri Lizundia. En el momento de la narración,
Auri es una mujer que vive sometida a grandes dosis de estrés en la
universidad. Su superior no se porta nada bien con ella y los otros becarios,
también agobiados por el sistema, no parecen querer reaccionar. Hasta que Auri
toma cartas en el asunto, soltando todo lo que lleva dentro.
Que
esta novela autobiográfica esté firmada con pseudónimo no es lo único original
que vamos a encontrar en la narración (la ficción autobiográfica suele aparecer
con los nombres y apellidos reales de quien narra sus vivencias), ya que,
además, la historia nos es contada por un cuaderno de campo que, al igual que
otros objetos pertenecientes a los becarios, tiene vida propia.
La
Universidad, al menos cuando yo estudiaba, nunca fue un lugar idílico. Para conocerla
en profundidad, tal y como nos enseña esta novela, hay que ser becario y
descubrir que no solo vas a cobrar una miseria por tu trabajo, sino que también
vas a esta sometido a un montón de abusos. O no. Me gustaría pensar que, puesto
que los hechos aquí contados ocurrieron hace ya años, algo ha cambiado en los
últimos tiempos en las facultades de este país. Sea como sea, espero que esta Becaria en llamas busca comunidad de
cerillas sirva para despertar consciencias y para enseñarnos que si algo
está mal en cualquier institución, hay que intentar cambiarlo. Aunque solo seas
una simple becaria mal pagada con unos aliados tan insignificantes en el
sistema como tú.
Cristina Monteoliva