¿No crees que por más
que intentemos buscarle una explicación a ciertos sucesos siempre hay cosas que
se nos escapan a la razón? Cosas como las caras de Bélmez de la Moraleda.
Porque por más que parezcan manchas de aceite o de cualquier otra sustancia, lo
cierto es que la ciencia no ha logrado todavía explicar por qué salieron un
buen día en la casa de unos campesinos. Si quieres conocer un poco mejor este
fenómeno, sobre todo sus orígenes, lo mejor es que te hagas con un ejemplar de El infierno empieza aquí, la nueva
novela de Luisa González y precisamente el libro que comentaremos en esta
reseña.
Bélmez
de la Moraleda (Jaén), 23 de agosto de 1971. María Gómez Cámara estaba friendo
unos pimientos en el fuego cuando se percató de la presencia de una extraña
mancha en el suelo de la cocina. Al fijarse mejor, se dio cuenta de que la
mancha parecía una burlona cara humana. Aunque el marido de María picó el suelo
para deshacerse de ella, la cara volvió a brotar en la nueva capa de cemento. Más
tarde, llegarían otras caras, siempre enigmáticas y controvertidas: todo un
misterio que superaría a un pueblo y que llegaría hasta nuestros días.
Esta
es, en esencia, la historia de una mujer de pueblo, María Gómez Cámara, que vio
cómo su mundo cambió un buen día de agosto, tornándose un verdadero infierno.
Como
tantas amas de casa, María freía un buen día pimientos sin saber que algo
extraño estaba ocurriendo en su cocina. Las caras empezaron a brotar de las
paredes y el suelo. Llegarían los vecinos, el Alcalde (lo escribo con mayúsculas
pues así aparece en el texto), el Parapsicólogo y un sinfín de personajes que
perturbaron tanto la vida de la buena señora como el fenómeno paranormal que se
estaba dando en su hogar.
La
novela nos habla de aquel primer tiempo de las caras de Bélmez, de cómo unos y otros
intentaron encontrar sin éxito una explicación al asunto.
La
narración, sobria pero efectiva, se centra fundamentalmente en la figura de
María Gómez Cámara. El resto de los personajes son nombrados por la función que
cumplen alrededor de ella: el Marido, el Alcalde, el Parapsicólogo… La mujer,
sencilla y casera, se nos muestra como la posible generadora de los entes.
Pero, ¿cómo? ¿Y por qué? El misterio está servido.
Han
pasado los años y las incógnitas alrededor de este misterio paranormal son las
mismas. Tal vez nunca sabremos qué son de verdad las caras y por qué surgieron
en la casa de María Gómez Cámara y no en cualquier otra. En todo caso, me ha
resultado muy interesante leer El
infierno empieza aquí, una excelente novela sobre cómo empezó todo, lo que
supuso para María y para todo el pueblo: un verdadero infierno. Y tú, ¿a qué
esperas para descubrir este misterio?
Cristina Monteoliva